miércoles, 25 de marzo de 2020

PREPAREMOS TODO EL TIEMPO DE VIDA PARA EL ENCUENTRO CON CRISTO






Toda mi vida he tenido que “estar preparado”. De niño, tenía que llevarme las manos para prepararme para comer. De adulto, el estar preparada para responsabilidades importantes sigue siendo una constante realidad. Pero he llegado a la conclusión de que nada es más transcendental QUE ESTAR PREPARADO PARA NUESTRO ENCUENTRO CON CRISTO.

Hablando de la venida del Señor, Juan nos dice:

                                                                1 Juan 3:3                                            
Y todo aquel que tiene esta esperanza puesta en él, se purifica a sí mismo, así como él es puro.

Juan odia el concepto de “GRACIA BARATA” (la idea de que podemos acudir a Dios para que nos perdone, deleitamos por ello, y luego vivir de cualquier forma que se nos antoje). La gracia de Dios es gratis, pero es sumamente cara. Requirió que Cristo ofrendara su vida, y nos exige la muestra cuando la recibimos. Después de consolarnos de inmediato con el mensaje de que somos hijos de Dios, Juan nos desafía a actuar como tales. Hay una perfecta conexión entre nuestra justificación (el veredicto de Dios de “INOCENTE”) y nuestra santificación (la forma en que vivimos nuestras vidas para Dios). La primera no nos costó nada. La segunda nos costó todo. En cuanto a la justificación, decimos: “NO PODEMOS”. En cuanto a la santificación, decimo: “SI, SI PODEMOS”.

Mientras consideramos la posibilidad de que el Señor Jesús vuelva este año, asegurémonos de estar preparados. Esforcémonos para ser puros como Él lo es y esperemos con ansias el día cuando las lágrimas, el dolor, el sufrimiento y la muerte sean reemplazados por el gozo eterno de su presencia.


RLM