viernes, 20 de marzo de 2015

DIOS PROHÍBE EN EL PRIMER MANDAMIENTO – TEMA 01 : No tendrás dioses ajenos delante de mí.




DIOS PROHÍBE EN EL PRIMER MANDAMIENTO – TEMA 01

 “No tendrás dioses ajenos delante de mí.” Dios lo dice a ti, a mí y a todas las demás personas en el Primer Mandamiento. Nos prohíbe tener dioses ajenos delante o fuera de él. “Esto es,” dice Lutero (Cat. May., Mandamientos, #1), “deberás considerarme a mí sólo como a tu Dios.” El Señor es el único Dios. Él mismo dice, Is. 42:8: “Yo Jehová, este es mi nombre.” Él es Jehová, el Señor supremo del cielo y la tierra. Fuera de él no hay otro Señor. Y “nuestro Dios está en los cielos; todo lo que quiso ha hecho.” Sal. 115:3. Es el Dios todopoderoso, que puede apoyarnos y ayudarnos en toda necesidad. Es el Dios verdadero. (Jer. 10:10). — Y este Dios, el Dios verdadero y viviente, quiere que lo tengamos como nuestro Dios. En Is. 42:8 nos dice: “Y a otro no daré mi gloria, ni mi alabanza a esculturas.” ¿Cuál es la gloria que debemos darle sólo a él? Mat. 4:10. Quiere que lo glorifiquemos a él sólo como nuestro Dios, adorándolo sólo a él, confiando en él como el que nos da todo bien, que quiere y puede ayudarnos en toda necesidad. (“Dios es aquél de quien debemos esperar todos los bienes, y en quien debemos tener amparo en todas las necesidades. Por consiguiente, tener un Dios no es otra cosa que confiarse en él y creer en él de todo corazón, como ya lo he dicho repetidas veces. La confianza y la fe de corazón pueden hacer lo mismo a Dios que al ídolo. Si son la fe y la confianza justas y verdaderas, entonces tu Dios también será justo y verdadero. Por lo contrario, donde la confianza es errónea e injusta, entonces no está el verdadero Dios ahí. La fe y Dios son inseparables. En aquello en que tengas tu corazón, digo, en aquello en que te confíes, eso será propiamente tu Dios.” Cat. May., Mandamientos, #2.) Dios no quiere dar su gloria, su fama a otro. No debemos dar la gloria que pertenece a Dios a ninguna otra persona ni cosa, de modo que lo adoremos, lo confiemos, y esperemos apoyo y auxilio de ella en la necesidad. Hacerlo será establecer un ídolo delante de Dios. En todo caso, esas cosas no son dioses verdaderos, porque hay sólo un Dios verdadero; todos los otros son dioses falsos, o ídolos, o como la Biblia los llama, “esculturas”, Isaías 42:8. El servicio que los hombres rinden a estos ídolos se llama idolatría. El pecado que el Señor nos prohíbe en este mandamiento es toda idolatría.

Dios prohíbe que demos su gloria a otros dioses, a dioses falsos, y de esta manera practicar la idolatría. Sin embargo, hay tantas personas que están hundidas en la idolatría.

1.    Pensamos primero en los paganos que nunca han oído la palabra de Dios. Saben que existe un dios (Rom. 1:19), pero no conocen al verdadero Dios, de modo que inventan para sí otros dioses falsos. Muchos consideran el sol o los animales como dioses, y los adoran. Otros hacen para sí imágenes y las adoran como sus dioses, como hicieron los Hijos de Israel en el monte Sinaí. Ex. 32. La Escritura nos cuenta muchos otros ejemplos de tal idolatría. (Por ejemplo 1 Sam. 5:2; 1 Reyes 18; Hechos 19:24 etc.) Esos paganos consideran que criaturas, cosas creadas, sean sus dioses y los adoran. Ésa es la idolatría grosera, considerar una criatura su dios y adorarla.

2.    Hay todavía otra clase de gente que practica la idolatría grosera, la Iglesia Católica Romana. Es cierto que los católico romanos confiesan al verdadero Dios, pero en su necesidad invocan a los santos muertos, especialmente a la Virgen María. Así también ellos consideran a criaturas sus dioses y los adoran. — El Señor en su palabra prohíbe con firmeza toda esta idolatría. Mat. 4:10. (Ex. 20:4,5). Ésta es además una necedad, porque los ídolos no pueden ayudar, son ídolos mudos y muertos. Salmo 115:3,4. (Compare también Jer. 10:1sig.; Isaías 44:8sig.; Isa. 63:16.)

3.    Hay todavía otros que practican tal idolatría grosera. Podemos pensar en los judíos actuales. Los judíos en un tiempo tenían al verdadero Dios. Pero han rechazado al Mesías, el Hijo de Dios, y así han rechazado al verdadero Dios. Juan 5:23. Ahora tienen a un dios falso. La misma situación existe con muchos de los incrédulos en nuestros días, especialmente las logias. Éstas rechazan al Dios trino. En sus propios pensamientos inventan otro dios y lo adoran. Ellos también tienen a una criatura, una creación de su propia mente, como su dios. Se tiene que decir lo mismo de las sectas que rechazan al Dios trino, tales como los Testigos de Jehová y los Mormones.

Aparte de esta idolatría grosera existe otra clase de idolatría. Nuestro mandamiento dice: “No tendrás dioses ajenos delante de mí.” Mucha gente confiesa al verdadero Dios con la boca, externamente no adora a la criatura como a su dios, pero en su corazón quita la gloria de Dios y la da a otro. En lugar de adorar al verdadero Dios, hacen otra cosa su dios. Nuestra relación con Dios es esencialmente asunto del corazón. Lutero dice en el Catecismo Mayor: “En aquello en que tengas tu corazón, en aquello en que te confíes, eso será propiamente tu Dios.” La gloria que el verdadero Dios quiere tener de nosotros es que le temamos, amemos y confiemos en él sobre todas las cosas. El que teme otra cosa más que a Dios, que ama y confía en ella en su corazón más que en Dios, le quita la gloria que pertenece a Dios y comete el pecado de la idolatría. Esta clase de idolatría no es tan evidente como la otra. Por eso se llama idolatría sutil. Es idolatría sutil cuando uno teme, ama o confía en la criatura más que a Dios. ¿Pero a qué se adhieren los hombres en sus corazones? ¿Qué es lo que ellos convierten en dioses falsos en sus pensamientos? La Sagrada Escritura nos menciona muchas cosas.

1.    Prov. 3:5. Muchos hombres dependen de su entendimiento, de su sabiduría y astucia. Goliat confió en su fuerza física. (1 Sam. 17:45). Los fariseos confiaron y dependieron de sus obras y su piedad. (Luc. 18:11,12). Hay personas que dependen de sí mismos, de sus dones corporales, intelectuales o espirituales. El que lo hace, roba a Dios la gloria y hace a sí mismo su dios. (Jer. 9:23,24).

2.    Otros temen a otras personas más que a Dios. Mat. 10:28. Rehúsan hacer lo que Dios quiere porque temen el odio y el disgusto de las demás personas. O les aman más que a Dios. Mat. 10:37. O ponen su confianza en ellos, Jer. 17:5. Esperan su consuelo, ayuda y apoyo de personas ricas, poderosas, o de alta reputación. Ponen carne, es decir, los hombres débiles, por brazo, esperan su ayuda de ellos, les hacen su dios. Así sus corazones se apartan del Señor, dan la gloria que le pertenece a él a los hombres, que no pueden salvar.

3.    También podemos cometer idolatría con otras cosas, apegando nuestros corazones a ellas, y temiendo, amando y confiando más en ellas que en Dios. En Mateo 19:16 leemos de un joven rico que tenía su corazón apegado a su dinero y bienes y los amaba más que a Jesús su Dios. Hay muchos que inclinan su corazón a su dinero y bienes y ponen su confianza en ellos. Son avaros, y un avaro es un idólatra, que hace el dinero su dios y no tiene herencia en el reino de Dios. Ef. 5:5. Además oímos de otro hombre rico, que vivía todos los días entre esplendor y diversiones. Luc. 16:19. Amaba más que a todo su buena vida, los goces y satisfacciones de esta vida. Su vientre era su dios. Fil. 3:19. Otros, por su parte, buscaban especialmente la gloria y alabanza de los hombres. El que inclina su corazón a los bienes, deleites y cosas, que teme, ama o confía en ellos más que en Dios, roba a Dios su gloria, convierte las cosas en su dios, y así comete idolatría.

4.    Por último, hay una forma especial de idolatría. El Salmo 14:1 habla de los que dicen en su corazón: “No hay Dios.” Hasta hay personas que se atreven a afirmar que no hay un Dios. La Biblia los llama necios. Niegan la existencia de Dios contradiciendo su mejor conocimiento. Y el pasaje dice por qué niegan a Dios. Se han corrompido. Viven malvada e impíamente, y para silenciar su conciencia, niegan la existencia del Dios santo y todopoderoso, que castigaría sus obras vergonzosas. Por eso son una abominación ante Dios junto con sus obras. Sin embargo, también estas personas son idólatras. Niegan a Dios, pero tienen algo a que se apegan sus corazones, ya sea a sí mismos, o a otros hombres, o los bienes y las cosas de este mundo.

5.    Éste es el pecado de la idolatría, el cual Dios prohíbe en este mandamiento, que uno roba a Dios la gloria que le pertenece, y de hecho adora a alguien más como a Dios, o apega su corazón a algo más en este mundo al lado de o encima de Dios.


6.    Huyamos de este pecado. Está bien enraizado en nuestro corazón. Por naturaleza todo nuestro corazón está alejado de Dios y siempre busca en la criatura su ayuda y consuelo. También nosotros los cristianos estaremos tentados con frecuencia a este pecado, y tenemos que luchar contra él. Especialmente en nuestros días ha prevalecido la idolatría sutil, inclinar el corazón a los bienes y goces de este mundo. Y la idolatría, también la sutil, es un pecado gravísimo, porque ofende directamente a Dios y es la raíz de todos los demás pecados. El Señor maldice al hombre que pone su confianza en la fuerza humana y aparta su corazón del Señor. Jer. 17:5.

PRIMER MANDAMIENTO – TEMA 02 : Dios nos manda en este mandamiento.




PRIMER MANDAMIENTO – TEMA 02
Dios nos manda en este mandamiento

Cuando Dios nos prohíbe tener otros dioses, al mismo tiempo nos manda algo. No debemos tener ningún otro Dios delante de él. Con eso nos dice que debemos tenerlo a él, el único Dios verdadero, por nuestro Dios. Es nuestro Dios y quiere serlo, y nosotros debemos considerarlo y honrarlo como tal. Eso sucede cuando, en las palabras de nuestro Catecismo, tememos y amamos a Dios, y confiamos en él sobre todas las cosas. Esa gloria no la quiere compartir con ninguna criatura, y no debemos quitársela.

Debemos temer a Dios sobre todas las cosas.

1.    Debemos temer a Dios. Dios exige de nosotros el temor del Señor. ¿De qué clase de temor a Dios se habla aquí? Cuando Adán y Eva habían pecado, tenían miedo de Dios y se escondieron (Gen. 3:10). Su conciencia les acusaba y temían el castigo. Todos los pecadores tienen miedo del castigo merecido, pero no es el temor de Dios que él quiere que tengamos según este mandamiento. Dios mismo nos enseña cuál es el verdadero temor a Dios en Gen. 17:1. “Yo soy el Dios todopoderoso.” Así habla al creyente Abraham. Es el Todopoderoso, que ha creado todas las cosas. Somos su creación, y él está elevado y exaltado muy por encima de nosotros. Un niño obediente teme a su padre cuando lo honra como el que está en una posición superior. Tiene temor o reverencia por su padre. Dios es el Altísimo, de modo que debemos reverenciarlo aún más. El pasaje siguiente, Salmo 33:8, nos dice esto. Dios es el Todopoderoso, el que ha hecho los cielos y la tierra. Cuando él habla, sucede la cosa. Por tanto, toda la tierra, todos los hombres, deben tener temor o reverencia ante este gran Dios.

“Anda delante de mí.” Así habla el Señor a Abraham a continuación, Gen. 17:1. Con esto nos demuestra en qué consiste el verdadero temor a Dios, andar todo el tiempo delante de Dios, como en la presencia de Dios. Él está presente en todas partes y está cerca de nosotros en todo tiempo. Siempre debemos estar conscientes de que el Dios todopoderoso nos ve, y así todo lo que hacemos en obras, palabras y pensamientos lo debemos hacer como en su presencia, con temor o reverencia delante de él. — Un niño evita hacer el mal cuando sabe que su padre lo está viendo. En esa circunstancia especialmente evita ser desobediente. Teme entristecer y agravar a su padre y lo evita. Nuestro Dios es un Dios santo, que aborrece el pecado y se sentirá triste y agraviado por ello. Si andamos con temor delante de Dios, huiremos del pecado aun cuando no haya ningún hombre que nos vea. Evitaremos entristecer y agravar a Dios con el pecado. Nos esforzaremos por guardar sus mandamientos. Por eso Dios agrega en Gen. 17:1: “Y sé perfecto.” El que tiene en su corazón el verdadero temor a Dios vivirá de una manera piadosa y santa delante de él. José demostró este temor a Dios en Gen. 39:9. Cuando fue tentado al pecado, se acordó de Dios. Temía hacer ese grande mal, pecar contra Dios, y entristecer y agravar a Dios con tal pecado.

2.    Así nuestro Catecismo nos dice que debemos temer a Dios “sobre todas las cosas”, o sea, debemos temer más a Dios que a cualquier criatura. Dios es el Señor altísimo. Mat. 10:28. Un hermoso ejemplo de este temor de Dios lo tenemos en los tres hombres en el horno ardiente, Dan. 3; lo mismo que en Juan el Bautista, Mat. 14:3-5.


El temor que el Señor manda es que tengamos a Dios delante de nuestros ojos, que andemos delante de él en temor y reverencia como delante de nuestro querido Padre, y que evitemos entristecerlo con nuestro pecado. El temor del Señor es una virtud gloriosa; es el principio de la sabiduría y de un buen entendimiento. (Sal. 111:10).

EN EL PRIMER MANDAMIENTO - TEMA 03 : Amemos a Él sobre todas las cosas.




EN EL PRIMER MANDAMIENTO -  TEMA 03
El Señor nos exige aún más en este primero y principal de los mandamientos. Quiere que nuestros corazones se inclinen hacia él de modo que lo amemos a Él sobre todas las cosas.

1.    Un niño recibe de sus padres toda clase de beneficios. Sus padres son para él una gran bendición. El niño ama a sus padres como a sus benefactores, como una gran bendición. Dios también es benéfico. Todo bien procede de él. Dios es un bien mucho más grande aun que nuestros padres. Todo lo que tenemos de nuestros padres finalmente proviene de Dios. Y él nos da además una abundancia de los más ricos dones y beneficios para cuerpo y alma. En consecuencia, debemos a Dios mucho más amor que a nuestros padres. — Todo bien terrenal es perecedero y se deshace. Sólo Dios permanece. Hasta nuestros padres nos dejan, pero Dios nunca nos abandona. Él es el sumo bien. Por tanto, debemos amarle a él más que a cualquier otra cosa. Así considera el salmista a su Dios. Sal. 73:25,26. Aprecia a Dios más que al cielo y a la tierra, que al cuerpo y a la vida. Está listo a dejar todo, con que todavía le quede Dios. Él es su sumo bien. Amamos a Dios sobre todas las cosas cuando lo tenemos por nuestro sumo bien, cuando estamos listos a dejar todo por él. No obstante, hay más.

2.    El salmista dice que Dios es la roca o consuelo de su corazón y su porción. Su corazón se apega a Dios. Y Dios sigue siendo la porción de su corazón cuando cielo y tierra se destruyan, cuando carne y alma desfallezcan. Su corazón no se fija en el cielo y la tierra con sus bienes, sino sólo en Dios. Con todo su corazón se adhiere a él. Éste es el amor que Dios nos exige, que nos adhiramos de todo corazón a Dios. Amarlo con todo el corazón significa, como Cristo mismo lo explica, amar a Dios “con todo tu corazón, con toda tu alma, y con toda tu mente” (Mat. 22:37). Debemos dar todo nuestro corazón a Dios. Es cierto que debemos amar al prójimo, pero no por sí mismo, sino por causa del Señor y su voluntad, pero no como a Dios, ni mucho menos más que a él, Mat. 10:37. Amamos a Dios sobre todas las cosas cuando lo consideramos nuestro sumo bien y nos adherimos a él con todo el corazón.


3.    Sin embargo, el amor a Dios no es sólo un sentimiento que tenemos en el corazón. El verdadero amor tiene que demostrarse y probarse en toda nuestra vida. El niño que ama a sus padres hace lo que ellos le dicen, y lo hace voluntaria y gustosamente. Con eso da prueba de su amor. Nuestro amor hacia Dios debe demostrarse en que guardemos sus mandamientos, y no por obligación y con renuencia, sino con gusto y gozo. (1 Juan 5:3). Tenemos un hermoso ejemplo de tal amor en Abraham, Gen. 22. Él de buena voluntad obedeció el mandato de Dios, aunque le fue muy difícil hacerlo. Dio a su hijo, lo más precioso que tenía en la tierra, por amor a Dios.

EN EL PRIMER MANDAMIENTO – TEMA 04 : Confiemos en él sobre todas las cosas.




EN EL PRIMER MANDAMIENTO – TEMA 04
Si Dios va a ser realmente nuestro Dios, una tercera cosa nos es necesaria, que confiemos en él sobre todas las cosas.

1.    Debemos confiar en Dios. Confiar realmente quiere decir que dependemos de la fidelidad de alguien. Podemos ver en el Salmo 118:8 lo que significa confiar en Dios. Significa depender de él, Prov. 3:5, o estar seguro de que él es nuestra ayuda, Salmo 42:12 (salvación mía), esperar de él la ayuda y el apoyo. Aprendemos especialmente en qué consiste esta verdadera confianza en Dios, y cómo se demuestra, en el ejemplo de David en su lucha con Goliat. (1 Sam. 17:45-46). Goliat dependía de su propia fuerza y poder, en sus armas. David salió en el nombre de Jehová de los Ejércitos. Conocía bien la pobreza de sus armas, sabía que era demasiado débil para vencer al gigante, pero dependió de Dios, de que él era todopoderoso de modo que podía ayudar (compare especialmente el v. 37), y deseaba hacerlo, que es fiel y nos ha prometido su ayuda. Debemos tener esa confianza en Dios en todo tiempo, pero se demuestra especialmente en el momento de la necesidad; entonces debemos confiar sobre todas las cosas en que Dios nos ayudará.

Todavía el Salmista sigue en Sal. 42:11: “Porque aún he de alabarle.” Es un aspecto de la confianza en Dios que creamos en todo tiempo, especialmente en la necesidad y la tribulación, que Dios es y quiere ser nuestro Dios, que siempre está bien dispuesto hacia nosotros. Debemos esperar sólo el bien de Dios. Aun cuando no comprendemos sus caminos, cuando lo que nos envía nos parezca mal, debemos confiar en que sus caminos son buenos. (Véase Job 1:21; “Si tienes un corazón que no sabe esperar de Dios sino el bien y especialmente en las necesidades y carencias... entonces tendrás ciertamente al único y verdadero Dios.” Cat. May., Mandamientos, #28). Confiar en Dios significa que dependamos de él, como de alguien que puede y quiere ayudar en toda necesidad, y esperar sólo el bien de él.


2.    Debemos también confiar en el Señor sobre todas las cosas. Prov. 3:5 nos indica lo que eso quiere decir. “Fíate de Jehová con todo tu corazón.” Confiamos en el Señor con todo el corazón cuando dependemos de él con todo nuestro ser. Ciertamente debemos utilizar todo lo creado, los medios terrenales que están disponibles. Si no los queremos utilizar ponemos a prueba a Dios. (Mat. 4:6-7; Cat. May., Mandamientos, #26). Ordinariamente Dios quiere ayudarnos por medios terrenales. (Eso se puede explicar por ejemplos de la vida diaria, por ejemplo, que en tiempo de enfermedad, se debe utilizar a los médicos y los medicamentos, etc.) Pero no debemos depender de estos medios, sino sólo de Dios. Y cuando los medios terrenales son ineficaces o fracasan, no debemos desesperarnos, sino confiar en Dios, en que él todavía puede ayudar. Así demostramos que dependemos solamente de él.

PRIMER MANDAMIENTO – TEMA 05 : Conclusión



PRIMER MANDAMIENTO – TEMA 05
Conclusión


Cuando tememos, amamos y confiamos en Dios sobre todas las cosas, entonces no tenemos ningún ídolo, entonces Dios en verdad es nuestro Dios. Temer, amar y confiar en Dios es algo que sucede en el corazón, así que Dios en este mandamiento nos exige el corazón, de hecho todo nuestro corazón. (“Comprenderás ahora fácilmente, qué y cuánto exige este mandamiento, esto es, todo el corazón del hombre, toda su confianza depositada solamente en Dios y en ningún otro.” Cat. May., Mandamientos, #13). “Tener un Dios, retenerlo, es que el corazón lo atrape y se adhiera a él.” Cat. May., Mandamientos, #15. Este mandamiento es el más grande. Todos los demás están incluidos en él. Por eso nuestro Catecismo comienza la explicación de todos los demás mandamientos con las palabras: “Debemos temer y amar a Dios.” Si no tememos y amamos a Dios, no podemos cumplir ningún otro de los mandamientos; por otro lado, cuando de corazón tememos y amamos a Dios, guardaremos también todos los demás mandamientos. El cumplimiento de todos los demás tiene que fluir del temor y amor de Dios. (Compare la pregunta 19). En este Primer Mandamiento se resumen todos los demás. Con este mandamiento todos los demás se cumplirán o se quebrantarán.

¿LA FUENTE DE TODO LO QUE SE ENSEÑA EN LA IGLESIA DEBE SER?





¿LA FUENTE DE TODO LO QUE SE ENSEÑA EN LA IGLESIA DEBE SER?


La Sagrada Escritura o la Biblia, que es la palabra de Dios. Todo lo que creemos como cristianos lo tomamos de la Sagrada Escritura; demostramos por ella todas las doctrinas que se enseñan también en nuestra instrucción catequística. Por eso es necesario aprender siempre mejor lo que tenemos en la Biblia o la Sagrada Escritura. 

¿LA FUENTE DE TODO LO QUE SE ENSEÑA EN LA IGLESIA DEBE SER?



¿LA FUENTE DE TODO LO QUE SE ENSEÑA EN LA IGLESIA DEBE SER?


La Sagrada Escritura o la Biblia, que es la palabra de Dios. Todo lo que creemos como cristianos lo tomamos de la Sagrada Escritura; demostramos por ella todas las doctrinas que se enseñan también en nuestra instrucción catequística. Por eso es necesario aprender siempre mejor lo que tenemos en la Biblia o la Sagrada Escritura. 

¿CUÁL ES LA NATURALEZA DE LA SAGRADA ESCRITURA?






¿CUÁL ES LA NATURALEZA DE LA SAGRADA ESCRITURA?

Se llama Escritura, porque está escrita. Se llama Sagrada Escritura, porque los que la escribieron son los santos hombres de Dios. 2 Pedro 1:21. Los que escribieron este libro fueron hombres santos, hombres de Dios, a quienes él envió con el fin de que escribieran la Biblia. Esos santos hombres de Dios fueron los profetas, los evangelistas y los apóstoles.

Pero hay todavía mucho más que decir acerca de la Sagrada Escritura. Tanto la palabra que Pablo predicó como la que escribió a los tesalonicenses la aceptaron como la palabra de Dios. (1 Tes. 2:13). Así lo que escribieron los santos hombres de Dios, la Sagrada Escritura, es la palabra de Dios. Es cierto que quienes la escribieron son hombres, pero aún así es la palabra de Dios. La Biblia dice esto de sí misma. 2 Ped. 1:21. Los santos hombres de Dios no escribieron nada más porque ellos decidieron hacerlo. No la escribieron por su propia voluntad. El Espíritu Santo, que es Dios, los inspiró. La Escritura se escribió por inspiración del Espíritu Santo. — De esa inspiración del Espíritu Santo resulta algo más. 2 Tim. 3:15-17. (“Toda la Escritura es inspirada por Dios”.) La Escritura es dada por Dios. Él la dio a los santos hombres, como si les hubiera dicho de antemano lo que deberían escribir. (Aunque no es adecuado, se puede usar el ejemplo de un maestro que dicte algo a sus alumnos.) Los profetas y apóstoles fueron sólo instrumentos. Dios es el verdadero autor de la Escritura; de modo que la Sagrada Escritura es su palabra. Fue escrita por inspiración del Espíritu Santo. Toda la Escritura es inspirada por Dios. No es cierto, entonces, que Dios sólo haya inspirado una parte de la Escritura, solamente algo de las doctrinas principales. Más bien todo lo que se llama Sagrada Escritura, todo lo que está en la Biblia, Dios lo inspiró. Toda la Escritura la proporcionó Dios. Él la inspiró tal como está escrita. Dio a los profetas y apóstoles no sólo los pensamientos, sino las palabras mismas. (Se puede usar el ejemplo de un maestro, que encarga de tarea a sus alumnos un tema con los principales pensamientos, en contraste con un maestro que dicta palabra por palabra. Realmente Dios uso la personalidad y estilo de cada autor, y aun así controló todo el proceso para que el resultado fuera su palabra.) El hecho de que Dios inspiró no sólo los pensamientos sino también las palabras se ve especialmente en el versículo 1 Cor. 2:13. Pablo afirma de sí mismo y de los demás apóstoles, que han hablado y también escrito con palabras que el Espíritu Santo ha enseñado. Así toda la Sagrada Escritura en su contenido y su forma es la palabra de Dios. La Biblia se llama la Sagrada Escritura porque es la palabra del Dios santo, y su contenido también es santo.

La Sagrada Escritura es la palabra de Dios (Preg. 5B). Él es su verdadero Autor. Pero Dios no puede mentir. (Núm. 23:19). Así la Sagrada Escritura contiene sólo la verdad, divina e infalible. Ya que toda la Escritura es la palabra de Dios, todo en la Biblia es también cierto, no sólo las cosas más importantes, sino también las cosas que parezcan secundarias. No hay ningún error en la Biblia. Por eso podemos depender totalmente de lo que esta palabra nos dice, en cada situación de la vida, en toda necesidad y en la muerte. (Sal. 33:4). Debemos comparar todo con este libro para ver si es cierto. Lo que sea contrario a la Escritura tenemos que rechazarlo como mentira y error. Ya que la Escritura es la verdadera e infalible palabra de Dios, la llamamos también la Biblia; “el Libro”, es decir, el libro por excelencia.

Muchas veces en nuestra instrucción vamos a encontrar cosas que parecerán imposibles según nuestra razón humana. En estos casos, es necesario recordar quién habla en la Escritura, el Señor todopoderoso y veraz. Será necesario que sujetemos nuestra razón a la palabra de nuestro Dios salvador. 2 Corintios 10:5.


Hemos aprendido que la Sagrada Escritura o la Biblia es la palabra de Dios, porque la escribieron los profetas, evangelistas y apóstoles por inspiración del Espíritu Santo, y por eso es infaliblemente verdadera y cierta.

¿CON QUÉ PROPÓSITO DIOS HIZO QUE SE ESCRIBIERA SU PALABRA?






¿CON QUÉ PROPÓSITO DIOS HIZO QUE SE ESCRIBIERA SU PALABRA?
También la Biblia misma nos da clara información en cuanto a esto

2 Tim. 3:15. Este versículo indica su propósito: La Escritura debe enseñar, instruir, y hacernos sabios. Y nos enseña no tanto las cosas temporales, las cuales también podemos aprender por nuestra razón, sino las que sólo Dios puede decirnos y revelar. Instruye “para la salvación”. Nos enseña cómo podemos ser salvos. En este mundo no hay nada más importante que podamos aprender. La Escritura claramente nos indica el camino por el cual seremos salvos: “por la fe en Jesucristo”. Jesucristo, nuestro Salvador y Redentor, quien nos salva por su gracia, es el verdadero centro, corazón y estrella de toda la Sagrada Escritura.

El apóstol dice que las Escrituras pueden instruirnos para la salvación. Son adecuadas para alcanzar este propósito. Las Sagradas Escrituras pueden instruir. Contienen todo lo necesario para ello, de modo que no necesitamos nada más, ninguna nueva revelación, ninguna doctrina o clave de la razón, ninguna tradición oral. La Escritura es perfectamente adecuada para su propósito. — Si la Escritura debe instruirnos, también tiene que estar clara, de modo que cualquiera pueda entenderla. Y así es. Se llama una “luz”. (2 Ped. 1:19; Sal. 119:105). No es necesario hacer brillar una luz, porque es en sí brillante, e ilumina otros objetos. Así la Escritura es en sí misma clara e inteligible. No se necesita ningún intérprete especial (contra el error papista). Cada cristiano puede entenderla por medio de la misma Escritura, en la medida en que sea necesario para la salvación. — Y finalmente, la palabra de Dios es viva y eficaz. (Heb. 4:12). La Escritura obra en nosotros lo que nos enseña. Juan 5:39. Por medio de ella tenemos la vida eterna. (Rom. 1:16). Da testimonio de Cristo. Por medio de este testimonio, obra en nosotros los humanos la verdadera fe y nos conserva en ella y nos salva.

Pero si la Sagrada Escritura debe alcanzar este propósito, tenemos también que usarla con diligencia y fidelidad. (Juan 5:39). Debemos escudriñarla, es decir, investigarla con celo, leerla repetidamente. (Luc. 11:28). Debemos oír la palabra de Dios y guardarla con fe; entonces nos salvará. De hecho, debemos aprender y conocerla desde la niñez. 2 Tim. 3:15-17. Si usamos así las Sagradas Escrituras, serán útiles para enseñarnos, para redargüirnos, etc. Entonces el cristiano estará completamente preparado para toda buena obra.

Para usar correctamente la Biblia, debemos entender una distinción básica en el mensaje bíblico, la distinción entre ley y evangelio. Preguntas 6,7,8. Esta distinción se menciona en la Biblia misma, por ejemplo en Juan 1:17: “Pues la ley por medio de Moisés fue dada, pero la gracia y la verdad vinieron por medio de Jesucristo”. En otros pasajes se habla de la misma distinción, pero con otros términos, como “letra” y “espíritu”, 2 Corintios 3:6. En la ley, Dios exige algo de nosotros, nos dice cómo debemos actuar y ser, y condena nuestro pecado. Se encuentra un resumen de la ley en Marcos 12:30,31: “Y amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, y con toda tu alma, y con toda tu mente y con todas tus fuerzas. ... Amarás a tu prójimo como a ti mismo”. Sin embargo, nadie hemos cumplido esa ley. Como resultado, la función principal de la ley es mostrarnos nuestro pecado y nuestra condición de ser condenados por él, Romanos 3:20.


El evangelio, por otro lado, es las buenas nuevas de nuestra salvación en Jesucristo. Nos habla del amor de Dios hacia el mundo perdido, de modo que envió a su Hijo para que todo el que crea en él tenga vida eterna en vez del castigo del infierno, Juan 3:16. Este mensaje nos anuncia que Cristo mismo llevó una vida perfecta en nuestro lugar, y luego sufrió por nosotros el castigo que hemos merecido por quebrantar la ley divina. El resultado es que el Dios santo nos considera justos y santos (2 Corintios 5:21). Este mensaje tiene el poder de producir la fe y la salvación. Romanos 1:16. Por medio de la fe, que produce el evangelio, también recibimos poder para comenzar realmente a agradar a Dios con verdaderas buenas obras. Colosenses 1:5,6.

¿LA DIVISIÓN DE LAS SAGRADAS ESCRITURAS?



 ¿LA DIVISIÓN DE LAS SAGRADAS ESCRITURAS?

Dios en una ocasión estableció un pacto con el pueblo de Israel en el cual les dio los Diez Mandamientos. (Deut. 5:2). Este pacto, el de la ley, no debía durar para siempre, sino solamente hasta Cristo. Luego debía entrar en vigencia un nuevo pacto en su lugar. (Jer. 31:31). Hay, entonces, dos pactos, uno antiguo y otro nuevo. Otra palabra que se usa por pacto es testamento. Tenemos también dos testamentos, uno antiguo y otro nuevo. Todo el tiempo en que estaba vigente el antiguo pacto, el antiguo testamento, o sea, todo el tiempo antes del nacimiento de Cristo, se llama también el Antiguo Testamento. Todos los libros de la Sagrada Escritura que los profetas escribieron en el tiempo del antiguo pacto, antes de Cristo, y se entregaron a la iglesia judía, se conocen como colección con el nombre de Antiguo Testamento. Todos los libros de la Escritura que escribieron los evangelistas y apóstoles después del nacimiento de Cristo, y entregaron a la iglesia cristiana, se llaman el Nuevo Testamento. Así dividimos las Escrituras en el Antiguo y el Nuevo Testamentos. (Aquí, si hay tiempo y es necesario, se puede hablar de los libros individuales de las Escrituras, de su división en libros históricos, doctrinales y proféticos, etc.)

Los dos Testamentos, el Antiguo y el Nuevo, nos instruyen para la salvación por medio de la fe en Jesucristo. Están de acuerdo en su doctrina. Pero el Antiguo Testamento señala en profecía al Cristo venidero, mientras el Nuevo Testamento mira hacia el pasado al cumplimiento de las profecías en el Cristo que ya apareció.

Como conclusión. Una breve amonestación para que no permitan que nadie les quite su fe en la Biblia como la palabra de Dios, y para que usen diligentemente la Escritura.
a. 

I Crónicas 3: La Familia de David



1 CRÓNICAS 3
La Familia de David


VER


Versículo 1      “David”: El capítulo 3 narra la historia de David. Trata de sus hijos hasta el período de los reyes, el exilio y el regreso, hasta la época de Esdras. Éste es el corazón de la genealogía de Judá, que empezó al principio del capítulo 2.

Versículo 17    “Joacim”: Si acaso no está familiarizado con la historia de Judá cuando fue llevado al exilio, tal vez quiera leer 2 Reyes 24:8-17; 25:27-30. Éste es el relato de Joacim, el último rey de Judá.

      DISCUTIR

1.      Toque los puntos de interés de la historia de David mencionando algunos de sus hijos con quien esté usted familiarizado.

Amnón debió haber ocupado el trono, pero Absalón lo mató por el asunto con Tamar. Absalón fue el hijo que se rebeló contra David y trató de quitarle el reino. Adonías más tarde trató de usurpar el reino de Salomón, pero David frustró sus esfuerzos. Salomón nació de David y Betsabé, y fue el sucesor de David.

2.      La línea de David contiene ejemplos del pecado y la gracia. ¿Cómo pudo el rápido repaso de Esdras de los hijos de David haber animado a los exiliados? 

Toda la nación de Israel desobedeció a Dios. Así como Dios perdonó a David, así Dios perdonó a Israel. Él no rechazó a David y a sus descendientes, sino que permaneció fiel a sus promesas. Esto reafirmó en la mente de los judíos que Dios permanecería fiel a las promesas que les hizo.

3.      Los versículos 17-24 enumeran los descendientes de David después del exilio. ¿Qué ánimo podría haberles dado esto a los judíos de la época de Esdras? 

La línea de David seguiría. Un horroroso exilio no había terminado la línea. No importa que los judíos se consideraran frágiles, la línea de David era firme y fuerte.

       APLICAR

4.      La línea de David no se extinguió durante el tiempo de los reyes (cuando las dinastías del norte se alzaban y caían regularmente). ¿Qué lección nos enseña esto hoy? 

Dios continuará siendo fiel a las promesas que dio a David. Sus promesas se extendieron al futuro. Culminaron con Jesús, cuyo reinado perduraría para siempre. Esas promesas nos afectan. En un mundo donde la iglesia aparece débil y se burla de Cristo y lo pone en ridículo, podemos estar seguros de que su reino continuará hasta que regrese a juzgar a toda la gente.


La línea de David fue el corazón de la genealogía de Judá. Por medio de David, Dios cumplió su promesa de un Salvador

jueves, 19 de marzo de 2015

I Crónicas 2: Los tres hijos de hezron: Ram, Quelubay y Jarameel



I CRÓNICAS 2
Los tres hijos de Hezrón: Ram, Quelubay y Jarameel



     VER

Versículo 1   “Israel”: Note que el escritor no usó el nombre de Jacob sino el de Israel, el cual significa “el que lucha con Dios”. Recuerda a sus lectores las victorias espirituales que su padre Jacob había ganado y que ellos como descendientes de Israel podrían también ganar.

Versículo 3    “Judá”: El patrón del escritor hasta ahora ha sido el de ocuparse primero de las figuras menos importantes en la genealogía, y al último se ocupa de las figuras importantes. Aquí invierte el patrón y se ocupa primero del hijo más importante de Jacob. Judá recibe un trato que se extiende hasta el 4:23.

Esta sección de Crónicas usa una estratagema común en las Escrituras en hebreo. El escritor pone el contenido más importante en el centro de la sección. (Por ejemplo, el conocido capítulo 53 de Isaías que habla del Salvador que se dio a sí mismo por nosotros, es el capítulo central de la segunda parte de Isaías, 40–66.  Es el punto culminante de Isaías II.) La genealogía de Hezrón, que incluye a David, forma el centro de esta sección. Mientras que la mención de la subtribu de Ram, de la cual vino David, forma el sujetalibros de esa sección central. Es como si el escritor estuviera diciendo que el rey David es el centro de la genealogía de Judá, así como el sujetalibros que lo mantiene todo junto. 
  
     DISCUTIR

1.                   La línea del Salvador pasó por Judá, Fares y Hezrón. ¿Quiénes son los tres hijos de Hezrón      que formaron las tribus más importantes?

             Ram, Quelubay y Jerameel. Señale a la clase cómo están dispuestos: Ram, Quelubay,                          Jerameel, Quelubay, Ram (David).

2.              El escritor no se opuso a señalar los secretos vergonzosos de Israel. ¿En qué forma lo hizo en los versículos     3 y 4?

Todos tenemos secretos vergonzosos que intentamos mantener ocultos. Somos pecadores. Sin embargo, el Señor vino para salvar a los pecadores. Esto está claro por el hecho de que el Salvador se remonta a Judá a través de un hijo que Judá tuvo con su nuera Tamar. 

3.      Preste mucha atención a la familia de Ram (10-17). ¿Cuáles personajes principales son familiares? ¿Qué le recuerdan estos nombres?

Booz fue el esposo de Rut. Isay fue el padre de David. Los otros seis hijos de Isay fueron los hermanos de David. Los tres hijos de Sarvia fueron líderes en el ejército de David. Amasá fue un general famoso a quien Joab mató. Estas personas traen a la mente la gloria de la casa de David y sus destacados parientes.

4.      Fíjese en el versículo 35. Algunas veces a Israel se le ve como a una sociedad más bien exclusiva. En un sentido, lo era. No obstante, los extranjeros podían unirse a su sociedad y compartir su fe. ¿Cómo expresó Sesán el deseo de Dios de que todas las naciones lo adoraran?

Él no tuvo ningún hijo. Pero dio a su hija en matrimonio a un siervo egipcio. Podemos suponer que ese egipcio llegó a creer en el Dios de Israel.


Esdras comenzó a contar la historia de David, el gran rey de Israel.

1 Crónicas, Versículos 05 al 54: Cronología desde Adán hasta Jacob (Israel)



1 Crónicas 1
Cronología desde Adán hasta Jacob (Israel)
1 Crónicas, Versículos 05 al 54

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Lo más probable es que el libro de 1 Crónicas lo haya escrito Esdras, sacerdote que sirvió al pueblo de Judá después de que la gente regresó del exilio babilónico.
 
Esta información nos ayuda a comprender la naturaleza del libro y presentará un tema unificador para este estudio.

Si alguna vez hubo un tiempo en su historia cuando el pueblo de Dios necesitó ánimos, fue después de que había terminado el exilio. Los pueblos vecinos podrían ocasionarles muchos problemas. El templo nuevo que construyeron no se comparaba con el antiguo.

El libro de Crónicas es más que una lista de nombres. Esta lista consta de algo parecido a la taquigrafía. La mención de un nombre trajo recuerdos de historia – de la historia de Israel. El pueblo recordó la gloria de su pasado, las promesas que había heredado, y el pecado que le ocasionó el exilio y su actual condición humilde. Ésta es la historia que Esdras quiso contar, a menudo a través de listas de personas. Esta historia animaría a los judíos y les advertiría que no cometieran los pecados de sus padres.

DISCUTIR

1.                  El escritor presentó a Israel en un pasado lejano. ¿En dónde empieza la historia de Israel? ¿Qué nos recuerdan estos orígenes?

Empezó con Adán, la persona que recibió primero la promesa de un Salvador. Nos lleva a Noé, quien nos recuerda la gracia de Dios al conservar viva la raza humana.

2.                  Analice las genealogías que se encuentran en los siguientes versículos.

                     Versículos 5-7
Jafet fue el padre de los gentiles que vivieron al norte, en Europa.
                     Versículos 8-13
Cam fue el padre de los egipcios y de otra gente africana y también de los cananeos que                       desempeñaron un papel importante en la historia de Israel. (Vea la lista familiar en los                  versículos   13-16.)
                     Versículos 17-27
Sem es el padre de la gente que vivió al este, que incluye a los parientes de Abraham.

3.                  Esdras con frecuencia se ocupó primero de las personas menos importantes, haciéndolas a un lado, para luego ocuparse de las figuras más importantes. Desde este punto de vista, evalúe los versículos 28-54.

Esdras se ocupa primero de Agar y Cetura, y termina con la primera esposa de Abraham, Sara.

4.                  ¿Cuál podría ser una razón de que Esdras mencione los varios reyes que vinieron de la línea de Esaú?

Dios prometió a Abraham que de su linaje saldrían reyes. Por lo tanto, Esaú fue bendecido con descendientes reales. Además, los edomitas fueron importantes en la vida posterior al exilio de los judíos.

APLICAR

5.                  ¿Qué lugar ocupa usted, creyente del siglo XXI, en esta lista de personas?

Por fe somos hijos de Abraham. La historia de estas personas también es nuestra historia espiritual.

Esdras se remonta a la historia de la gente de Dios hasta Abraham, Isaac y Jacob.


martes, 17 de marzo de 2015

¿Se dividió la Iglesia por dentro? ¿Se pudo evitar?

QUIÉN ES EL QUE  DIVIDE

Si nos fijamos en la palabra orgullo se puede ver lo que está justo en el medio de ella; siempre será la división, la persona que está llena de orgullo es casi siempre la causa de división, no sólo en las iglesias, en el lugar de trabajo, en la política, en la casa… en cualquier lugar que este tipo de persona este. Observe cuántas veces hay gente que dice “yo” “Me gustaría esto, quiero eso, creo que esto”, y “creo que”; esto es orgullo! Hace unos años, una gran iglesia se dividió por algo que fue sorprendentemente trivial… no concordaban en ideas y en las críticas. ¿Te imaginas cómo Cristo, que es la Cabeza de la Iglesia, debe sentirse cuando los creyentes dividen una iglesia sobre algo que no es esencial como ideas y críticas? ¡Qué terrible testimonio es esto, es para los que no son cristianos! Deben pensar a sí mismos: “Si cristianos ni siquiera pueden ponerse de acuerdo sobre ideas y críticas  en la iglesia, yo no quiero ser parte de ella… ya hay suficiente división en el mundo donde vivo, gracias!” ¡Qué vergüenza.



LA VERDAD DIVIDE

Es cierto que la verdad divide y algunas veces una iglesia tiene causa justificada para dividirse. Cuando una iglesia denominaciones decidió cambiar su declaración de creencias y sacar la parte donde dice “la Biblia es la Palabra infalible de Dios” algunos de los miembros preguntaron ¿por qué? Algunos habían llegado a la convicción de que la Biblia tenía error de en ella, por lo tanto, no podríamos decir que era infalible (sin error) por lo que parte de la iglesia decidió no ser miembros de esa iglesia porque no respetan la Palabra de Dios como perfecta. ¿Quién puede culparlos? Yo también saldría de allí, así que hay muchas buenas razones para que los miembros se vayan o se dividan para formar otra iglesia cuando se ponen declaraciones contrarias a la fe o se cortan de su declaración de creencias fundamentales de la doctrina de Cristo. Verdades como que Jesús no tiene pecado y su resurrección no es algo que podamos negociar y estas cosas no pueden ser algo que una iglesia puede mantener y continuar llamándose iglesia. Eso sería hacer de ellos una secta. Cuando la Palabra de Dios es atacada o no creída, correctamente, en realidad, se está atacando a Dios y su carácter. Siempre que hay una mezcla de verdad y error, no es más verdad. Para una iglesia dividirse por causa de temas doctrinales de la fe cristiana no sólo se sugiere… es absolutamente necesario.

DIVISIONES CON PROPÓSITO

Algunas iglesias no tienen visión ni propósito y otras no tienen ni evangelismo entre sus miembros. Algunas iglesias han dejado de tener comunión y no celebran más la Cena del Señor. Esto también son cosas por las cuales las iglesias se dividen. Podría venir de un cambio simple declaración de la misión. Cuando la iglesia comienza sólo a mirar hacia adentro y no hacia arriba y hacia el exterior, se vuelve narcisista y centrada en sí misma. CUANDO LOS MIEMBROS SÓLO ESTÁN INTERESADOS EN ENTRAR EN SUS CORRILLOS PRIVADOS SUPER SANTOS PARA CONVERTIRSE EN LOS “ELEGIDOS” Y CUANDO ESCOGEN SÓLO SENTARSE EN SUS BANCAS, SE CONVIERTEN EN LAS PAPÁS DE LAS BANCAS. Es entonces cuando la iglesia y sus miembros son casi inútiles a Cristo que es la cabeza de la Iglesia. No es extraño que algunos se separen de tales iglesias para buscar otra iglesia.

RAZONES BÍBLICAS PARA QUE LA IGLESIA SE DIVIDA

Por un lado, los cristianos no están viviendo como cristianos entre sí mismos si están se separando o dividiendo sin ninguna buena razón. Efesios 4:12 dice que Cristo “dio a los apóstoles, los profetas, los evangelistas, los pastores y maestros, para equipar a los santos para la obra del ministerio, para la edificación del cuerpo de Cristo, hasta que todos lleguemos a la unidad de la fe y del conocimiento del Hijo de Dios, al hombre perfecto, a la medida de la estatura de la plenitud de Cristo “(Efesios 4:11-13). El objetivo es alcanzar la unidad de la fe, pero hemos fracasado a menudo en “Someteos unos a otros en el temor de Cristo” (Efesios 5:21) en muchos casos. Pablo dice que la iglesia debe “por amor los unos a los otros” (Gálatas 5:13) “ser de la misma mente, teniendo el mismo amor, estando en pleno acuerdo y de una misma mente” (Filipenses 2: 2) y “No hacer nada por egoísmo o por vanagloria, sino con humildad, estimando a los demás como superiores a ustedes mismos. Que cada uno de ustedes vean no sólo a sus propios intereses, sino también por los intereses de los demás “(Filipenses 2: 3-4), pero esto es lo que muchos cristianos a menudo no hacen; piensan más en sí mismos, se sirven a sí mismos por ambición personal, ven sólo sus propios intereses y no los intereses de los demás… y esto hace que las iglesias se dividan debido a la intensa fricción que estas naturalezas carnales crean. Muchos creyentes viven sólo en modos opuestos de lo que manda Pablo en Efesios 4: 11-13 y 5:21, en Gálatas 5:13 y en Filipenses 2: 2-4.

PARA QUE NO SE DIVIDA LA IGLESIA

Creo que la mejor solución es  siempre pensar en los demás como más importantes que nosotros, poner los intereses de los demás por delante de los nuestros, y servir a los otros en amor mirando para los intereses de los demás por encima de nuestros propios intereses. Tales atributos de amor, inspirados por el Espíritu Santo, hacen que el cristiano y la iglesia sean atractiva para el mundo exterior, donde solo se trata de uno mismo. Romanos 12 se ha descrito que el trabajo del cristiano debe ser “El amor sea sin fingimiento. Aborreced lo malo, seguid lo bueno. 12:10 Amaos los unos a los otros con amor fraternal; en cuanto a honra, prefiriéndoos los unos a los otros. 12:11 En lo que requiere diligencia, no perezosos; fervientes en espíritu, sirviendo al Señor; 12:12 gozosos en la esperanza; sufridos en la tribulación; constantes en la oración; 12:13 compartiendo para las necesidades de los santos; practicando la hospitalidad. “(Romanos 12: 9-13). Me encanta el “en cuanto a honra, prefiriéndoos los unos a los otros”  y el “Amaos los unos a los otros con amor fraternal“. Estas son las maneras de reducir el riesgo de una división de la iglesia. No son de algún consultor de iglesias o psicólogo, sino de la Palabra de Dios para que sepan que son veraces y porque están, funcionan.

Pablo continúa describiendo el ideal cristiano en Romanos 12: 16-18 “Unánimes entre vosotros; no altivos, sino asociándoos con los humildes. No seáis sabios en vuestra propia opinión.12:17 No paguéis a nadie mal por mal; procurad lo bueno delante de todos los hombres. 12:18 Si es posible, en cuanto dependa de vosotros, estad en paz con todos los hombres. “Aviso de nuevo cómo debe vivir el creyente.; nunca son sabios en su propios opinión, porque la vanidad se centra en el orgullo, por eso no hay que ser arrogantes (orgulloso, mirando de abajo para arriba a los otros), vivir unos con otros en armonía, y vivir pacíficamente como les sea posible con los demás.
Pablo se dirigió a una iglesia que tenía un muchas divisiones y estas también fueron causadas por el orgullo … algunos se jactaban sobre los dones que tenían pero Pablo les muestra lo que Dios valora; “El amor es sufrido, es benigno; el amor no tiene envidia, el amor no es jactancioso, no se envanece; 13:5 no hace nada indebido, no busca lo suyo, no se irrita, no guarda rencor; 13:6 no se goza de la injusticia, más se goza de la verdad.13:7 Todo lo sufre, todo lo cree, todo lo espera, todo lo soporta.”(1 Corintios 13: 4-7). Observe de nuevo cómo los cristianos pueden reducir el riesgo de una división en la iglesia; el amor es paciente, bondadoso, no tiene envidia, no es jactancioso, no es grosero, no es arrogante, y no insiste en tener su propia razón. Solo si se viviera esa última parte, haría que los cristianos conciliaran las diferencias entre ellos sin división como amigos o como una iglesia. Ellos podrían estar en desacuerdo pero acordarían estar en desacuerdo sin ser desagradables.

PARA REFLEXIONAR


La lucha por la verdad bíblica a veces hace que sea necesario que una iglesia se divida, pero aparte de eso, si pudiéramos matar al dragón del orgullo, la mayoría de las iglesias nunca se dividirían. Estarían demasiado ocupados en amarse unos a otros, sirviéndose unos a otros, estimándose los otros mejores que ellos, no contaría, ser arrogante, ser envidioso, ser grosero, e insistir en tener su propia razón. No necesitamos algún experto o consultor de iglesia para decirnos por qué las iglesias se dividen. Sabemos que con más frecuencia que el orgullo lo induce, a veces es la verdad que divide y que se puede perdonar, pero la solución está en la Palabra de Dios y rendirse a su Espíritu en toda humildad y la verdadera humildad nunca insiste en conseguir su propia razón, pero estimando otros mejores que uno mismo. La solución a una división de la iglesia está en la Biblia; Romanos 12, 1 Corintios 13, Filipenses 2, Gálatas 4 y 5, Efesios 4 y 5.