jueves, 21 de mayo de 2020

DOLORES Y MISERIAS DE UNO MIRARLAS Y ACEPTARLAS





Antes que nada, quiero invitarte a buscar un lugar tranquilo un lugar donde no tengas amigos cerca con quienes distraerte, ni gente conocida a quien mirar. Ponerte cómodo, es muy importante estar cómodo, eso te va a ayudar (aunque no demasiado para no quedarte dormido).

¿Listo? Ahora hagamos una pequeña oración y pongámonos en presencia de Dios.
Pidamos para que sea Él quien nos guíe y podamos sentir su compañía durante este desierto.

En estos últimos días estuvimos viendo un poco y profundizando en nosotros mismos, descubrimos cosas buenas que capaz no sabíamos que teníamos. Esas virtudes que capaz no valoramos.

Pero ahora quiero invitarlos a hacer otro camino, tal vez sea un poco más duro o más difícil de recorrer, pero estoy convencido que es igual de importante y hasta diría que más gratificante una vez recorrido.


Te propongo leer algunos pasajes de la Biblia,

LUCAS 23: 39-43:
39. Y uno de los malhechores que estaban colgados le injuriaba, diciendo: Si tú eres el Cristo, sálvate a ti mismo y a nosotros.

40. Respondiendo el otro, le reprendió, diciendo: ¿Ni aun temes tú a Dios, estando en la misma condenación?

41. Nosotros, a la verdad, justamente padecemos, porque recibimos lo que merecieron nuestros hechos; mas éste ningún mal hizo.

42. Y dijo a Jesús: Acuérdate de mí cuando vengas en tu reino.

43. Entonces Jesús le dijo: De cierto te digo que hoy estarás conmigo en el paraíso.

MATEO 27: 23-25:
23. Y el gobernador les dijo: Pues ¿qué mal ha hecho? Pero ellos gritaban aún más, diciendo: ¡Sea crucificado!

24. Viendo Pilato que nada adelantaba, sino que se hacía más alboroto, tomó agua y se lavó las manos delante del pueblo, diciendo: Inocente soy yo de la sangre de este justo; allá vosotros.

25. Y respondiendo todo el pueblo, dijo: Su sangre sea sobre nosotros, y sobre nuestros hijos.

MARCOS 14: 66-72; MATEO 26: 14-16; LUCAS 2:47-53; MARCOS 15:16-20

No sé si alguna vez te diste cuenta que, en el tiempo litúrgico de la pascua, en las lecturas de cada día, quedan resaltados los defectos y miserias de cada una de las personas que aparecen en cada una de las lecturas

Pensemos en las distintas personas que aparecen: 

PEDRO: Jura y promete ser fiel a Jesús toda la vida y a las pocas horas lo niega 3 veces.

JUDAS:      Por egoísmo o ambición decide traicionar a su amigo, a su maestro. Traiciona a ese mismo Jesús a quien vio hacer milagros, a ese mismo Jesús a quien siguió durante casi 3 años,

LOS DISCÍPULOS: Los íntimos amigos, en la noche del huerto no lograron permanecer despiertos junto a Él, ni siquiera 1 hora, cuando Jesús se los pidió. Asustados, tampoco fueron capaces de acompañarlo cuando fue arrestado por los soldados.

PILATO: Un hombre que tenía la autoridad y poder suficiente como para decidir qué hacer con Jesús, y sabiendo que no era justo lo que querían hacer con Jesús, decidió lavarse las manos en público. No se animó a decirle que no a la gente.

LOS SUMOS SACERDOTES: Quienes supuestamente debían ser ejemplo del pueblo, conocedores de la “verdad”. Al ver que Jesús hacia las cosas de una forma distinta, que los “desautorizaba”, decidieron matarlo. Para no perder su fama, poder, autoridad, para no perder a sus fieles.

EL PUEBLO: Imagínate, la cantidad de gente que habría estado gritando ese día, la cantidad de gente que ni conocía a Jesús, pero igual gritaban a favor de la crucifixión, por que nadie se animó a ser distinto al resto.

Ahora te invito a que pienses, que trates de ponerte en el lugar de cada uno de estas personas, imagínate que harías tú en esa situación, si quieres lee de nuevo los pasajes. ¿Cuántas veces fuiste como Pedro? ¿Cuántas veces prometemos fidelidad eterna y terminamos haciendo lo contrario? ¿Cuántas veces traicionamos a un amigo, a un hermano?

Y... ¿cómo Pilato? ¿Cuántas veces nos lavamos las manos para dejar la conciencia tranquila? y ¿Cuántas veces fuiste Pueblo?, ¿que no se anima a decidir solo, y sigue la masa?

Y ¿como Judas? ¿Cuántas veces traicionamos porque ponemos nuestro egoísmo primero? Y ¿como los Sumos Sacerdotes? ¿Cuántas veces sentimos envidia y terminamos molestando o criticando al que hace las cosas mejor que nosotros?

Te propongo que pienses y que escribas todas esas actitudes que tenemos, que nos alejan de Dios, que no nos hacen bien, que no nos ayudan a ser mejores personas, en todas esas cosas que en el fondo nos causan un profundo dolor.

Pensemos cuáles son nuestros dolores, cuáles son esas cosas en las que no podemos pensar o no podemos nombrarlas sin sentir una enorme angustia, una molestia, ..., que te irritan, esas que no puedo tolerar o simplemente que me hacen sentir incómodo. Esas cosas que me dan vergüenza propia y ajena; esas cosas que siempre te guardas y no le decís a nadie.

Acuérdate que esto queda sólo entre Dios y tu nadie más; nadie va a leer tu cuaderno. Ahora estás en el desierto, estás solo con Dios.

Sé que es difícil y que seguramente no te sientas muy cómodo, pero te invito de nuevo y te propongo que escribas, que escribas todo lo que te salga, escribí sin pensar, no mires lo que escribís o cómo lo escribís.

Piensa cuáles son esas cosas que te amargan el día, esas cosas que simplemente te “impiden” ser feliz.

Pensemos en esa gente que casi no conoces, pero cada vez que la ves o te enteras de lo que hicieron, no lo podéis tolerar, te enojas tanto, que no podéis sonreír.
Escríbelas:

Ahora piensa en tus amigos qué es lo que te molesta de ellos. Qué cosas hacen o dejan de hacer, esas cosas que dicen, que te lastiman, a veces hasta casi sin darse cuenta.

Escríbelas:

Y de tus hermanos, ¿qué cosas no compartís, qué cosas no aguantáis de ellos, qué cosas hacen o dejan de hacer que te molestan, no toleras?
Escríbelas:

¿Y de tus viejos?, ¿qué es lo que te molesta? ¿Lo que te duele?, ¿Cuáles son esas actitudes que nos molestan, esa forma de decir las cosas?, ¿qué es lo que te pone triste o te enoja?

Escríbelas:

¿Cuáles son esas cosas que no podemos aceptar de nuestros viejos, de nuestros hermanos y de nuestros amigos? Esas cosas que a tu criterio ellos tienen que cambiar.

¿Y de ti mismo? ¿Qué te molesta? ¿qué cosas no te aceptas a vos mismo? ¿Cuáles son esas cosas que tendrías que cambiar de ti mismo? ¿te quieres a ti mismo? ¿te respetas? ¿Cuáles son esas cosas que no le cuentas a nadie, esas cosas que sólo sabe Dios y que tu no queréis mirar?

Toda esa miseria que tenéis adentro, tan bien escondido abajo del cigarrillo, del alcohol, del boliche, de la moda, manteniendo mi imagen intacta “yo soy perfecto” que casi no sabes que la tenéis pero que al mismo tiempo molesta tanto y te hace sentir tan incómodo que no podes estar solo y en silencio mucho tiempo, por que cuando frenas y  te das cuenta que estas haciendo un esfuerzo enorme para mantener una imagen que no es tuya te das cuanta que adentro tuyo existe una persona distinta al resto y eso nos da miedo.

Te invito a que empieces a escuchar lo que tenéis dentro.

¿Piensa qué cosas no te aceptas de ti mismo, Tu cuerpo? ¿Tu personalidad? Capaz no son tan graciosos o tan inteligente como queréis. Capaz no eres el centro de tu grupo o capaz haces muchas cosas que no queréis hacer, cosas que no harías si no fuese por tus amigos o familia.

Piénsalo, Escribidlo.

Te invito a que hoy arranques a hacerle frente a estas miserias, que averigües quién eres realmente, y así poder elegir y quedarte con lo bueno que te ofrece la sociedad y con lo bueno que hay adentro tuyo. Pero para eso es necesario aceptar tus miserias, es necesario reconocernos imperfectos. Es necesario que nos aceptemos a nosotros mismo, tal cual somos.

Aprovecha el día de hoy para ofrecerle todas esas cosas a Dios, ponerlas en sus manos, y pídele que te enseñe a quererlas. Que te ayude a abrazar todas esas cosas que no te gustan, y de a poco y con mucha paciencia tratar de mejorar.

Dios nos invita a que le ofrezcamos todo lo que somos, esas cosas buenas que tenemos, pero también las cosas malas. Dios no tiene vergüenza de recibir nuestros dolores y pecados, Jesús los cargó sobre sus hombros, no se avergonzó de la traición de Pedro (aunque seguramente le haya dolido), ni del pedido del buen ladrón. Dios está al lado de nosotros porque es perfecto, sino todo lo contrario, Dios está al lado de nosotros porque somos imperfecto.

Aprendamos de Pedro, que, habiendo traicionado, se dejó mirar por Jesús, se arrepintió, se reconoció imperfecto y pide perdón confiando en la misericordia de Dios. O como el Buen Ladrón que, a pesar de todos sus pecados y miserias, se anima a mirar a Jesús en la Cruz, y a reconocerse necesitados.

A eso estamos invitados hoy a mirar la Cruz, teniendo la humildad de sabernos pequeños.

Por último, te invito a que escribas en la maderita que te dieron, esas cosas que queréis ofrecerle a Dios, esas cosas que capaz queréis cambiar, aprender a aceptar, esos dolores...

Ahora sí lo ultimo que te invito a que hagas es una oración antes de terminar; lo que más te guste o como mejor te salga. Sólo vos y Dios nadie más. Yo los dejo para que hablen de lo que quieran... (para que hables con Él, no con el de al lado) ... regálale este tiempo que tenéis.


VINE PARA QUE TENGAN VIDA Y LA TENGAN EN ABUNDANCIA





Buenas... ¿cómo estás? Soy María Magdalena. Esta bueno este lugar que elegiste para sentarte. ¿Podríamos charlar un rato? Quería invitarte a que subamos a una barca y vayamos a las profundidades de tu corazón. ¡Hacedme un favor, suelta el cabo y zarpemos! Ya sé que todavía no nos conocemos, pero hay tiempo. Te voy a contar un poquito quien soy. Aparezco un par de veces en la Biblia. Bueno, soy la pecadora, la prostituta. Yo vendía mi cuerpo por plata. Eso era tan malo, que, si te descubrían, eras cadáver.

 Pensar que me querían matar, me hubieran matado. Todas esas piedras una tras otra me iban a golpear. No sé si hubiera sido capaz de soportar semejante dolor. Una culpa me amargaba, era la culpa de mi infelicidad. Yo no estaba arrepentida por ser prostituta, estaba arrepentida por ser infeliz. Yo me vendía en busca de AMOR, pero nunca lo había podido conocer realmente.

 Cuando me tomaron de los brazos y me arrastraron tuve muchísimo miedo. Hombres llenos de ira y violencia me acusaban, me condenaban. Me dolía mucho. Porque eso era un reflejo de que yo no sabía vivir. Entre el ruido a mi alrededor y el llanto de mi corazón, yo estaba perdida. Sentía una profunda angustia. Las ganas de salir corriendo y gritar hasta quedarme sin voz me invadían. Quería desaparecer.

 ¿No te pasa que te sentís así? ¿Sin ningún sentido? ¿Lleno de miedo? ¿Qué todos te acusan? ¿Esclavo de tu infelicidad?

 De repente, todo se paró. Mis jueces se frenaron ante Él y como increpándolo le dijeron:

“La ley de Moisés ordenó que se mataran a pedradas a esta clase de mujeres. ¿Tú que dices que hagamos?”

Él se inclinó con calma y empezó a escribir con el dedo en la tierra.

Como seguían preguntándole, les dijo:

_ El que no tenga pecados que tire la primera piedra.

Después siguió escribiendo. Cuando vi que todos se iban yendo, empecé a llorar, no entendía nada. ¿No me iban a matar? ¿Quién era este hombre que con sólo decir unas palabras me liberaba de mi condena?

 ¿Podés creer? ¿Alguna vez te sentiste perdonado así? ¿Liberado de tu cruz, de ese peso que venías cargando hace tanto?

 Cuando nos quedamos solos, me MIRÓ, y con esa mirada cambió mi vida. Me penetro por completo, me hizo tener ganas de ser otra, de vivir amando. Esa mirada no me juzgaba, por primera vez en mi vida, alguien me miraba con AMOR, y no pedía nada. Lo único que me dijo fue: _ Mujer, ¿dónde están los que te juzgan? Anda en paz y en adelante no peques más.

 Jesús te perdona así, siempre, solamente quiere que estés bien, liberarte de tu dolor.

 En ese momento descubrí mi vocación a la santidad, a amar como Jesús y seguirlo siempre. Me pudo. Pensar que todo me daba igual, hasta que lo vi. Me hizo creer en mí... Darme la oportunidad de mirarme como me miraba él, con un AMOR sin reproches, lleno de misericordia y que me lleva cada día a querer ser mejor. ME MIRÓ, ME AMÓ y ME TRANSFORMÓ.

 Ahora te propongo una cosa, no vengo a recriminarte nada, sólo tengo una propuesta que sé que te va a hacer FELIZ. ¿Alguna vez te contaron porque murió Jesús? Bueno fue por ti. Él quiso, me lo contó, lo hizo para que tus pecados te sean perdonados y no tengas que cargar con ellos. Vino al mundo por los que estaban perdidos, como tu y yo, para los que necesitan una esperanza, vino a darnos su amor a todos, especialmente a ti. En un lugar del Evangelio Jesús dice: VINE PARA QUE TENGAN VIDA Y LA TENGAN EN ABUNDANCIA. Es verdad, Jesús no es un mentiroso.

 A veces miro al mundo y me apena que tantos no sepan que los ama. Que Jesús los espera para que lloren en su hombro o rían con él. Por eso, vengo a invitarte a una vida nueva, llena de luz...

 Hoy me gustaría que revisemos juntos las cosas que te alejan de su amor, del camino. Esas cosas que te mantienen lejos, en las tinieblas, sufriendo. Esas cosas que no te permiten ver tantas maravillas que tiene el mundo, disfrutar a pleno, a full como dirías tú. Sí, esas cosas son lo que te imaginas... tus pecados, tus miserias, tus debilidades.

 Me sorprende como asusta esa palabra: “PECADOR”- Creo que es porque tienen un concepto erróneo. Ser pecador no significa ser malo, ni ser un desastre, ni que Jesús va a dejar de amarte. Ser pecador significa simplemente ser hombre y esa es tu naturaleza, así que no tienes por qué avergonzarte, sería mejor que lo aceptes. ¡Ah! Otra cosa que me causa gracia. Ser pecador NO ES SER CANCHERO. _ Uy estoy lejos de DIOS, puedo hacer lo que quiero, ¡tengo el mundo a mis pies! La tengo clarísima, no me para nadie. Para empezar DIOS puso el mundo a tus pies, así que, si estás lejos de Él, no la tienes nada claro, es más yo te diría que la tienes oscurisima.

 Pero bueno déjame explicarte una cosa antes de empezar: PECAR ES NO ELEGIR AMAR. EL PECADO ES UNA FALTA DE AMOR. Se que a veces te debe costar amar, como a todos, se que hoy se te hace difícil porque te tironean de todos lados, pasan muchísimas cosas y vos justo estas creciendo, te estas formando. Sé que la humanidad tiene que pagar muchos platos rotos y de repente el que para la gansa no es el que los rompió. Sé que hay muchísima desesperanza, demasiada mentira y salidas que no llevan a ningún lugar, como la droga, el alcohol, el sexo fácil. Me doy cuenta de que todas estas cosas te confunden y ya no se sabe distinguir entre el bien y el mal.

 Pero existen y la tentación del egoísmo, de la comodidad, de lo fácil, de no amar, está todo el tiempo y te aseguro que cada vez que tú eres presa de eso te alejas más de Jesús-. No se trata de cuantas minas te comes en el boliche, o de cuántas veces le tiras del pelo a tu hermanita por el control remoto, o de cuando les mientes a los demás, ni de las borracheras que te agarras. SE TRATA DE SER CRISTIANO.

 ¡Aja! Ser cristiano, otra vez, ser cristiano no significa solamente rezar a la noche, ir a misa los domingos, creer en un DIOS que te conviene, de repente, por ahí comulgar. Ser cristiano es SER DE DIOS, ser como JESÚS, que es DIOS hecho hombre. Tratar cada día de amar más, de comprometerte con tu realidad. Ser cristiano significa aceptarte y aceptar a Jesús.

 ¿Te consideras que eres cristiano? ¿Darías lo que fuera por amor a DIOS? ¿el té elige? ¿nos permite aceptar a Jesús en todos los momentos de la vida?

 Hagamos una cosa, yo ya hablé mucho, ahora cuéntame tu. ¿Cuáles son las cosas que no te permiten ser amigo de Jesús? ¿Cuáles miserias no te dejan amar como te gustaría?

 Quiero mostrarte una parte del Evangelio (no te olvides que acá está escrita la verdad, lo que Jesús dice, en castellano:

“POR NADA ESTÉIS AFANOSOS, SINO SEAN CONOCIDAS VUESTRAS PETICIONES DELANTE DE DIOS EN TODA ORACIÓN Y RUEGO, CON ACCIÓN DE GRACIAS” (Filipenses 4: 6)

 Esto es como un examen de conciencia para que pienses bien y después de contestarte las preguntas escribí en la maderita que te dieron todo lo que necesitas que Jesús te perdone, para que haga contigo lo mismo que hizo conmigo, para que te transforme.

¿Te alegras de estar vivo?

Cuando estás triste ¿qué salidas buscas para estar mejor? ¿Confías en las personas que te quieren? ¿Vas a ver a Jesús?

¿Te angustias por cosas que no tienen demasiada importancia?

¿Te quejas seguido?

¿Soy capaz de agradecer los dones que me dio Jesús? ¿tus amigos? ¿tu familia? ¿tu vida?

¿Cómo sos con los demás? ¿Con tus enemigos? ¿Con los que están solos?

¿Te la pasas señalando los pecados de otro?

 Bien sabes que cada vez que hagas lo que hagas por más mínimo que sea, Jesús está ahí al lado tuyo mirándote como a mí, perdonándote, amándote y muriendo en la cruz por ti.