viernes, 4 de mayo de 2012

EN EDUCACIÓN DEBEN ESTAR LOS EDUCADORES: zapatero a su zapato


Buenos Maestros: Es lo único que funciona

“Cómo ser superior: Lo que funciona en la educación: la experiencia según McKinsey” es un importante artículo de The Economist del 18/10/2007 que reseña el informe de la consultora de empresas y gobiernos McKinsey, basada en sus hallazgos en las pruebas PISA. Recomienda hacer tres cosas: conseguir los mejores profesores, sacar lo mejor de los profesores, y dedicarse personalizadamente a todo niño que se va quedando rezagado. McKinsey sostiene que ningún cambio de política hasta ahora ha dado resultado: cambios en el sistema de financiamiento, los estándares curriculares, la evaluación de logros, la admisión escolar, la administración gubernamental, la reducción del alumnos por aula, etc.

En nada han cambiado los resultados medibles en lectura o aritmética en los últimos 50 años según la Fundacional Nacional para la Investigación Educacional. Además, en los diversos países estudiados no se ha encontrado ninguna relación entre el aumento de presupuesto para educación y el mejoramiento del desempeño de los alumnos. (Estados Unidos lo ha doblado en los últimos 25 años y Australia lo ha triplicado en los últimos 35 años) Hay grandes variaciones en los estándares educaciones entre los diversos países de la OCDE que han sido medidos por las pruebas PISA. Se encuentra una brecha enorme entre los desempeños de los primeros y de los últimos, y también, que los mismos países son los punteros en cuanta prueba se toma (Finlandia, Japón, Singapur, Corea del Sur, Canadá). No es por más dinero (Singapur gasta menos por alumno que la mayoría) ni por más tiempo escolar (los finlandeses empiezan el colegio más tarde y estudian menos horas anuales). La diferencia está en los maestros. Y es que el techo del maestro coloca el techo de alumno. Estudios en Tennessee y Dallas muestran que si se pone alumnos de habilidad promedio en manos de profesores del 20% superior de su profesión, los alumnos terminarán en el 10% superior del alumnado, y si se los dan a profesores del 20% inferior, terminarán al fondo de la tabla.

La calidad del profesor afecta el desempeño del alumno más que cualquier otra cosa. Mc Kinsey encuentra que los mejores sistemas educativos son los que atraen a la mejor gente para la carrera docente. En Finlandia todos los profesores deben tener un título de magíster. Corea del Sur contrata a los profesores de primaria del 5% superior de todos los candidatos. Singapur y Hong Kong del 30% superior. El sueldo magisterial no lo es todo. Si lo fuera Alemania, España y Suiza estarían entre los mejores. En Corea el Sur se muestra cómo diferentes sistemas de formación docente dan resultados de modo distinto. Para ser maestro de primaria tienen que completar una licenciatura que se ofrece en solo una de una docena de universidades. Ser titulado es muy difícil y los cupos para ingresar son muy exigentes y se racionan de modo que coincidan con las vacantes. En cambio el diploma de profesor de secundaria se puede obtener en cualquiera de los 350 institutos superiores que tienen criterios de selección más flexibles. Esto ha producido un enorme exceso de titulados para la escuela secundaria a razón de 11 por cada vacante de trabajo. Como resultado de esto la docencia en secundaria está menos prestigiada. Todo el mundo quiere ser un maestro de primaria. La lección parece ser que debe ser difícil ingresar y graduarse como maestro. Otra clave del éxito es la consejería de los maestros experimentados sobre los más novatos. En Singapur los profesores más calificados monitorean por 100 horas al año a sus colegas en otros colegios. En Japón y Finlandia grupos de profesores se visitan mutuamente una tarde a la semana para trabajar juntos en la planificación de las clases. Otra clave importante es lo que hacen esos países cuando algo anda mal. En los últimos años muchos países se han dedicado a hacer pruebas anuales, no así Finlandia que es menos entusiasta de esas pruebas que Nueva Zelanda, Inglaterra o Gales que toman pruebas cada 3 o 4 grados y publican los resultados. Finlandia no lo hace porque los mantiene confidenciales. Lo notable es que en los países de vanguardia, ni bien se detecta que hay alumnos que empiezan a fallar se interviene de inmediato. Finlandia tiene más profesores de educación especial que ningún otro país (1 por cada 7 alumnos). En un año dado, un tercio de los alumnos recibe al menos una clase remedial uno-a uno. Singapur da clases extra a todos los alumnos del 20% inferior, a cargo de los profesores del mismo colegio que deben quedarse para ayudarlos. Así que procurar tener los mejores profesores sigue siendo la ineludible clave del éxito

EL SER UN PROFESOR NO SIGNIFICA SACRIFICIO POR LO DEMAS IDEA ERRADA


La docencia no es un apostolado

Un bombero voluntario que arriesga su vida por rescatar víctimas de incendios o aluviones; un médico que tiene que atender diariamente desgarradores escenas de niños que están próximos a morir por heridas causadas por quemaduras, accidentes o que tienen enfermedades terminales como el cáncer; un policía o soldado valiente que pone su vida al servicio de la patria luchando contra delincuentes y terroristas; etc. ¿Son ellos menos heroicos, patriotas o calificables de “apóstoles del servicio” que el docente que da su tiempo, esfuerzo y pasión para educar a los niños?
En su origen, buena parte de la educación estaba en manos de religiosos alfabetizados y cultos, que combinaban la enseñanza de la fe con la lecto-escritura de los aprendices. Eso con el tiempo devino en grandes redes de instituciones educativas a cargo de religiosos cuya vida en los recintos de las iglesias unido a su vocación religiosa le quitó a la docencia el carácter de una profesión como otras, y le colocó un aurea de apostolado de quienes no tenían que preocuparse por sus ingresos, por la escasa ambición económica implicada en su vocación de servicio y por el respaldo que recibían de sus comunidades religiosas para cubrir sus necesidades básicas.
Con la paulatina universalización de la educación pública, se desarrolló la profesión docente con el aporte de cientos de miles de profesionales laicos, que tenían que preocuparse de sus ingresos y demandar una remuneración acorde con su tarea especializada. Para ellos la docencia es una profesión muy exigente, que demanda gran compromiso social, como la del médico, psicólogo o policía honesto.
El halo del docente como "apóstol de la educación” lo único que ha hecho es arrinconar los reclamos salariales docentes a un lugar marginal, como si fueran profesionales que no necesitan las consideraciones de quienes ejercen cualquier otra profesión.
Es hora de presentar a los docentes como los profesionales de alto nivel que tienen en sus manos la delicadísima tarea de educar a las nuevas generaciones de peruanos y construir las bases del desarrollo nacional, y reconocerles una remuneración y valoración social acorde con su elevada misión.

 Correo, Panorama Cajamarquino, 04 May 2012