La Amenaza Fantasma : marxistas-leninistas vs
postmodernos
Escribe: Raúl Rosales León
¿Cuál es la realidad en la Facultad de Ciencias Sociales de la Universidad de San Marcos a fines del 2007?
Es una pregunta que tenía en
mente desde hace varias semanas, ¿será porque tengo trámites que realizar?
Luego de mi visita, en que no logré ningún avance, comencé a reflexionar sobre
el "por qué las cosas no avanzan". Llegué a la conclusión de que el
estancamiento se debe a la existencia de una guerra de fantasmas.
¿Pero en qué se basa esta guerra fantasmal? ¿Serán los espíritus chocarreros? ¿El regreso de las huacas?
Esta guerra se basa en la
construcción de otredades en el espacio universitario. Por una parte se
encuentra el fantasma marxista-leninista asumiendo un discurso radical de
cambio social en el Perú. Este discurso sobrevive a la empírica caída del Muro
de Berlín en que la historia tuvo otro final. Por no decir un nuevo comienzo.
Este mencionado fantasma está representado en el imaginario de la facultad como
un dogma anacrónico. Este fantasma en términos políticos tiene una clara
postura anti-germanista.
Pero el mencionado fantasma no está solo, es decir, deambulando sin sentido en la facultad. También existe el fantasma postmoderno, el cual critica las certezas canónicas e historicistas del fantasma marxista-leninista. El nuevo fantasma plantea una serie de preguntas a la realidad luego de la caída del Muro de Berlín. Para los marxistas-leninistas el mencionado fantasma representa una moda dogmática. Y políticamente, en la facultad, vienen a ser los germanistas, es decir, quienes no acatan la huelga de homologación de los profesores que actualmente están en huelga.
Pero el mencionado fantasma no está solo, es decir, deambulando sin sentido en la facultad. También existe el fantasma postmoderno, el cual critica las certezas canónicas e historicistas del fantasma marxista-leninista. El nuevo fantasma plantea una serie de preguntas a la realidad luego de la caída del Muro de Berlín. Para los marxistas-leninistas el mencionado fantasma representa una moda dogmática. Y políticamente, en la facultad, vienen a ser los germanistas, es decir, quienes no acatan la huelga de homologación de los profesores que actualmente están en huelga.
Por este motivo hay que
tener en cuenta que la guerra de fantasmas no tiene nada de fantasmal (en el
sentido de espectros). La guerra se basa en el conflicto de ideas entre
estudiantes, profesores, egresados, y otros, de la facultad de sociales. La
guerra de fantasmas pasa a ser una guerra de dogmas en que se maneja la
siguiente ecuación: el dogmático es el Otro. Esto quiere decir que el otro es
descartado como interlocutor válido para el diálogo. Por esta razón es una
guerra de fantasmas, es decir, por la ausencia del diálogo público. Cada uno de
los fantasmas tiene su propia verdad fantasmal.
La amenaza de la ausencia del diálogo tiene como indicador la fragmentación de la facultad de sociales. Una fragmentación teórica e ideológica, lo cual no es extraño por la naturaleza misma de la universidad. El problema radica en la fragmentación política. La fragmentación de intereses no permite el desarrollo planificado de la facultad en su conjunto.
La amenaza de la ausencia del diálogo tiene como indicador la fragmentación de la facultad de sociales. Una fragmentación teórica e ideológica, lo cual no es extraño por la naturaleza misma de la universidad. El problema radica en la fragmentación política. La fragmentación de intereses no permite el desarrollo planificado de la facultad en su conjunto.
Pero,
¿Qué es lo común de la guerra de fantasmas?
La respuesta es más que
obvia: "el fantasma de la tesis". Este nuevo fantasma es un problema
vital, el cual no es visualizado como algo prioritario en la agenda de
soluciones. El problema de la tesis abarca a todos los actores de la
universidad en relación al Estado y la sociedad peruana. Por algo San Marcos es
una universidad pública. Tiene algo que proponer en el espacio público por
medio de la producción de tesis. El detalle es que tanto el fantasma
marxista-leninista como el postmoderno adolecen de producción de tesis.
Hay que tener en cuenta que
en el problema de la tesis, la facultad y la universidad no son ajenas al
problema de la sociedad peruana. Es decir, al problema de la fragmentación
social, la cual se manifiesta en la cultura de la desconfianza: no confiar en
el otro. La cultura de la desconfianza no permite la construcción de futuros
comunes tanto en la sociedad como en la facultad. Al no existir diálogo se
desvanece las posibilidades de un proyecto en común.
Entonces en la facultad de
sociales se reproduce la fragmentación social y cultural de la desconfianza de
la sociedad peruana. Se puede decir, parafraseando un texto de Alberto Flores
Galindo, que existe en San Marcos una ciudad universitaria sumergida. La cual
no saldrá a flote si no existe un consenso, es decir, un proyecto común,
construido por medio del diálogo.
Hay que agregar otro factor
nada fantasmal. El problema de la tesis no se basa simplemente en hacer la
tesis (disculpen la redundancia). Sino en el problema de sustentarla. Lo cual
ocurre porque existe el perro del hortelano de la facultad de sociales. La
burocracia estatal no hace la tesis y tampoco permite la fluidez para su
respectiva sustentación. Uno más se demora en hacer los trámites para la
sustentación que hacer la tesis.
Por otro lado, la facultad
de sociales tampoco es ajena al pragmatismo de la sociedad peruana: donde todo
es justo y necesario. En esa lógica la solución práctica al fantasma de la
tesis son los cursos de titulación, los cuales son hegemónicos tanto en las
universidades públicas como privadas. Las universidades en el Perú han dejado
en un segundo plano la producción de tesis. Más vale título en mano que tesis
volando. Y mientras siga vivo el perro del hortelano de la facultad junto con
la fragmentación política y la incertidumbre burocrática, entonces se hace
lógica la pragmática solución y, a la misma vez, se naturaliza el no hacer
tesis.
El fondo de la solución
práctica no tiene características altruistas, sino mercantiles. La progresista
facultad de sociales tiene un negocio práctico a imagen y semejanza del libre
mercado. Son populistas con los estudiantes con la gratuidad de la enseñanza,
pero son neoliberales con los egresados en que todo tiene precio. El negocio
empieza porque en general existe una deficiente enseñanza universitaria. Luego
la sociedad exige el título a los egresados. Viene el factor del perro del
hortelano, el cual tiene una demanda cautiva de egresados quienes
obligatoriamente deben hacer sus respectivos trámites. Entonces para evitar el
ritual de la tesis se plantea una solución práctica: el curso de titulación. Se
inicia el negocio perfecto en que el título se vuelve la mercancía deseada.
Tiene un valor representado en dinero: tiene un costo. Al existir demanda
cautiva los ingresos son buenos. Entonces comienza aplicarse la teoría del
chorreo económico.
El Peaje Faucett del Título
El Peaje Faucett del Título es la imagen que puede representar la lógica del negocio perfecto. Para ello hago memoria del caso del peaje Faucett el cual causó la indignación en la opinión pública de los peruanos. El dilema se basaba en que sí un transportista quería pasar rápido debía ir por el peaje de la avenida Faucett, es decir, tenía que pagar. Pero sí quería ahorrar o no tenía dinero debía pasar por la ruta alterna: incluyendo la demora en el traslado causando desesperación. Lo mismo ocurre en la facultad que ha río revuelvo ganancia de pescadores tituladores. Entonces varios egresados (exigidos en tener el título) no lo piensan dos veces cuando se abren los cursos de titulación. He sido testigo del mencionado Peaje Faucett del Título porque pertenezco a la Generación T, es decir, a la generación tesina. En el sentido, que varios de mis amigos y colegas a quienes respeto han optado por hacer el curso de titulación. Reitero que los motivos son justos y necesarios.
Es necesario señalar que el problema de la tesis no es individual y tampoco colectivo, sino generacional: ¿Qué hicimos cómo generación? ¿Qué vamos a hacer? ¿Es necesario hacer algo? ¿Existen las generaciones? Las respuestas escapan al alcance del presente artículo. En todo caso traslado las interrogantes a las nuevas generaciones que tienen el espacio y tiempo para reflexionar: la universidad. Los egresados no tienen mucho tiempo porque están trabajando o buscando chamba.
Entrando a las propuestas planteo en dejar de un lado la guerra de los fantasmas para dar paso a la guerra de las tesis. Esto no significa que uno abandone su postura o identificación con el fantasma marxista-leninista o postmoderno (u otra opción). Me refiero que lo importante es la plasmación del fantasma en una tesis. Dar cuerpo cientista social al fantasma. Para ello es necesario priorizar en la agenda de la facultad de sociales la solución a la baja producción de tesis. Una facultad que no da las facilidades del caso para la producción de tesis no tiene nada que proponer a la sociedad. En esto consiste la amenaza fantasma.
Estratégicamente, en la guerra de la tesis se debe estar luchando en dos frentes. Uno para hacer la tesis (campo metodológico y/o académico) y el otro para sustentarla (campo de la gestión pública y/o político). Mencionada tarea no se podrá llevar a cabo sin el dialogo entre los actores generacionales de la facultad de sociales. Es una de las alternativas para salir del estancamiento que existe en la facultad a fines del 2007, la cual se mantendrá si no se hace algo concertado. Por esto que sean bienvenidas otras propuestas.