La educación que nos ofrecen
La
reciente reunión del CADE educativo: “Educación la respuesta privada” ha
servido para descubrir cuán falaz es aquella máxima que dice que el Estado no
debe intervenir en economía cuando tiene tanto por hacer en educación, salud y
seguridad ciudadana, cuando lo que se está buscando es que estas y otras
responsabilidades supuestamente estatales también se conviertan en cotos
privados y que la gente no se haga mucha ilusión de lo que se va obtener de
allí.
Fritz
Du Bois que sabe tanto de educación como de rescates bancarios, pensiones y
redacción periodística (para citar algunos de sus oficios de los últimos años)
dijo en el CADE, según cita Teresa Tovar, que: “la educación privada ha crecido
y pese al poco apoyo que se le ha dado tiene logros espectaculares. La educación
privada no es solo una buena alternativa. Es la única alternativa”.
Varias
preguntas sobre esto: ¿qué “apoyo” debía habérsele dado a los privados si
justamente lo que han buscado es no someterse a ninguna regulación del Estado y
actuar como si el ministerio de Educación no tuviera que ver con ellos?, ¿de
qué logros espectaculares se trata: de los colegios y universidades caras, o de
la mediocrización de la mayor parte de la educación de paga?, ¿alternativa a
qué, sino es a la educación estatal, lo que equivale a proponer que nos dejemos
de cosas y de gastar en una educación de pobres que no funciona? Ese es Fritz,
que ni pintado.
Pero
hay otras perlas que también cita Teresa: “más educación no es mejor porque
intelectuales formados por el sistema educativo tienen tendencias de izquierda
y rechazan el mercado” (Alfredo Bullard, editorialista estrella del diario El
Comercio, que hace unos días señalaba que los promotores de colegios privados
tiemblan cuando los padres van a matricular a sus hijos porque temen que se
trate de agentes estatales encubiertos para detectar que no se violen las
normas de la matrícula)
Bullard,
por supuesto, tiene un pensamiento de guerra fría y cree que a los niños se los
lleva la educación estatal para pervertirlos. Pero además piensa que no hay que
instruir mucho a la gente para que no se vuelvan de izquierda y no se pongan a
criticar al mercado. Lo que lleva implícita la idea de que un profesional
académico probablemente censurará que un comerciante con mucho menor educación que
él, triunfe y gane mucho dinero, simplemente porque se le ocurrió la cosa que
había que venderle a la gente.
Así
que si usted creía que el buen Estado neoliberal invertiría fuerte en educación
y dejaría el resto para los privados, o que poner a sus hijos en una buena
escuela era el camino para su consideración social, estaban equivocados. Los
privatistas también quieren la educación al 100% y lo que ofrecen no es calidad
educativa sino ingenio para vender.
25.05.13
Raúl
Wiener Periodista, Analista Político y Económico peruano.