Programas educativos
son los que generan más violencia
El Tiempo (Piura), La
Industria (Trujillo) Correo (Regiones), 28 Sep 2014
Una investigación de Ostrov y Gentile sobre la relación entre
la agresión escolar y la exposición de los niños a programas televisivos
violentos (power rangers, guerra de las galaxias) o programas educativos
(Arthur, Clifford the Big Red Dog) mostró que no es válida la presunción de que
los primeros aumentan la agresión física y los segundos la reducen y
desarrollan conductas pro sociales en los niños. Para sus observaciones usaban
una tipología de tres tipos de agresiones:
físicas (pegar, empujar), relacionales (no aceptar para un juego o
compartir con el grupo), y verbales
(estúpido, cállate, etc.). Descubrieron que mientras más programas educativos
veían, los niños se volvían más agresivos relacionales, mandones, controladores
y manipuladores, hasta 2.5 veces más que
en el caso de la relación entre los niños que veían programas violentos y sus
conductas agresivas. Al tratar de analizar las razones encontraron que el
libreto de los programas educativos consiste en plantear un conflicto, al que
se le da mucho tiempo de exposición y recién al
final se resuelve. Pero, los alumnos iban registrando las conductas
agresivas de los actores a lo largo del programa sin conectarlas con la
conclusión o moraleja que venía al final del programa.
La Dra. Cynthia Scheibe
observó 470 episodios de ½ hora de programas televisivos educativos y en
todos los casos había un personaje que era insultado, recibía apodos o
sufría de desprecio. Más interesante aún resultó que de los 2,628 menosprecios
que identificó solamente en 50 ocasiones se reprendió o corrigió al causante en
los programas agresivos, y ni una sola vez en los programas educativos. En 84%
de los casos solo había risas o ninguna respuesta en absoluto. (Educar Hoy,
Bronson y Merryman, Cap 9)
Estos estudios
cuestionan las antiguas suposiciones sobre las causas y la naturaleza de la
agresión infantil. Culpar a la familia de constituir un entorno difícil, o
calificar al agresor como desadaptado psicológico, no refleja toda la
complejidad del tema.
Todas estas
investigaciones nos deberían llevar a revisar los sentidos comunes educativos,
porque como se ve, pueden conducir a recomendaciones y conductas
contraproducentes. Los programas
educativos no son realmente educativos, y el ocultamiento de cómo se
desarrollan los conflictos lejos de
bajar suben la angustia de los hijos.