Cuando mi
sobrina Rosemary era niña, fue durante una semana de retiro de verano con un
grupo cristiano. Después de unos días, recibimos una carta de ella dirigida a
su mamá, o sea mi hermana mayor y a mi Cuñado, y decía simplemente “por favor vengan y llévenme a casa hoy
mismo”. Lo que su mente infantil no
podía comprender era, desde luego, que pasarían algunos días hasta que recibiéramos
su carta y otros más antes de que pudiéramos ir a buscarla. Lo único que sabía
su corazón de niña era que añoraba estar en casa con mamá y papa… y algo así
puede ser difícil para un pequeño.
Filipenses 1. 23
Porque de ambas cosas estoy puesto en
estrecho, teniendo deseo de partir y estar con Cristo, lo cual es muchísimo
mejor;
Las palabras
elocuentes y llenas de gozo de Pablo expresan la actitud que todo cristiano
debe tener hacia la vida y hacia la muerte. Para un cristiano, vivir es Cristo.
La verdadera vida es imposible sin Cristo, la gran meta de la vida de todo
cristiano debe ser servir y glorificar a su Señor. Si Cristo es verdaderamente
nuestra vida, nuestra obsesión con él y nuestro gozo en él serán evidentes en
todo lo que hagamos. Nuestros pensamientos y nuestros planes estarán centrados
en él, y nuestras palabras y acciones constantemente darán testimonio de
nuestro compromiso con aquel que nos ha hecho nuevas criaturas espirituales
mediante la fe Jesús.
Pero sabemos que
no siempre es fácil llevar una vida así ni reflejar este compromiso. Hay muchos
obstáculos y enemigos, incluyendo la naturaleza pecaminosa que dentro de
nosotros quiere que vivamos sólo para nosotros mismos. Sin embargo, como Pablo,
podemos encontrar la fuerza para vivir por cristo en lo que el Espíritu Santo
nos da a través de los medios de gracia. Podemos orar confiadamente por las
ricas bendiciones que nos da el Espíritu. A medida que aumentamos diariamente
en la gracia, en el conocimiento y en la fe viva, podemos hacer que las
palabras de Pablo también sean nuestra propia confesión. “Porque para mí el vivir es Cristo”. Solamente en esta clase de vida podemos
encontrar verdadera satisfacción y gozo.
A veces podemos
ser como mi sobrina Rosemary cuando pensamos en este mundo. Es fácil anhelar
estar con Jesús y empezar a desear vivir ya en nuestra “morada eterna”, sabemos que este mundo nunca será realmente
nuestro hogar. Como el apóstol Pablo, sentimos particularmente esto cuando las
luchas de la vida son difíciles. Mientras estaba en Roma aguardando el juicio,
el apóstol escribió: “Porque de ambas
cosas estoy puesto en estrecho, teniendo deseo de partir y estar con Cristo, lo
cual es muchísimo mejor;” Filipenses 1: 23. Le encantaba servir al Señor.,
pero una parte de él añoraba estar con el Salvador.
¿Qué consolador es saber que
tenemos la esperanza de estar con Jesús… e un hogar que es muchísimo mejor!
RLM