El nuevo rol de los
directores del siglo XXI
El Tiempo (Piura), La Industria (Trujillo y
Chiclayo), Correo (Tacna y Huancayo), Arequipa al Día, 20 Abr 2003
En
la medida que el contexto de la escolaridad cambie, los directores deberán
reenfocar su trabajo de tal manera que los colegios puedan cambiar en
concordancia con la población a la que sirven. La pregunta es si contaremos con
los directores capaces de enfrentar los retos del siglo XXI. Este tema es
discutido en el libro “The 21st Century Principal: Current Issues in Leadership
and Policy” editado por Milli Pierce y Deborah Stapleton, del Harvard
Principals Center, 2002. Allí se plantea algo que rara vez se pone en
discusión, y es el efecto del tema demográfico. En la medida que la población
de jubilados crezca por la elevación de la esperanza de vida, habrá más
necesidad de fondos para pagar las jubilaciones y los gastos asociados para la
tercera edad. Para el año 2025 más del 20% de la población de 27 estados de
EE.UU. será mayor de 65 años. Dada la reducción de la natalidad, habrá menos
abuelos que tengan nietos en los colegios y muchos de ellos, preocupados por
sus fondos de jubilación y los requerimientos se la seguridad social para el
cuidado de su salud se preguntarán ¿porqué habrían ellos de permitir que se
incrementen los fondos públicos para la educación, especialmente si los
colegios tiene la reputación de ser tan ineficaces?
A
pesar de vivir en un país de opulencia, el número de niños norteamericanos
pobres está creciendo y ya llega al 20% de los menores de 18 años. El país se
está dividiendo cada vez más por razones de clase más que de raza. ¿Cómo se
educará a todos estos niños para que alcancen un alto estándar de calidad?
¿Cómo se convencerá a los contribuyentes de la importancia de invertir más en
los niños? Los directores y sindicatos magisteriales deberán ser concientes que
difícilmente habrá más dinero para la educación pública y aún así ofrecer
calidad.
Las
escuelas públicas deben saber que si no responderán efectivamente a estos
retos, perderán su derecho a la escuela pública y serán responsables de su
transformación en “charter schools”, colegios parroquiales y academias
privadas. Estas opciones se concretarán a través de los vouchers y los créditos
contra impuestos. En la escuela pública quedarán solamente aquellos que no
tengan otro lugar al que ir.
Resulta
inevitable entonces preguntarse cómo se puede mejorar la educación pública. Una
manera es darle más autonomía a los colegios y a los directores para contratar
y despedir profesores, teniendo en la línea de mira la mejor calidad de la
educación que pueda ofertarse, sobre la cual hay que rendirle cuentas a la
comunidad.
La
única manera de apostar por la transformación de la escuela es contar con
líderes que puedan tener una visión para 5 a 10 años plazo. ¿Cómo atraer a esta
gente a la docencia? En EE.UU. un joven talentoso que obtiene un puesto de
profesor principiantes gana 30,000 dólares al año, mientras que un talentoso
abogado principiante puede ganar 150,000 dólares al año. Si se quiere trasmitir
el mensaje que la docencia es importante habrá que modificar significativamente
las escalas salariales.
Se
necesita una estructura de educación que pueda atraer la excelencia y una mayor
conexión entre las políticas sociales y las políticas educacionales. Hay que
tomar en cuenta que 40% de los directores de EE.UU. se retirarán en los
próximos 3 años. ¿Cómo se va a reconstruir esta fuerza? Se pide a los
directores del siglo XXI hacer más y más, pero ese trabajo se ha vuelto uno de
los menos ambicionados. Hay más trabajo, menos tiempo libre, sacrificios de la
vida personal para pasarse 80 horas semanales en la escuela, para llegar a
ganar en el mejor de los casos unos 90,000 dólares al año. Las conclusiones son
evidentes.
Para
hacer un buen trabajo los directores deberán ser hábiles y capaces de crear
fuertes equipos de trabajo, muy comprometidos con el proyecto de la escuela. Es
decir, más que instructores se requerirá de maestros que compartan el liderazgo
del director para dirigir el colegio. Sin ellos el director simplemente no
podrá hacer todo lo que se espera de él, lo cual se expresará en un desempeño
mediocre. Además, debería tener un asistente que le descargue buena parte del
trabajo administrativo para poder dedicarse a lo esencialmente pedagógico.
REFLEXIÓN
No
olvidemos que las escuelas están construidas sobre la base de sueños y
esperanzas. Una vez que las esperanzas empiezan a desvanecerse por erradas
medidas políticas, restricciones y falta de fondos, les estaremos negando a los
niños sus sueños.