Conducir un
camión inmenso por las heladas carreteras del norte de Alaska quizá parezca ser
una tarea que requiere un buen sentido del humor. Sin embargo, cuando un chofer
oyó a través del sistema de intercomunicación que otro conductor llamado Alejandro
se reía con frecuencia y bastante ruidosamente, empezó a irritarse. Entonces,
hizo algunos comentarios despectivos sobre su colega y su risa campechana.
Poco después, el
crítico conductor perdió el control de su gran camión y terminó en una zanja;
hundido hasta los ejes en la nieve. Adivina quién pasó por la desolada ruta y
vio el aprieto en que estaba el otro camionero. Exactamente…. Alejandro.
Ahora bien, ¿Qué
harías tú? ¿Reírte interiormente del problema del otro hombre y pasar de largo?
Eso NO fue lo que hizo Alejandro, sino que se detuvo y pasó varias horas
ayudando a salir de allí a quien lo había criticado. Cuando terminó,
simplemente dijo. “Cada vez que tengo oportunidad de reparar el daño que he
causado, es un placer hacerlo”. Y después, desde luego, se rio.
LUCAS 6: 35
Vosotros, en cambio, amad a vuestros
enemigos, haced el bien y prestad sin esperar nada a cambio; y será grande
vuestra recompensa, y seréis hijos del Altísimo; porque él es bondadoso para
los ingratos y malvados.
¿Está Jesús
hablando en serio? ¿Es que una persona puede vivir de esta forma en el mundo
actual? ¿Acaso no es un idealismo imposible de llevar a cabo? Es claro que
Jesús está muy al tanto del mundo real. Sabe la forma en que la geste reacciona
por lo general en las situaciones descritas. De una manera que nos choca, Jesús dice que sus discípulos necesitan actuar
en forma diferente a como el mundo actúa. Una persona amable no responderá
automáticamente en la forma usual. El mandato específico de Jesús no es tanto
una regla de conducta para seguirla mecánicamente, sino que más bien sirve como
estímulo para que la imaginación extraiga implicaciones para la vida en general.
Como discípulos de Jesús necesitamos actuar con amor en nuestro trato con la
gente, aun con nuestros enemigos.
¡Qué lección
para todos nosotros! ¿No es esto lo que Cristo nos ordenó que hiciéramos en
Lucas 6: ayudar incluso a aquellos que parecen ser nuestros enemigos? La
próxima vez que alguien diga algo de ti que no te guste, piensa en Alejandro…
pero no lo tomes simplemente a risa. Haz algo a favor de esta persona y, al
hacerlo, tal vez tengas un nuevo amigo
RLM