miércoles, 14 de julio de 2021

LA JUSTIFICACIÓN ES COMPLETA

 



LA JUSTIFICACIÓN ES COMPLETA

Rev. Otoniel Rodríguez

Iglesia Evangélica Luterana Confesional de México

 

Gracias a Dios por esta oportunidad para hablar de su gracia. Siempre es un privilegio hablar de la palabra de Dios. Trataré de hacer lo mejor que pueda, confiando totalmente en su gracia. Así en su nombre, confiando en el completo perdón de los pecados logrado por Cristo en la cruz, comienzo esta conferencia.

 

La primera vez que vi mi tarea para esta conferencia, pensaba:  “¿Es posible que alguien, en la reunión de la Conferencia Evangélica Luterana Confesional, crea que su justificación no sea completa? Pero, seguramente hay gran diversidad entre los cristianos. Algunos son fuertes en su fe, otros son cristianos débiles. Algunos tienen un conocimiento excelente de la doctrina cristiana, otros son desgraciadamente deficientes en este respecto.

 

Hablando en general, Jorge Gallup y Jorge Barna, los famosos encuestadores, pasan mucho tiempo buscando y estudiando las tendencias en las iglesias cristianas de hoy. En una encuesta reciente, Jorge Barna encontró que el 32% de todos los norteamericanos creen que hay ciertos pecados que Dios nunca puede perdonar. El 28% de los protestantes cree esto. El porcentaje de católicos que cree esto es aproximadamente lo mismo. Y unos 40% de los que no van a la iglesia creen que hay pecados que Dios no puede perdonar. Así hay gran número de personas que cree que la justificación es incompleta.

 

Pero quiero pensar que todos los cristianos, al menos todos los cristianos luteranos, aquí y ahora, están unidos en creer que Dios perdona sus pecados completamente y por gracia por causa de Cristo, sin ningún mérito propio. Para nosotros los luteranos una consideración renovada de esta doctrina de la justificación debe ser tan natural como la respiración. Ciertamente esta doctrina es el rasgo característico doctrinal de nuestra iglesia. El diccionario de Webster cuando define el término “luterano” dice: “la doctrina cardenal es la de la justificación solamente por la fe.” Nuestra justificación es completa solamente por la fe.

 

De otro modo, lo que hay que pensar es que sus pecados son solamente en parte perdonados. ¿Cómo es posible vivir así? Si Dios perdona la mitad, entonces todos los pasajes en la Biblia que hablan acerca de la redención suficiente por la sangre de Cristo estarán inseguras. Si Dios perdona la mitad, entonces tenemos una media redención de Cristo, quiere decir que Cristo murió solamente a medias para nosotros. ¿Pero qué tal la otra mitad? Inconscientes del perdón completo de nuestros pecados estamos y nos quedamos sin paz de corazón. No teniendo esta paz sería mejor que nunca hubiéramos nacido.

 

I. La justificación es completa porque las Sagradas Escrituras lo dicen.

 

 

Vivir creyendo que Cristo murió solamente a medias por nosotros es vivir bajo temores, dudas, incertidumbres y condenación. Entonces la fe pierde su cuerda de salvamento, y la palabra de Dios su contenido. Pero una cosa es clara; es el perdón completo de nuestros pecados como dicen las Escrituras. Pero ¿cómo entendemos lo que dice el apóstol en Romanos 8:1: “Ahora pues, ninguna condenación hay para los que están en Cristo Jesús.” ¿Por qué dice el apóstol que no hay ninguna condenación? La razón es que la justificación es completa. Por otro lado Pablo dice a los filipenses: “Ocupaos en vuestra salvación con temor y temblor” (Fil. 2:12b). A primera vista estas palabras pueden parecer tener un sonido extraño para los cristianos. Hasta podrían llevarnos a preguntarnos si los cristianos después de todo tienen que obrar para ganar su salvación, por la razón de que todavía no sea completa. Pero eso no puede ser el caso. Pablo utiliza la palabra salvación aquí en un sentido amplio. Se refiere no solamente a los creyentes llegando a la fe y recibiendo el don de la vida eterna, sino también su continuar en la fe hasta que entren en la vida eterna. Los creyentes tienen que seguir viviendo en este mundo pecaminoso mientras esperan la salvación en la eternidad, la salvación que ya fue completada. Es a tales creyentes en espera que todavía tienen que luchar con todos los retos y tentaciones de la vida en el mundo, que Pablo dirige la exhortación: “Ocupaos en vuestra salvación con temor y temblor.” El doctor Preuss dice: “Por supuesto esto no excluye que uno pueda caer de la gracia, o que uno sea cortado del árbol de olivo, si uno no continúa en su bondad con vigilancia y oración.... Se concluye sin lugar a dudas de este texto que mientras el hombre permanece en Cristo Jesús por la fe (Gál. 3:26) — por tanto tiempo y no más tiempo, pero seguramente por tanto tiempo — la palabra se aplica a él de que “no hay condenación para ti.”[i]

 

En las epístolas de Pablo la condenación y la justificación son antítesis. Si hay luz no hay tinieblas y viceversa. Así donde no hay ninguna condenación, hay completa justificación.[ii] Aprendemos esto cuando Pablo dice: “¿Quién acusará a los escogidos de Dios? El que justifica es Dios. ¿Quién es el que condenará? Cristo es el que murió; más aun, es el que también resucitó...” (Rom. 8:33-34)

 

            A. En las Escrituras nunca encontramos una justificación a medias o parcial.

                        1. Esto leemos en Mateo 18:24-35

 

 

Gracias a Dios la justicia de Cristo es tan indivisible y completa como la ley de Dios. O es total y completa o no existe. La ley de Dios dice: “Porque cualquiera que guarda toda la ley pero ofende en un solo punto se ha hecho culpable de todo.” (Sant. 2:10) Así a quien se le retiene un pecado, todos le son retenidos. Tenemos muchos ejemplos en la Sagrada Escritura que hablan del perdón completo: el rey que hace cuentas de su siervo y encuentra que le debe diez mil talentos. Mat. 18:24. Esa fue la cantidad exacta de su deuda, ni un centavo más ni un centavo menos. El rey, puramente por gracia, le perdonó no la mitad, no dos tercios. No, el rey le perdonó toda la deuda, tan inmensa como fue. Cuando uno lee esta parábola, ¿quién se atreve a hablar de perdón incompleto? Y entonces, cuando ese siervo exigió los doce dólares de su consiervo, ¿podría su señor entonces decir: “La mitad de mi regalo será tomada de ti como castigo, y la otra mitad la puedes guardar por ahora?  Por supuesto que no, Dios no obra así. Ante su tribunal la sentencia o es “condenado” o “libre”, pero nunca medio condenado o medio libre. Nunca medio perdonado.

 

Hay solamente dos estados en que la persona puede estar ante Dios, o justificado o condenado. Todo el que introduce un tercer estado entre la justificación o la condenación en esta vida, también tiene que inventar uno para la próxima. El purgatorio es ese tercer estado para muchas personas. Y este tercer factor no es enseñado en la Escritura, ni por Cristo ni por los apóstoles.

 

                        2. Leemos esto en Lucas 15:11-32

 

Aquí en la parábola del “hijo prodigo”, Jesús retrata la plena gracia de Dios de manera maravillosa, como algo que siempre está disponible para perdonar completamente al pecador arrepentido. Como si estuviera constantemente mirando el camino, el padre ve al hijo mientras está lejos. Luego el padre corre y cae sobre el cuello de su hijo, y cubre su rostro con besos. Todo el acto manifiesta el hecho de que el pródigo ya es perdonado y es completamente perdonado, antes que él hable una sola palabra de confesión. Aquí vemos la absolución completa del pecador, el completo perdón, la completa justificación, la adopción (la recepción a ser hijo), la completa reconciliación, todo en uno.

 

            B. Las Escrituras nunca mencionan un perdón parcial o condicional.

 

Estamos hablando de la justificación, no de la santificación. El apóstol Pablo dice a los filipenses:  “No quiero decir que ya lo haya alcanzado, ni que haya llegado a la perfección; sino que prosigo a ver si alcanzo aquello para lo cual también fui alcanzado por Cristo Jesús.” (Fil. 3:12). Pablo, como nosotros, todavía vivía en un mundo pecador. El, como nosotros, todavía fue pecador, todavía fue afligido con la debilidad y los fallos de su naturaleza pecaminosa. Aunque era hijo de Dios por la fe, no había llegado todavía al punto en que podía perfectamente servir a Dios o gozar de la plenitud de las bendiciones de Dios. Pero él, como nosotros, fue completamente justificado ante Dios. Mientras tanto, vivía esta vida como cristiano en una lucha constante por la santidad. Como dice Spener: “Acerca de la pregunta si el hombre se hace más justo y santo, nosotros también concedemos esto con respecto a la justicia inherente, que por supuesto crece y tiene que crecer, de modo que nos hacemos siempre más perfectos... Pero esto no pertenece a la justificación sino a la santificación... Así el que por imputación ha recibido la justicia de Cristo por la fe la tiene entera; porque es indivisible, y no puede tener una justicia más perfecta de Cristo después de veinte o treinta años de lo que recibió en el primer momento.”

 

 La justificación y el perdón son la misma cosa. Justificar significa absolver, (Triglotta, 793), y perdón. En Juan 1:7 es descrito como perpetuo; las palabras dicen: “La sangre de su Hijo Jesús nos limpia de todo pecado.” Nos limpia perpetuamente, porque perpetuamente tenemos pecados. Y Pablo comienza Romanos 4:7 con las palabras: “Bienaventurados aquellos cuyas iniquidades son perdonadas, y cuyos pecados son cubiertos,” pero luego procede, v. 8: “Bienaventurado el hombre a quien el Señor jamás le tomará en cuenta (logizetai) su pecado.”

 

Nuestras confesiones luteranas, hablando acerca de la palabra “justificar” dicen: “Por consiguiente, la palabra ‘justificar’ según se usa en este artículo, significa pronunciar a alguien justo y libre de pecados y absolverlo del castigo, por causa de la justicia de Cristo, lo cual Dios imputa a la fe (Fil. 3:9). Pues este uso y sentido de esta palabra es muy frecuente en la Sagrada Escritura del Antiguo y el Nuevo Testamento. ‘El que justifica al impío y el que condena al justo’ (Pr. 17.15). ‘y de los que por soborno declaran justo al culpable, y al justo le quitan su justicia!’ (Is. 5:23). ‘¿Quién acusará a los escogidos de Dios? El que justifica es Dios’ (Rom. 8:33), es decir, absuelve del pecado.” (FC SD III 17, p. 585). En la Apología de la Confesión de Augsburgo, Art. IV, II leemos: “Alcanzar la remisión de los pecados es ser justificados...”  Por tanto, somos reconciliados con el Padre y recibimos la remisión de los pecados cuando somos consolados con confianza en la misericordia prometida por causa de Cristo.” (Concordia Triglotta, p. 151). Por otro lado, nuestra completa justificación, nuestro perdón completo, tiene un fundamento firme en Cristo, como dice la Fórmula de Concordia, Declaración Sólida, III, La justicia por la Fe: “La perfecta obediencia de Cristo, activa y pasiva, es una completa satisfacción y expiación hecha por todos los seres humanos; por ella ha sido satisfecha la eterna e inmutable justicia de Dios, revelada en la ley, y así la justicia de Cristo llega a ser nuestra justicia, que vale delante de Dios y que se revela en el evangelio. La fe que salva descansa en esta justicia, que vale delante de Dios y que se revela en el evangelio. La fe que salva descansa en esta justicia, imputada por Dios al creyente, según está escrito en Romanos 5:19: Así como por la desobediencia de un hombre los muchos fueron constituidos pecadores, así también por la obediencia de uno los muchos serán constituidos justos’; y en 1 Juan 1:7: ‘La sangre de Jesucristo, el Hijo de Dios, nos limpia de todo pecado’. Y el justo por la fe vivirá (Hab. 2:4; Rom. 1:17). De modo que no es la naturaleza divina de Cristo sola ni la humana sola la que se nos cuenta por justicia, sino la obediencia de toda la persona, que es simultáneamente Dios y hombre.” (FC DS III 57, 58, p. 593)

 

Así es claro que nuestra justificación, el perdón de nuestros pecados, es completa porque la obra de Cristo fue completa. El es nuestra justicia no según solamente su naturaleza divina, ni solamente según su naturaleza humana, sino según las dos naturalezas; que así la justicia de la fe es el perdón de los pecados, la reconciliación con Dios, porque la obediencia de Cristo es imputada para nuestra justicia.

 

Lutero dijo: “Si solamente este artículo (la justificación por la fe) queda puro en el campo de batalla, la iglesia cristiana también queda pura, y en armonía piadosa sin ninguna secta; pero si no permanece puro no es posible resistir cualquier error o espíritu fanático.”

 

¿Cómo perdona Dios los pecados? La respuesta es: “plena y perfectamente.” Y Lutero dice: “Ahora sabemos bien lo que el perdón de los pecados significa. Si él perdona, perdona todo completamente y no deja nada sin perdonar. Ahora si estoy desquitado y libre del pecado, también estoy desquitado de la muerte, el diablo, el infierno y soy un hijo de Dios y señor del cielo y la tierra.” (St. Louis Ed. XX, 751). En otro lugar dice: “Por esta razón se llama perdón de pecados, porque ante Dios somos verdaderos pecadores y no se encuentra en nosotros nada sino el pecado, aunque poseamos toda justicia humana. Porque cuando habla de pecado tiene que haber verdaderos y grandes pecados, tiene que haber verdaderos y serios pecados, así como también el perdón no es un chiste, sino un asunto verdadero y serio. Así, si miras a este artículo, tienes los dos hechos, los pecados quitan toda tu santidad, no importa lo piadoso que puedas estar en la tierra, y viceversa, el perdón quita todos los pecados y la ira, de modo que tu pecado no te puede echar al infierno, y tu piedad no puede levantarte al cielo.” (St. Louis Ed. XI, 1721). Lutero enseña la misma doctrina en dondequiera que toque este asunto. (St. Louis Ed., XIX, 995; II, 1457; XI, 1703 ss, 1933.)

 

Martín Chemnitz, el segundo gran Martín de la iglesia luterana, llama a este artículo la fortaleza y la defensa principal de toda la doctrina y religión cristiana. Si se oscurece o se falsifica no puedes mantener puros los otros artículos. Si se guarda intacto éste, todas las idolatrías y supersticiones y todas las otras adulteraciones en otros artículos dondequiera que se han ocurrido desaparecerán. (Véase Loc. Theol. II, 200).

 

Balthazar Meisner lo llama el centro de la verdadera teología, hacia el cual se orienta todo, el océano sagrado a donde todos los ríos se juntan, la roca de la fe que mantiene todo seguro y sin daño.

 

Otros teólogos como Henry P. Hamann hijo, hablando de San Pablo y la redención en Cristo Jesús, en cuanto a Romanos 3:21-26 dice: “La palabra decisiva en este pasaje es propiciación - hilasterion - y sin entrar en este punto en más detalle de interpretación, se admitirá que es solamente porque Cristo tiene el carácter o poder de ser la perfecta y completa propiciación que hay revelado en él una justicia divina, la revelación de la cual es evangelio para los pecadores. Así comprender hilasterion o propiciación como él lo comprendió es tener la única clave de este evangelio.” El resultado es que la humanidad, todos los hombres, son perfectamente reconciliados con Dios. Ningún hombre tiene que hacer o sufrir nada adicional para reconciliar a Dios para obtener la justicia y la salvación. Y la Sagrada Escritura da testimonio explícito a esto. Leemos en 2 Corintios 5:19; ‘Dios estaba en Cristo reconciliando al mundo consigo mismo, no tomándoles en cuenta sus transgresiones.’”

 

II. La justificación es completa porque procede de Dios.

            A. Las Sagradas Escrituras lo afirman.

                        1. Lo vemos en 2 Corintios 5:18-21.

 

Seguramente todos nosotros creemos que toda la tierra ha estado en posesión del perdón desde la muerte de Cristo en la cruz. Es posible estudiar muchos pasajes bíblicos para demostrar esta doctrina (que la justificación es completa). Pero también es posible presentar esta doctrina mediante un solo pasaje, 2 Corintios 5:18:21. Este pasaje demuestra la conexión íntima entre la doctrina de la redención y la doctrina de la justificación completa y objetiva. Como dice el profesor Gerald Hoenecke: “Sin la doctrina de la justificación objetiva el evangelio dejaría de ser el evangelio.”

 

El Espíritu Santo, escribiendo por medio del apóstol Pablo, dijo:

 


 

18  Y todo esto proviene de Dios, quien nos reconcilió consigo mismo por medio de Cristo y nos ha dado el ministerio de la reconciliación: 19  que Dios estaba en Cristo reconciliando al mundo consigo mismo, no tomándoles en cuenta sus transgresiones y encomendándonos a nosotros la palabra de la reconciliación. 20  Así que, somos embajadores en nombre de Cristo; y como Dios os exhorta por medio nuestro, rogamos en nombre de Cristo: ¡Reconciliaos con Dios! 21  Al que no conoció pecado, por nosotros Dios le hizo pecado, para que nosotros fuéramos hechos justicia de Dios en él.”

 

katallageev es una de las palabras que llaman nuestra atención. Según el Diccionario Teológico del Nuevo Testamento, de Gerhard Kittel, (Vol. 1, p. 254ss.): “En el Nuevo Testamento es solamente Pablo que utiliza la palabra acerca de la relación entre Dios y el hombre, y katallasein se utiliza solamente de Dios, katallagenai solamente del hombre. Dios nos reconcilia o reconcilia al mundo consigo mismo en 2 Corintios 5:18ss. No está reconciliado. Tampoco se reconcilia a sí mismo con nosotros o con el mundo. Por otro lado somos reconciliados con Dios en Romanos 5:10, o reconciliados con él en 2 Cor. 5:20. Así Dios y el hombre no están en términos iguales en el asunto de la reconciliación. La reconciliación no es recíproca en el sentido de que los dos igualmente se hacen amigos donde eran enemigos. La supremacía de Dios sobre el hombre es mantenido en todo respecto....  Somos reconciliados por la muerte de Jesús. Como él fue hecho pecado por nosotros, nosotros fuimos hechos la justicia de Dios en él (2 Cor. 5:21). Hasta este punto, la reconciliación es paralela a la justificación... El Dios que nos reconcilia consigo mismo es siempre al mismo tiempo el Dios que nos juzga. Por esta razón la reconciliación incluye la justificación en 2 Cor. 5:21.”

 

Lutero tradujo la palabra katallasw y otros derivados del verbo allasein con reconciliar. Mateo 5:24 “seas reconciliado”  diallageethi con tu hermano”; Rom. 5:10: “Porque si siendo enemigos fuimos reconciliados (katallageemen) a Dios por la muerte de su Hijo, mucho mas siendo reconciliados (katallagentes) seremos salvos por su vida. Y no sólo así, sino también nos gozamos en Dios mediante nuestro Señor Jesucristo, por quien ahora hemos recibido la reconciliación (katallageen).

 

Etimológicamente hilaskesthai y katallasein ambos presentan la reconciliación desde diferentes puntos de vista. ilaskesthai  se deriva de ileoos, misericordioso, y presenta la reconciliación como el acto con el cual se obtiene la gracia de Dios. Una imagen totalmente diferente es presentada por la palabra katallavsein que a través del verbo allasein se puede trazar a allos, otro. En todos los verbos derivados de esta palabra se enfatiza más o menos la idea de cambio. allasoo significa cambiar (véase Gál. 4:20, Rom. 1:23), transformar (1 Cor. 15:51 ss.), antallasoo dar en cambio, de lo cual en el Nuevo Testamento se deriva antallagma, el rescate, (Mat. 16:26). Ya que allasoo significa hacer diferente, cambiar, apallasoo, a causa de la preposición apo significa cambiar quitando o separando; Cristo por quitar los pecados cambió la relación con la muerte de los que habían sido esclavos de la muerte, es decir, les ha librado del temor de la muerte.

 

Leemos en 1 Juan 2:2: kai autos ilasmos estin peri toon amartioon heemoo'n, (El es el sacrificio propiciatorio (la propiciación) por nuestros pecados, y no solamente por los nuestros sino también por los pecados de todo el mundo.” Ilasmos usado aquí y katallasein usado en 2 corintios 5:18ss., se usan como diferentes maneras de decir la misma cosa, “reconciliación”. Katallasein no indica como hilaskesthai el medio por el cual se produce la reconciliación, y en qué realmente consiste. Más bien dice que la relación entre los dos partidos ha sido fundamentalmente cambiado. Dios cambió su relación con el mundo. Pero Dios no cambió su mente, ni cambió su santa voluntad, cuando habló acerca del pecado y la muerte por los pecados. Estuvo en serio y castigó completamente los pecados del mundo entero. El hombre no cambió su naturaleza mala para repentinamente convertirse en bueno y santo. Dios cambió la relación entre los dos por medio de Cristo. Y de otros pasajes sabemos qué clase de relación había previamente entre los dos, como hijos de ira (Efe. 2:3) los hombres estaban bajo la maldición de la ley (Gál. 3:13). Dios estaba ofendido por el pecado, estaba airado contra ellos con una ira que quemaba hasta el más profundo infierno.

 

Realmente el versículo 18 dice: “Dios nos ha reconciliado a sí mismo”, y las personas designadas por “nosotros” son cada ser humano. Así lo que Pablo dice aquí lo sigue explicando en el versículo 19 en el cual habla del mundo, kosmon, del cual nunca ha sido cierto y nunca será cierto que de su parte es totalmente reconciliado con Dios. Seguramente Dios ha reconciliado el mundo consigo mismo. Entonces el perdón ha sido obtenido completo para todo ser humano.

 

Tenemos que subrayar el que en katallasoon, el sujeto siempre es la parte ofendida. La expiación designa un cambio en la relación mediante el cual ocurre lo que llamamos la reconciliación. El mundo es incapaz de cambiar la relación que existe entre él y Dios, tanto como esto es el caso con la persona que ha ofendido a otro.[iii] El mundo nunca fue el partido que inició la reconciliación. Esto pertenece al que es ofendido. Por tanto también en cada caso él es el que reconcilia al mundo consigo mismo, él en quien la reconciliación se tiene que hacer realidad. Esa es la razón por la cual la justificación es el acto completo y perfecto de la gracia de Dios.

 

¿Qué fue la manera en que Dios se hizo el reconciliado? Según 2 Corintios 5:19, la primera parte dijo: “que Dios estaba en Cristo reconciliando al mundo consigo mismo, no tomándoles en cuenta... mee logizomenos ...”  Si ahora pensáramos que mee logizomenos debe presentar la manera en que Dios se hizo el reconciliado, el resultado sería: cambió de mente en que pasa por alto los pecados del mundo. Esto, sin embargo, contradice no solamente todos los conceptos claros de una reconciliación, en que la no imputación de la culpa se puede concebir solamente después de la expiación de lo ofendido, sino al mismo tiempo pone la posibilidad de que Dios haya suprimido su santidad con su oposición de principio contra el pecado y su justicia con sus exigencias irrevocables para el castigo.

 

Pablo explícitamente enseña cómo llegó esta reconciliación de Dios, fue por medio de Cristo. Pero cuando hablamos de la gracia de Dios, el fundamento de nuestra justificación, estamos hablando de algo que existe desde la eternidad y hasta la eternidad. ¿Cómo llevó a cabo su diseño de la gracia de Dios para proveernos la ayuda que necesitamos? Aquí tenemos que recordar dos atributos de Dios que parecen estar en conflicto. Estos atributos son la justicia y el amor o la gracia de Dios. Este aparente conflicto, Dios lo resolvió por la obra de Cristo. En Cristo la justicia divina se satisfizo; y he aquí el amor divino triunfa también. Los pecados son pagados, Dios habla la gran palabra, la raza humana ahora es justificada, posee la justicia, los pecados de todos los hombres son perdonados.

 

                        2. Lo podemos ver en Romanos 5:12-31

 

El profesor Stoeckhardt comenta que Romanos 5:12-31 es el locus classicus (el punto central) de la justificación objetiva. Hablando de esta sección el profesor Stoeckhardt dice: “Cristo por su muerte y sangre no solamente ganó la justicia que vale ante Dios, el perdón de los pecados, sino la estableció y presentó. La gloriosa resurrección de Jesucristo de entre los muertos es la declaración solemne y pública de la justificación y absolución que Dios ha pronunciado sobre el mundo pecador y mediante el cual ha sellado el efecto de la muerte de Cristo. Sí, mediante la justicia de Cristo la justificación de vida ha pasado a todos los hombres. Los muchos, todos los hombres, son presentados como justos mediante la obediencia de Cristo. La obediencia y la justicia de Cristo, así como el pecado y desobediencia de Adán, había sido imputado a todos los hombres. Dios es el que justifica al impío. Por tanto en Cristo hay presente para todos los hombres la justicia que vale ante Dios.”[iv]

 

Las Sagradas Escrituras rebosan con terminología que dice: “la justificación es completa por causa de Cristo”, y usa diferentes palabras para decirlo. La iniquidad perdonada, el pecado cubierto, el pecado no imputado, esto quiere decir que Dios perdonó los pecados del mundo por causa de Cristo.

 

La doctrina de la justificación como Pablo la presenta finalmente nos conduce al misterio que no podemos resolver. Por un lado el apóstol testifica que la justificación de vida ha pasado a todos los hombres, y por otro lado que todo el mundo es culpable ante Dios y merece el castigo eterno. Esto no está en contradicción. En una expresión el mundo se considera en Cristo, en el otro fuera de Cristo. Fuera de Cristo Dios está airado con los pecadores, en Cristo mira al mundo pecador con placer. El uno es el juicio de la ley sobre los pecadores, el otro un juicio del evangelio. El objeto de la redención y la justificación es toda la humanidad pecadora considerada aparte de la relación de los individuos con Cristo y el evangelio.

 

            B) La justificación es completa porque no depende de nosotros.

 

Piensa un momento, ¿cómo sería la justificación de las personas individuales si dependiera de sus sentimientos, de su grado de fe. Medio condenado un día, medio absuelto el otro día. Y tan poco como un inculpado en la corte de justicia humana queda medio en prisión y la otra mitad libre, tampoco justifica Dios la mitad y condena la mitad.

 

Lo que ahora hemos considerado se llama la justificación objetiva. El término significa que aparte de la actitud de los seres humanos individuales, de manera muy objetiva, Dios ha declarado que el mundo es justificado, que los pecados son perdonados, que toda la humanidad ha sido redimida. Otro término usado para este gran acto de Dios es la justificación universal, una justificación que se extiende a todo el mundo. Esta  doctrina, la de la justificación universal, la llamada justificación objetiva, presenta el hecho de que el Señor Dios por gracia, a causa de la redención de Cristo, realmente perdonó los pecados de todos los hombres, al mundo entero. Esto es aparte del recibir o no recibir esta justificación por la fe. No depende de nuestra actitud, de nuestra fe, ni de nuestra conversión, ni de nuestras emociones o sentimientos. Nuestro Señor Jesucristo murió en la cruz por todo el mundo. Pieper dice: “La reconciliación objetiva de todos los hombres a Dios mediante la obra de Cristo obliga al entendimiento correcto del evangelio y de la fe. El evangelio no puede ser otra cosa sino el mensaje y la oferta del perdón de los pecados que Cristo ha ganado, y la fe no puede ser otra cosa sino sencillamente aceptar el perdón de los pecados que ha sido ganado por Cristo.”

 

III. La justificación objetiva y la reconciliación objetiva es el mismo acto de Dios en Cristo.

 

Aunque distinguimos entre la justificación objetiva y la justificación subjetiva, no se nos ocurre separarlos. Ser justificados completamente de una vez para siempre en la cruz y ser completa y personalmente justificados, estos dos hechos no pueden ser separados. Ciertamente no hablamos de dos justificaciones. La justificación objetiva y subjetiva se refieren al mismo acto de Dios.

 

La reconciliación se actualiza como la justificación[v], la justificación involucra la reconciliación. Con la reconciliación ha sucedido la verdadera absolución de los pecados del mundo. Cuando Pablo dice en 2 Corintios 5:19: “Dios estaba en Cristo reconciliando al mundo consigo mismo”, es seguido inmediatamente con “no tomándoles en cuenta sus transgresiones.” La comparación con Romanos 4:6-8 hace claro que esta oración negativa, “no tomando en cuenta el pecado”, es equivalente a la oración positiva, “imputando la justicia”.

 

            A. La justificación completa sucedió hace 2,000 años.

 

Es decir, en ese tiempo, hace casi 2000 años, cuando Cristo cumplió la ley por los hombres, Dios reconcilió al hombre consigo mismo. Cristo murió en cierto día, a cierta hora en el tiempo. Pero esto cuenta para todo el tiempo: para todo tiempo futuro, para todo tiempo anterior. Tenemos que fijar nuestros ojos sobre estas claras y sencillas palabras de la Escritura, y dejar que ellas obren en nosotros. Dios ya no toma en cuenta nuestros pecados contra nosotros, nos ha absuelto de nuestros pecados. Nos ha perdonado, nos ha justificado. Hablamos de la justificación objetiva al igual como la reconciliación objetiva. Los dos términos se refieren al mismo acto de Dios en Cristo. Para Pieper, por ejemplo, la reconciliación objetiva y la justificación objetiva son casi términos intercambiables. Los dos términos corresponden y designan el mismo evento. El término justificación se toma de la esfera de la corte, el término reconciliación del dominio de relaciones personales. Su identidad material es claro del hecho de que Pablo en una ocasión (2 Cor. 5:14-21) como vimos, puede proceder de la reconciliación a la justificación y en otra ocasión de la justificación a la reconciliación.

 

                        1. La justificación completa sucedió en la cruz: “Consumado es.” (Juan 19:30) Tetevlestai:

 

El perfecto de un estado completado, Tetevlestai, denota una acción llevada a su terminación, como una línea que termina en un punto ____________. Jesús habla esta palabra al Padre que lo envió. Fue hablada en voz fuerte; también es su intención que todos los hombres oigan. ¿Qué es lo que aquí lo llevó al fin? La muerte de Jesús termina su perfecta y completa obra redentora, la obra de la reconciliación y la expiación. Su derramamiento de su sangre redentora, hecho perfecta y completamente para todos, está terminado y queda para siempre terminado. (Heb. 7:27; 9:12 y 26; Rom. 6:10).

 

                        2. La justificación es completa en Cristo.

 

Lo suficiente y lo completo de la obra de Cristo en la cruz no se puede expresar con demasiado énfasis. La obra de Cristo es completa en sí misma, y se extiende  y es completa para el mundo entero. Realmente Cristo sufrió para el mundo entero, por todos los hombres. Su obra es completa intensamente. Por el sufrimiento y la muerte de Cristo, el mundo realmente fue reconciliado con Dios; es decir, la ira de Dios contra el mundo realmente fue eliminada, se hizo satisfacción y se quitó. Dios ya no imputa a los hombres sus transgresiones. Y finalmente Dios ha ratificado toda esta obra, la ha declarado perfecta y completa, levantando a Jesús de los muertos. Su resurrección fue completa para nuestra justificación. En otras palabras, “la cuenta queda saldada”, y no solamente para nuestra completa justificación sino para la justificación de todo el mundo. Las Escrituras brillan con el todo, la universalidad de la justificación.

 

            B. La completa justificación sucedió desde la fundación del mundo.

 

Ciertamente había perdón de los pecados en los tiempos del Antiguo Testamento.[vi] Ahora, cuando Hebreos 9:15 dice: “Por esta razón, también es mediador del nuevo pacto, para que los que han sido llamados reciban la promesa de la herencia eterna, ya que intervino muerte para redimirlos de las transgresiones bajo el primer pacto,” esto claramente afirma que la muerte de Cristo sucedió para la redención de las transgresiones que se hicieron bajo el primer testamento. Sigue explicando el texto: “De otra manera, le habría sido necesario padecer muchas veces desde la fundación del mundo.” Si la justificación no fuera completa, el sacrificio de Cristo tendría que ser repetido de vez en cuando para seguir expiando nuestros pecados, y entonces esto hubiera sido necesario también varias miles de veces antes del adviento de Cristo, sí, desde la fundación del mundo. Porque antes de la venida de Cristo también había pecado y perdón de pecados. Pero el sacrificio completo y todo suficiente de Cristo perdonó los pecados de los padres y los pecados de los santos ahora y para siempre.

 

En Apocalipsis 13:8 se lee: “el Cordero (es decir Cristo), quien fue inmolado desde la fundación del mundo.” ¿Qué significa esto? Cristo no fue literalmente matado desde la fundación del mundo, sino solamente una vez, bajo Poncio Pilato. El pasaje no dice “antes”, sino “desde la fundación del mundo”. Por consiguiente, el texto habla del fruto de los sufrimientos de Cristo. Solamente en este sentido se puede decir que Cristo murió desde la fundación del mundo. Desde la fundación del mundo estaba en la mente de Dios la muerte de Cristo para la completa justificación del mundo.

 

Estamos tan benditos con este conocimiento que tenemos que dar las gracias continuamente al Señor por las bendiciones de su gracia en nuestras vidas. El mundo entero de pecadores ha sido completa y totalmente justificado en Cristo Jesús; ésta es la doctrina central de la Escritura. Y el propósito principal de la Escritura es: traer a los pecadores individuales a la fe en Cristo, para que compartan su perfecta justicia y hereden la vida eterna. Si estas verdades se pierden, ya no hay fe cristiana. Tenemos que decir: “Gracias Señor, por tu gracia en mi vida. Hazme tu instrumento para llevar estas noticias al mundo entero.”

 



[i] Theological Monthly. Vol. VIII. Setiembre 1928, #9, Full Forgiveness.

[ii] La justificación es, sobre todo, el perdón de los pecados. AC IV 1, 2; Ap. IV 40, 41, 76: SA III 13; FC-Ep. III 4, 7; FC SD III 9, 10, 17, 62. Si la justificación es el perdón de los pecados, entonces la justificación es un declarar justo, un acto forense. La misma conclusión es exigida por la identificación en las confesiones de la justificación con la imputación de la justicia de Cristo, o de sus méritos o de su obediencia. Ap. IV 305s.; XXI 19; FC SD III 56.

[iii]Véase Zahn, Komm. z. Roemerbr., ´p. 258, nota 23: El objeto de katallasein y sus derivados o el sujeto de sus pasivos nunca es la persona que sufre el odio o la enemistad, sino el que causó el rompimiento de la paz. La humanidad, que se rebeló contra Dios, que en la guerra entre Dios y el pecado combate por el lado del último en contra de Dios (Rom. 6:13) como teomachoi, en otras palabras todo el mundo rebelde de los hombres, 2 Cor. 5:18-20; Col. 1:20-22. Así la esposa que ofendió a su esposo con deserción más o menos voluntaria, 1 Cor. 7:11) así también el hombre contra el cual el hermano cree tiene fundamento para quejarse, mediante el cual se siente herido el hermano, Mat. 5:24.

[iv] Epistle to the Romans, Vol. 1, Dr. George Stoeckhardt, p. 76ss.

[v] Henry Hamann hijo considera que “el término ‘justificación objetiva’ no es buena. ‘La justificación objetiva es solamente un error por ‘la reconciliación objetiva’” (Justificacion by Faith in Modern Theology. Concordia Theological Monthly, April 1958.)

[vi]  Exo. 34:7; Núm. 14:1, 18-20; Sal. 32:1,5; 78:38; 85:3; 99:8; 103:3; Miq 7:18; Sal. 31:6; Is. 29:22; 43:1; 44:23.