LA
JUSTIFICACIÓN ES COMPLETA
Rev.
Otoniel Rodríguez
Iglesia
Evangélica Luterana Confesional de México
Gracias a Dios por esta oportunidad
para hablar de su gracia. Siempre es un privilegio hablar de la palabra de
Dios. Trataré de hacer lo mejor que pueda, confiando totalmente en su gracia.
Así en su nombre, confiando en el completo perdón de los pecados logrado por
Cristo en la cruz, comienzo esta conferencia.
La primera vez que vi mi tarea para
esta conferencia, pensaba: “¿Es posible que alguien, en la reunión
de la Conferencia Evangélica Luterana Confesional, crea que su justificación no
sea completa? Pero, seguramente hay gran diversidad entre los cristianos.
Algunos son fuertes en su fe, otros son cristianos débiles. Algunos tienen un
conocimiento excelente de la doctrina cristiana, otros son desgraciadamente
deficientes en este respecto.
Hablando en general, Jorge Gallup y
Jorge Barna, los famosos encuestadores, pasan mucho tiempo buscando y
estudiando las tendencias en las iglesias cristianas de hoy. En una encuesta
reciente, Jorge Barna encontró que el 32% de todos los norteamericanos creen
que hay ciertos pecados que Dios nunca puede perdonar. El 28% de los
protestantes cree esto. El porcentaje de católicos que cree esto es
aproximadamente lo mismo. Y unos 40% de los que no van a la iglesia creen que
hay pecados que Dios no puede perdonar. Así hay gran número de personas que
cree que la justificación es incompleta.
Pero quiero pensar que todos los
cristianos, al menos todos los cristianos luteranos, aquí y ahora, están unidos
en creer que Dios perdona sus pecados completamente y por gracia por causa de
Cristo, sin ningún mérito propio. Para nosotros los luteranos una consideración
renovada de esta doctrina de la justificación debe ser tan natural como la
respiración. Ciertamente esta doctrina es el rasgo característico doctrinal de
nuestra iglesia. El diccionario de Webster cuando define el término “luterano”
dice: “la doctrina cardenal es la de la justificación solamente por la fe.”
Nuestra justificación es completa solamente por la fe.
De otro modo, lo que hay que pensar es
que sus pecados son solamente en parte perdonados. ¿Cómo es posible vivir así?
Si Dios perdona la mitad, entonces todos los pasajes en la Biblia que hablan
acerca de la redención suficiente por la sangre de Cristo estarán inseguras. Si
Dios perdona la mitad, entonces tenemos una media redención de Cristo, quiere
decir que Cristo murió solamente a medias para nosotros. ¿Pero qué tal la otra
mitad? Inconscientes del perdón completo de nuestros pecados estamos y nos
quedamos sin paz de corazón. No teniendo esta paz sería mejor que nunca
hubiéramos nacido.
I. La justificación es completa porque
las Sagradas Escrituras lo dicen.
Vivir creyendo que Cristo murió
solamente a medias por nosotros es vivir bajo temores, dudas, incertidumbres y
condenación. Entonces la fe pierde su cuerda de salvamento, y la palabra de
Dios su contenido. Pero una cosa es clara; es el perdón completo de nuestros
pecados como dicen las Escrituras. Pero ¿cómo entendemos lo que dice el apóstol
en Romanos 8:1: “Ahora pues, ninguna condenación hay para los que están en
Cristo Jesús.” ¿Por qué dice el apóstol que no hay ninguna condenación? La
razón es que la justificación es completa. Por otro lado Pablo dice a los
filipenses: “Ocupaos en vuestra salvación con temor y temblor” (Fil. 2:12b). A
primera vista estas palabras pueden parecer tener un sonido extraño para los
cristianos. Hasta podrían llevarnos a preguntarnos si los cristianos después de
todo tienen que obrar para ganar su salvación, por la razón de que todavía no
sea completa. Pero eso no puede ser el caso. Pablo utiliza la palabra salvación
aquí en un sentido amplio. Se refiere no solamente a los creyentes llegando a
la fe y recibiendo el don de la vida eterna, sino también su continuar en la fe
hasta que entren en la vida eterna. Los creyentes tienen que seguir viviendo en
este mundo pecaminoso mientras esperan la salvación en la eternidad, la
salvación que ya fue completada. Es a tales creyentes en espera que todavía
tienen que luchar con todos los retos y tentaciones de la vida en el mundo, que
Pablo dirige la exhortación: “Ocupaos en vuestra salvación con temor y
temblor.” El doctor Preuss dice: “Por supuesto esto no excluye que uno pueda
caer de la gracia, o que uno sea cortado del árbol de olivo, si uno no continúa
en su bondad con vigilancia y oración.... Se concluye sin lugar a dudas de este
texto que mientras el hombre permanece en Cristo Jesús por la fe (Gál. 3:26) —
por tanto tiempo y no más tiempo, pero seguramente por tanto tiempo — la
palabra se aplica a él de que “no hay condenación para ti.”[i]
En las epístolas de Pablo la condenación
y la justificación son antítesis. Si hay luz no hay tinieblas y viceversa. Así
donde no hay ninguna condenación, hay completa justificación.[ii] Aprendemos esto cuando Pablo
dice: “¿Quién acusará a los escogidos de Dios? El que justifica es Dios. ¿Quién
es el que condenará? Cristo es el que murió; más aun, es el que también
resucitó...” (Rom. 8:33-34)
A.
En las Escrituras nunca encontramos una justificación a medias o parcial.
1. Esto
leemos en Mateo 18:24-35
Gracias a Dios la justicia de Cristo es
tan indivisible y completa como la ley de Dios. O es total y completa o no
existe. La ley de Dios dice: “Porque cualquiera que guarda toda la ley pero
ofende en un solo punto se ha hecho culpable de todo.” (Sant. 2:10) Así a quien
se le retiene un pecado, todos le son retenidos. Tenemos muchos ejemplos en la
Sagrada Escritura que hablan del perdón completo: el rey que hace cuentas de su
siervo y encuentra que le debe diez mil talentos. Mat. 18:24. Esa fue la
cantidad exacta de su deuda, ni un centavo más ni un centavo menos. El rey,
puramente por gracia, le perdonó no la mitad, no dos tercios. No, el rey le
perdonó toda la deuda, tan inmensa como fue. Cuando uno lee esta parábola,
¿quién se atreve a hablar de perdón incompleto? Y entonces, cuando ese siervo
exigió los doce dólares de su consiervo, ¿podría su señor entonces decir: “La
mitad de mi regalo será tomada de ti como castigo, y la otra mitad la puedes
guardar por ahora? Por supuesto que no, Dios no obra así. Ante su
tribunal la sentencia o es “condenado” o “libre”, pero nunca medio condenado o
medio libre. Nunca medio perdonado.
Hay solamente dos estados en que la
persona puede estar ante Dios, o justificado o condenado. Todo el que introduce
un tercer estado entre la justificación o la condenación en esta vida, también
tiene que inventar uno para la próxima. El purgatorio es ese tercer estado para
muchas personas. Y este tercer factor no es enseñado en la Escritura, ni por
Cristo ni por los apóstoles.
2.
Leemos esto en Lucas 15:11-32
Aquí en la parábola del “hijo prodigo”,
Jesús retrata la plena gracia de Dios de manera maravillosa, como algo que
siempre está disponible para perdonar completamente al pecador arrepentido.
Como si estuviera constantemente mirando el camino, el padre ve al hijo
mientras está lejos. Luego el padre corre y cae sobre el cuello de su hijo, y
cubre su rostro con besos. Todo el acto manifiesta el hecho de que el pródigo
ya es perdonado y es completamente perdonado, antes que él hable una sola
palabra de confesión. Aquí vemos la absolución completa del pecador, el
completo perdón, la completa justificación, la adopción (la recepción a ser
hijo), la completa reconciliación, todo en uno.
B.
Las Escrituras nunca mencionan un perdón parcial o condicional.
Estamos hablando de la justificación,
no de la santificación. El apóstol Pablo dice a los filipenses: “No
quiero decir que ya lo haya alcanzado, ni que haya llegado a la perfección;
sino que prosigo a ver si alcanzo aquello para lo cual también fui alcanzado
por Cristo Jesús.” (Fil. 3:12). Pablo, como nosotros, todavía vivía en un mundo
pecador. El, como nosotros, todavía fue pecador, todavía fue afligido con la
debilidad y los fallos de su naturaleza pecaminosa. Aunque era hijo de Dios por
la fe, no había llegado todavía al punto en que podía perfectamente servir a
Dios o gozar de la plenitud de las bendiciones de Dios. Pero él, como nosotros,
fue completamente justificado ante Dios. Mientras tanto, vivía esta vida como
cristiano en una lucha constante por la santidad. Como dice Spener: “Acerca de
la pregunta si el hombre se hace más justo y santo, nosotros también concedemos
esto con respecto a la justicia inherente, que por supuesto crece y tiene que
crecer, de modo que nos hacemos siempre más perfectos... Pero esto no pertenece
a la justificación sino a la santificación... Así el que por imputación ha
recibido la justicia de Cristo por la fe la tiene entera; porque es
indivisible, y no puede tener una justicia más perfecta de Cristo después de
veinte o treinta años de lo que recibió en el primer momento.”
La justificación y el perdón son
la misma cosa. Justificar significa absolver,
(Triglotta, 793), y perdón. En Juan 1:7 es descrito como perpetuo; las palabras
dicen: “La sangre de su Hijo Jesús nos limpia de todo pecado.” Nos limpia perpetuamente,
porque perpetuamente tenemos pecados. Y Pablo comienza Romanos 4:7 con las
palabras: “Bienaventurados aquellos cuyas iniquidades son perdonadas, y cuyos
pecados son cubiertos,” pero luego procede, v. 8: “Bienaventurado el hombre a
quien el Señor jamás le tomará en cuenta (logizetai) su pecado.”
Nuestras confesiones luteranas,
hablando acerca de la palabra “justificar” dicen: “Por consiguiente, la palabra
‘justificar’ según se usa en este artículo, significa pronunciar a alguien
justo y libre de pecados y absolverlo del castigo, por causa de la justicia de
Cristo, lo cual Dios imputa a la fe (Fil. 3:9). Pues este uso y sentido de esta
palabra es muy frecuente en la Sagrada Escritura del Antiguo y el Nuevo
Testamento. ‘El que justifica al impío y el que condena al justo’ (Pr. 17.15).
‘y de los que por soborno declaran justo al culpable, y al justo le quitan su
justicia!’ (Is. 5:23). ‘¿Quién acusará a los escogidos de Dios? El que
justifica es Dios’ (Rom. 8:33), es decir, absuelve del pecado.” (FC SD III 17,
p. 585). En la Apología de la Confesión de Augsburgo, Art. IV, II leemos:
“Alcanzar la remisión de los pecados es ser justificados...” Por
tanto, somos reconciliados con el Padre y recibimos la remisión de los pecados
cuando somos consolados con confianza en la misericordia prometida por causa de
Cristo.” (Concordia Triglotta, p. 151). Por otro lado, nuestra completa
justificación, nuestro perdón completo, tiene un fundamento firme en Cristo,
como dice la Fórmula de Concordia, Declaración Sólida, III, La justicia por la
Fe: “La perfecta obediencia de Cristo, activa y pasiva, es una completa
satisfacción y expiación hecha por todos los seres humanos; por ella ha sido
satisfecha la eterna e inmutable justicia de Dios, revelada en la ley, y así la
justicia de Cristo llega a ser nuestra justicia, que vale delante de Dios y que
se revela en el evangelio. La fe que salva descansa en esta justicia, que vale
delante de Dios y que se revela en el evangelio. La fe que salva descansa en
esta justicia, imputada por Dios al creyente, según está escrito en Romanos
5:19: Así como por la desobediencia de un hombre los muchos fueron constituidos
pecadores, así también por la obediencia de uno los muchos serán constituidos
justos’; y en 1 Juan 1:7: ‘La sangre de Jesucristo, el Hijo de Dios, nos limpia
de todo pecado’. Y el justo por la fe vivirá (Hab. 2:4; Rom. 1:17). De modo que
no es la naturaleza divina de Cristo sola ni la humana sola la que se nos
cuenta por justicia, sino la obediencia de toda la persona, que es
simultáneamente Dios y hombre.” (FC DS III 57, 58, p. 593)
Así es claro que nuestra justificación,
el perdón de nuestros pecados, es completa porque la obra de Cristo fue completa.
El es nuestra justicia no según solamente su naturaleza divina, ni solamente
según su naturaleza humana, sino según las dos naturalezas; que así la justicia
de la fe es el perdón de los pecados, la reconciliación con Dios, porque la
obediencia de Cristo es imputada para nuestra justicia.
Lutero dijo: “Si solamente este
artículo (la justificación por la fe) queda puro en el campo de batalla, la
iglesia cristiana también queda pura, y en armonía piadosa sin ninguna secta;
pero si no permanece puro no es posible resistir cualquier error o espíritu
fanático.”
¿Cómo perdona Dios los pecados? La
respuesta es: “plena y perfectamente.” Y Lutero dice: “Ahora sabemos bien lo
que el perdón de los pecados significa. Si él perdona, perdona todo
completamente y no deja nada sin perdonar. Ahora si estoy desquitado y
libre del pecado, también estoy desquitado de la muerte, el diablo, el infierno
y soy un hijo de Dios y señor del cielo y la tierra.” (St. Louis Ed. XX, 751).
En otro lugar dice: “Por esta razón se llama perdón de pecados, porque ante
Dios somos verdaderos pecadores y no se encuentra en nosotros nada sino el
pecado, aunque poseamos toda justicia humana. Porque cuando habla de pecado
tiene que haber verdaderos y grandes pecados, tiene que haber verdaderos y
serios pecados, así como también el perdón no es un chiste, sino un asunto
verdadero y serio. Así, si miras a este artículo, tienes los dos hechos, los
pecados quitan toda tu santidad, no importa lo piadoso que puedas estar en la
tierra, y viceversa, el perdón quita todos los pecados y la ira, de
modo que tu pecado no te puede echar al infierno, y tu piedad no puede
levantarte al cielo.” (St. Louis Ed. XI, 1721). Lutero enseña la misma doctrina
en dondequiera que toque este asunto. (St. Louis Ed., XIX, 995; II, 1457; XI,
1703 ss, 1933.)
Martín Chemnitz, el segundo gran Martín
de la iglesia luterana, llama a este artículo la fortaleza y la defensa
principal de toda la doctrina y religión cristiana. Si se oscurece o se
falsifica no puedes mantener puros los otros artículos. Si se guarda intacto
éste, todas las idolatrías y supersticiones y todas las otras adulteraciones en
otros artículos dondequiera que se han ocurrido desaparecerán. (Véase Loc.
Theol. II, 200).
Balthazar Meisner lo llama el centro de
la verdadera teología, hacia el cual se orienta todo, el océano sagrado a donde
todos los ríos se juntan, la roca de la fe que mantiene todo seguro y sin daño.
Otros teólogos como Henry P. Hamann
hijo, hablando de San Pablo y la redención en Cristo Jesús, en
cuanto a Romanos 3:21-26 dice: “La palabra decisiva en este pasaje es
propiciación - hilasterion - y sin entrar en este punto en más
detalle de interpretación, se admitirá que es solamente porque Cristo tiene el
carácter o poder de ser la perfecta y completa propiciación que hay revelado en
él una justicia divina, la revelación de la cual es evangelio para los
pecadores. Así comprender hilasterion o propiciación como él
lo comprendió es tener la única clave de este evangelio.” El resultado es que
la humanidad, todos los hombres, son perfectamente reconciliados con Dios.
Ningún hombre tiene que hacer o sufrir nada adicional para reconciliar a Dios
para obtener la justicia y la salvación. Y la Sagrada Escritura da testimonio
explícito a esto. Leemos en 2 Corintios 5:19; ‘Dios estaba en Cristo
reconciliando al mundo consigo mismo, no tomándoles en cuenta sus
transgresiones.’”
II. La justificación es completa porque
procede de Dios.
A.
Las Sagradas Escrituras lo afirman.
1. Lo
vemos en 2 Corintios 5:18-21.
Seguramente todos nosotros creemos que
toda la tierra ha estado en posesión del perdón desde la muerte de Cristo en la
cruz. Es posible estudiar muchos pasajes bíblicos para demostrar esta doctrina
(que la justificación es completa). Pero también es posible presentar esta
doctrina mediante un solo pasaje, 2 Corintios 5:18:21. Este pasaje demuestra la
conexión íntima entre la doctrina de la redención y la doctrina de la
justificación completa y objetiva. Como dice el profesor Gerald Hoenecke: “Sin
la doctrina de la justificación objetiva el evangelio dejaría de ser el
evangelio.”
El Espíritu Santo, escribiendo por
medio del apóstol Pablo, dijo:
“18 Y todo esto
proviene de Dios, quien nos reconcilió consigo mismo por medio de Cristo y nos
ha dado el ministerio de la reconciliación: 19 que
Dios estaba en Cristo reconciliando al mundo consigo mismo, no tomándoles en
cuenta sus transgresiones y encomendándonos a nosotros la palabra de la
reconciliación. 20 Así que, somos embajadores en
nombre de Cristo; y como Dios os exhorta por medio nuestro, rogamos en nombre
de Cristo: ¡Reconciliaos con Dios! 21 Al que no
conoció pecado, por nosotros Dios le hizo pecado, para que nosotros fuéramos
hechos justicia de Dios en él.”
katallageev es una de las palabras que llaman nuestra
atención. Según el Diccionario Teológico del Nuevo Testamento, de Gerhard
Kittel, (Vol. 1, p. 254ss.): “En el Nuevo Testamento es solamente Pablo que
utiliza la palabra acerca de la relación entre Dios y el hombre, y katallasein se
utiliza solamente de Dios, katallagenai solamente del hombre.
Dios nos reconcilia o reconcilia al mundo consigo mismo en 2 Corintios 5:18ss.
No está reconciliado. Tampoco se reconcilia a sí mismo con nosotros o con el
mundo. Por otro lado somos reconciliados con Dios en Romanos 5:10, o
reconciliados con él en 2 Cor. 5:20. Así Dios y el hombre no están en términos
iguales en el asunto de la reconciliación. La reconciliación no es recíproca en
el sentido de que los dos igualmente se hacen amigos donde eran enemigos. La
supremacía de Dios sobre el hombre es mantenido en todo
respecto.... Somos reconciliados por la muerte de Jesús. Como él fue
hecho pecado por nosotros, nosotros fuimos hechos la justicia de Dios en él (2
Cor. 5:21). Hasta este punto, la reconciliación es paralela a la
justificación... El Dios que nos reconcilia consigo mismo es siempre al mismo
tiempo el Dios que nos juzga. Por esta razón la reconciliación incluye la
justificación en 2 Cor. 5:21.”
Lutero tradujo la palabra katallasw y
otros derivados del verbo allasein con reconciliar. Mateo 5:24
“seas reconciliado” diallageethi con tu hermano”; Rom.
5:10: “Porque si siendo enemigos fuimos reconciliados (katallageemen) a
Dios por la muerte de su Hijo, mucho mas siendo reconciliados (katallagentes)
seremos salvos por su vida. Y no sólo así, sino también nos gozamos en Dios
mediante nuestro Señor Jesucristo, por quien ahora hemos recibido la
reconciliación (katallageen).
Etimológicamente hilaskesthai y katallasein ambos
presentan la reconciliación desde diferentes puntos de vista. ilaskesthai se
deriva de ileoos, misericordioso, y presenta la reconciliación
como el acto con el cual se obtiene la gracia de Dios. Una imagen totalmente
diferente es presentada por la palabra katallavsein que a través del
verbo allasein se puede trazar a allos, otro.
En todos los verbos derivados de esta palabra se enfatiza más o menos la idea
de cambio. allasoo significa cambiar (véase Gál. 4:20, Rom.
1:23), transformar (1 Cor. 15:51 ss.), antallasoo dar en
cambio, de lo cual en el Nuevo Testamento se deriva antallagma, el
rescate, (Mat. 16:26). Ya que allasoo significa hacer
diferente, cambiar, apallasoo, a causa de la preposición apo significa
cambiar quitando o separando; Cristo por quitar los pecados cambió la relación
con la muerte de los que habían sido esclavos de la muerte, es decir, les ha
librado del temor de la muerte.
Leemos en 1 Juan 2:2: kai autos
ilasmos estin peri toon amartioon heemoo'n, (El es el sacrificio
propiciatorio (la propiciación) por nuestros pecados, y no solamente por los
nuestros sino también por los pecados de todo el mundo.” Ilasmos usado
aquí y katallasein usado en 2 corintios 5:18ss., se usan como
diferentes maneras de decir la misma cosa, “reconciliación”. Katallasein no
indica como hilaskesthai el medio por el cual se produce la
reconciliación, y en qué realmente consiste. Más bien dice que la
relación entre los dos partidos ha sido fundamentalmente cambiado. Dios
cambió su relación con el mundo. Pero Dios no cambió su mente, ni cambió su
santa voluntad, cuando habló acerca del pecado y la muerte por los pecados.
Estuvo en serio y castigó completamente los pecados del mundo entero. El hombre
no cambió su naturaleza mala para repentinamente convertirse en bueno y santo.
Dios cambió la relación entre los dos por medio de Cristo. Y de otros pasajes
sabemos qué clase de relación había previamente entre los dos, como hijos de
ira (Efe. 2:3) los hombres estaban bajo la maldición de la ley (Gál. 3:13).
Dios estaba ofendido por el pecado, estaba airado contra ellos con una ira que
quemaba hasta el más profundo infierno.
Realmente el versículo 18 dice: “Dios
nos ha reconciliado a sí mismo”, y las personas designadas por “nosotros” son
cada ser humano. Así lo que Pablo dice aquí lo sigue explicando en el versículo
19 en el cual habla del mundo, kosmon, del cual nunca ha sido
cierto y nunca será cierto que de su parte es totalmente reconciliado con Dios.
Seguramente Dios ha reconciliado el mundo consigo mismo. Entonces el perdón ha
sido obtenido completo para todo ser humano.
Tenemos que subrayar el que en katallasoon,
el sujeto siempre es la parte ofendida. La expiación designa un cambio en la
relación mediante el cual ocurre lo que llamamos la reconciliación. El mundo es
incapaz de cambiar la relación que existe entre él y Dios, tanto como esto es
el caso con la persona que ha ofendido a otro.[iii] El mundo nunca fue el partido
que inició la reconciliación. Esto pertenece al que es ofendido. Por tanto
también en cada caso él es el que reconcilia al mundo consigo mismo, él en
quien la reconciliación se tiene que hacer realidad. Esa es la razón por la
cual la justificación es el acto completo y perfecto de la gracia de Dios.
¿Qué fue la manera en que Dios se hizo el
reconciliado? Según 2 Corintios 5:19, la primera parte dijo: “que Dios estaba
en Cristo reconciliando al mundo consigo mismo, no tomándoles en
cuenta... mee logizomenos ...” Si ahora pensáramos
que mee logizomenos debe presentar la manera en que Dios se
hizo el reconciliado, el resultado sería: cambió de mente en que pasa por alto
los pecados del mundo. Esto, sin embargo, contradice no solamente todos los
conceptos claros de una reconciliación, en que la no imputación de la culpa se
puede concebir solamente después de la expiación de lo ofendido, sino al mismo
tiempo pone la posibilidad de que Dios haya suprimido su santidad con su
oposición de principio contra el pecado y su justicia con sus exigencias
irrevocables para el castigo.
Pablo explícitamente enseña cómo llegó
esta reconciliación de Dios, fue por medio de Cristo. Pero cuando hablamos de
la gracia de Dios, el fundamento de nuestra justificación, estamos hablando de
algo que existe desde la eternidad y hasta la eternidad. ¿Cómo llevó a cabo su diseño
de la gracia de Dios para proveernos la ayuda que necesitamos? Aquí tenemos que
recordar dos atributos de Dios que parecen estar en conflicto. Estos atributos
son la justicia y el amor o la gracia de Dios. Este aparente conflicto, Dios lo
resolvió por la obra de Cristo. En Cristo la justicia divina se satisfizo; y he
aquí el amor divino triunfa también. Los pecados son pagados, Dios habla la
gran palabra, la raza humana ahora es justificada, posee la justicia, los
pecados de todos los hombres son perdonados.
2. Lo
podemos ver en Romanos 5:12-31
El profesor Stoeckhardt comenta que
Romanos 5:12-31 es el locus classicus (el punto central) de la
justificación objetiva. Hablando de esta sección el profesor Stoeckhardt dice:
“Cristo por su muerte y sangre no solamente ganó la justicia que vale ante
Dios, el perdón de los pecados, sino la estableció y presentó. La gloriosa
resurrección de Jesucristo de entre los muertos es la declaración solemne y
pública de la justificación y absolución que Dios ha pronunciado sobre el mundo
pecador y mediante el cual ha sellado el efecto de la muerte de Cristo. Sí,
mediante la justicia de Cristo la justificación de vida ha pasado a todos los
hombres. Los muchos, todos los hombres, son presentados como justos mediante la
obediencia de Cristo. La obediencia y la justicia de Cristo, así como el pecado
y desobediencia de Adán, había sido imputado a todos los hombres. Dios es el
que justifica al impío. Por tanto en Cristo hay presente para todos los hombres
la justicia que vale ante Dios.”[iv]
Las Sagradas Escrituras rebosan con
terminología que dice: “la justificación es completa por causa de Cristo”, y
usa diferentes palabras para decirlo. La iniquidad perdonada, el pecado
cubierto, el pecado no imputado, esto quiere decir que Dios perdonó los pecados
del mundo por causa de Cristo.
La doctrina de la justificación como
Pablo la presenta finalmente nos conduce al misterio que no podemos resolver.
Por un lado el apóstol testifica que la justificación de vida ha pasado a todos
los hombres, y por otro lado que todo el mundo es culpable ante Dios y merece
el castigo eterno. Esto no está en contradicción. En una expresión el mundo se
considera en Cristo, en el otro fuera de Cristo. Fuera de Cristo Dios está
airado con los pecadores, en Cristo mira al mundo pecador con placer. El uno es
el juicio de la ley sobre los pecadores, el otro un juicio del evangelio. El
objeto de la redención y la justificación es toda la humanidad pecadora
considerada aparte de la relación de los individuos con Cristo y el evangelio.
B)
La justificación es completa porque no depende de nosotros.
Piensa un momento, ¿cómo sería la
justificación de las personas individuales si dependiera de sus sentimientos,
de su grado de fe. Medio condenado un día, medio absuelto el otro día. Y tan
poco como un inculpado en la corte de justicia humana queda medio en prisión y
la otra mitad libre, tampoco justifica Dios la mitad y condena la mitad.
Lo que ahora hemos considerado se llama
la justificación objetiva. El término significa que aparte de la actitud de los
seres humanos individuales, de manera muy objetiva, Dios ha declarado que el
mundo es justificado, que los pecados son perdonados, que toda la humanidad ha
sido redimida. Otro término usado para este gran acto de Dios es la justificación
universal, una justificación que se extiende a todo el mundo.
Esta doctrina, la de la justificación universal, la llamada
justificación objetiva, presenta el hecho de que el Señor Dios por gracia, a
causa de la redención de Cristo, realmente perdonó los pecados de todos los hombres,
al mundo entero. Esto es aparte del recibir o no recibir esta justificación por
la fe. No depende de nuestra actitud, de nuestra fe, ni de nuestra conversión,
ni de nuestras emociones o sentimientos. Nuestro Señor Jesucristo murió en la
cruz por todo el mundo. Pieper dice: “La reconciliación objetiva de todos los
hombres a Dios mediante la obra de Cristo obliga al
entendimiento correcto del evangelio y de la fe.
El evangelio no puede ser otra cosa sino el mensaje y la oferta del perdón de
los pecados que Cristo ha ganado, y la fe no puede ser otra cosa sino
sencillamente aceptar el perdón de los pecados que ha sido ganado por Cristo.”
III. La justificación objetiva y la
reconciliación objetiva es el mismo acto de Dios en Cristo.
Aunque distinguimos entre la
justificación objetiva y la justificación subjetiva, no se nos ocurre separarlos.
Ser justificados completamente de una vez para siempre en la cruz y ser
completa y personalmente justificados, estos dos hechos no pueden ser
separados. Ciertamente no hablamos de dos justificaciones. La justificación
objetiva y subjetiva se refieren al mismo acto de Dios.
La reconciliación se actualiza como la
justificación[v], la justificación involucra la
reconciliación. Con la reconciliación ha sucedido la verdadera absolución de
los pecados del mundo. Cuando Pablo dice en 2 Corintios 5:19: “Dios estaba en
Cristo reconciliando al mundo consigo mismo”, es seguido inmediatamente con “no
tomándoles en cuenta sus transgresiones.” La comparación con Romanos 4:6-8 hace
claro que esta oración negativa, “no tomando en cuenta el pecado”, es
equivalente a la oración positiva, “imputando la justicia”.
A.
La justificación completa sucedió hace 2,000 años.
Es decir, en ese tiempo, hace casi 2000
años, cuando Cristo cumplió la ley por los hombres, Dios reconcilió al hombre
consigo mismo. Cristo murió en cierto día, a cierta hora en el tiempo. Pero
esto cuenta para todo el tiempo: para todo tiempo futuro, para todo tiempo
anterior. Tenemos que fijar nuestros ojos sobre estas claras y sencillas
palabras de la Escritura, y dejar que ellas obren en nosotros. Dios ya no toma
en cuenta nuestros pecados contra nosotros, nos ha absuelto de nuestros
pecados. Nos ha perdonado, nos ha justificado. Hablamos de la justificación
objetiva al igual como la reconciliación objetiva. Los dos
términos se refieren al mismo acto de Dios en Cristo. Para Pieper,
por ejemplo, la reconciliación objetiva y la justificación objetiva son casi
términos intercambiables. Los dos términos corresponden y designan el mismo
evento. El término justificación se toma de la esfera de la corte, el término
reconciliación del dominio de relaciones personales. Su identidad material es
claro del hecho de que Pablo en una ocasión (2 Cor. 5:14-21) como vimos, puede
proceder de la reconciliación a la justificación y en otra ocasión de la
justificación a la reconciliación.
1. La
justificación completa sucedió en la cruz: “Consumado es.” (Juan 19:30) Tetevlestai:
El perfecto de un estado
completado, Tetevlestai, denota una acción llevada a su terminación, como
una línea que termina en un punto ____________. Jesús habla esta palabra al
Padre que lo envió. Fue hablada en voz fuerte; también es su intención que
todos los hombres oigan. ¿Qué es lo que aquí lo llevó al fin? La muerte de
Jesús termina su perfecta y completa obra redentora, la obra de la
reconciliación y la expiación. Su derramamiento de su sangre redentora, hecho
perfecta y completamente para todos, está terminado y queda para siempre
terminado. (Heb. 7:27; 9:12 y 26; Rom. 6:10).
2. La
justificación es completa en Cristo.
Lo suficiente y lo completo de la obra
de Cristo en la cruz no se puede expresar con demasiado énfasis. La obra de
Cristo es completa en sí misma, y se extiende y es completa para el
mundo entero. Realmente Cristo sufrió para el mundo entero, por todos los
hombres. Su obra es completa intensamente. Por el sufrimiento y la muerte de
Cristo, el mundo realmente fue reconciliado con Dios; es decir, la ira de Dios
contra el mundo realmente fue eliminada, se hizo satisfacción y se quitó. Dios
ya no imputa a los hombres sus transgresiones. Y finalmente Dios ha ratificado
toda esta obra, la ha declarado perfecta y completa, levantando a Jesús de los
muertos. Su resurrección fue completa para nuestra justificación. En otras
palabras, “la cuenta queda saldada”, y no solamente para nuestra completa
justificación sino para la justificación de todo el mundo. Las
Escrituras brillan con el todo, la universalidad de la
justificación.
B.
La completa justificación sucedió desde la fundación del mundo.
Ciertamente había perdón de los pecados
en los tiempos del Antiguo Testamento.[vi] Ahora, cuando Hebreos 9:15 dice:
“Por esta razón, también es mediador del nuevo pacto, para que los que han
sido llamados reciban la promesa de la herencia eterna, ya que intervino muerte
para redimirlos de las transgresiones bajo el primer pacto,” esto
claramente afirma que la muerte de Cristo sucedió para la redención de las
transgresiones que se hicieron bajo el primer testamento. Sigue explicando el
texto: “De otra manera, le habría sido necesario padecer muchas veces desde
la fundación del mundo.” Si la justificación no fuera completa, el
sacrificio de Cristo tendría que ser repetido de vez en cuando para seguir
expiando nuestros pecados, y entonces esto hubiera sido necesario también
varias miles de veces antes del adviento de Cristo, sí, desde la fundación del
mundo. Porque antes de la venida de Cristo también había pecado y perdón de
pecados. Pero el sacrificio completo y todo suficiente de Cristo perdonó los
pecados de los padres y los pecados de los santos ahora y para siempre.
En Apocalipsis 13:8 se lee: “el
Cordero (es decir Cristo), quien fue inmolado desde la
fundación del mundo.” ¿Qué significa esto? Cristo no fue literalmente
matado desde la fundación del mundo, sino solamente una vez, bajo Poncio
Pilato. El pasaje no dice “antes”, sino “desde la fundación del mundo”.
Por consiguiente, el texto habla del fruto de los sufrimientos de Cristo.
Solamente en este sentido se puede decir que Cristo murió desde la fundación
del mundo. Desde la fundación del mundo estaba en la mente de Dios la muerte de
Cristo para la completa justificación del mundo.
Estamos tan benditos con este
conocimiento que tenemos que dar las gracias continuamente al Señor por las
bendiciones de su gracia en nuestras vidas. El mundo entero de pecadores ha sido
completa y totalmente justificado en Cristo Jesús; ésta es la doctrina central
de la Escritura. Y el propósito principal de la Escritura es: traer a los
pecadores individuales a la fe en Cristo, para que compartan su perfecta
justicia y hereden la vida eterna. Si estas verdades se pierden, ya no hay fe
cristiana. Tenemos que decir: “Gracias Señor, por tu gracia en mi vida.
Hazme tu instrumento para llevar estas noticias al mundo entero.”
[i] Theological Monthly. Vol. VIII.
Setiembre 1928, #9, Full Forgiveness.
[ii] La justificación es, sobre todo,
el perdón de los pecados. AC IV 1, 2; Ap. IV 40, 41, 76: SA III 13; FC-Ep. III
4, 7; FC SD III 9, 10, 17, 62. Si la justificación es el perdón de los pecados,
entonces la justificación es un declarar justo, un acto
forense. La misma conclusión es exigida por la identificación en las
confesiones de la justificación con la imputación de la justicia de Cristo, o
de sus méritos o de su obediencia. Ap. IV 305s.; XXI 19; FC SD III 56.
[iii]Véase Zahn, Komm. z. Roemerbr., ´p.
258, nota 23: El objeto de katallasein y sus derivados o el sujeto de sus
pasivos nunca es la persona que sufre el odio o la enemistad, sino el que causó
el rompimiento de la paz. La humanidad, que se rebeló contra Dios, que en la
guerra entre Dios y el pecado combate por el lado del último en contra de Dios
(Rom. 6:13) como teomachoi, en otras palabras todo el mundo rebelde de los
hombres, 2 Cor. 5:18-20; Col. 1:20-22. Así la esposa que ofendió a su esposo
con deserción más o menos voluntaria, 1 Cor. 7:11) así también el hombre contra
el cual el hermano cree tiene fundamento para quejarse, mediante el cual se
siente herido el hermano, Mat. 5:24.
[iv] Epistle to the Romans, Vol. 1,
Dr. George Stoeckhardt, p. 76ss.
[v] Henry Hamann hijo considera que
“el término ‘justificación objetiva’ no es buena. ‘La justificación objetiva es
solamente un error por ‘la reconciliación objetiva’” (Justificacion by Faith in
Modern Theology. Concordia Theological Monthly, April 1958.)
[vi] Exo. 34:7; Núm. 14:1,
18-20; Sal. 32:1,5; 78:38; 85:3; 99:8; 103:3; Miq 7:18; Sal. 31:6; Is. 29:22;
43:1; 44:23.