La justificación es recibida por medio de la fe
Daison Mabedi
Iglesia Luterana del Centro de Africa - Conferencia
de Malawi
Creemos que Dios ha justificado, es decir declarado justos a todos
delante de él, por causa de Cristo. Esta es la doctrina central de la
Escritura, de que depende la misma existencia de la iglesia. Es un mensaje
relevante a gente de todos los tiempos y lugares, de todas las razas y estratos
sociales, porque el resultado de una transgresión fue condenación para todos
los hombres (Rom.5:18). Todos necesitan la justificación ante Dios, y la
Escritura proclama que todos son justificados, porque “el resultado de un acto
de justicia fue la justificación que trae vida a todos los hombres” (Rom.
5:18). Creemos que el individuo recibe este don gratuito del perdón mediante
Cristo, no por las obras, sino solamente por la fe. (Efesios 2:8 y
9) (En Esto Creemos, p.
Como afirma En esto creemos, la fe tiene una posición
central en toda la doctrina cristiana. Mediante la fe Cristo restablece la
unión perdida entre Dios y el hombre. Esta unión es proclamada en el evangelio.
Este evangelio es aceptado por la fe. La fe, entonces, es el vínculo entre el
pecador y Dios.
En vista de esta importancia de la fe, los ensayos en esta conferencia
enfatizan la doctrina de la justificación por la gracia mediante la fe.
Nosotros que estamos reunidos aquí nos llamamos no solamente cristianos, sino
cristianos luteranos. Somos una parte de una iglesia luterana. Nos llamamos con
el nombre de ese hombre, Martín Lutero. Se podría hacer la pregunta: ¿Qué es un
cristiano luterano? ¿Por qué escogemos llamarnos con el nombre de luteranos?
¿Por qué nos unimos en la comunión de este cuerpo del luteranismo? ¿Qué es lo
que hace una iglesia “luterana”? Parece hoy que siempre menos personas saben
por qué son una parte de cierta iglesia o denominación, y menos todavía saben
por qué o qué representa su iglesia y por qué representa algo. Luteranos, no
olvidemos que estamos reunidos aquí a causa de la fe común que compartimos.
Creemos que el único camino a la vida eterna es solamente por la fe, Sola
Fide. Esta es la verdad que se descubrió en la reforma. Desafortunadamente,
muchos luteranos hoy también han perdido de vista la vital importancia de la
justificación solamente por la fe. Pero como veremos, la Biblia la enseña.
Nuestras confesiones luteranas la reafirman. Esto es lo que cada uno de
nuestros cuerpos eclesiásticos unidos en una comunión verdadera enseñamos. Como
luteranos confesionales, repasemos constantemente esta doctrina importante, no
sea que perdamos esta única verdad que conduce a la vida eterna. En este
ensayo, redescubramos la verdad de
la fe salvadora —
la mano que recibe el perdón de Dios
Para redescubrir esta verdad hoy, veremos cómo la Biblia y nuestras
confesiones luteranas contestan tres preguntas vitales.
1 ¿Qué es la fe salvadora?
2 ¿Cómo ocurre la fe salvadora?
3. ¿Cómo salva la fe salvadora?.
1. ¿Qué es la fe salvadora?
El idioma español puede causar problemas sobre el sujeto de la fe para
los que aprenden el español. El sustantivo “la fe”, es totalmente diferente del
verbo “creer”, y sin embargo en el Nuevo Testamento ambos el sustantivo y el
verbo griego vienen de la misma familia: el sustantivo pistis,
el verbo pisteuoo. Pistis significa
tener confianza en un mensaje o promesa. El escritor de Hebreos capítulo 11:1
define el sustantivo fe como “la certeza de lo que se espera,
la convicción de lo que no se ve.” (RVR) El apóstol Pablo
tiene el mismo pensamiento cuando habla del verbo pisteuoo, al
escribir en Romanos 4:19-21: “Sin debilitarse en la fe, él tuvo muy en cuenta
su cuerpo ya muerto (pues tenía casi cien años) y la matriz muerta de Sara.
Pero no dudó de la promesa de Dios por falta de fe. Al contrario, fue
fortalecido en su fe, dando gloria a Dios, plenamente convencido de que Dios,
quien había prometido, era poderoso para hacerlo.”
La fe siempre tiene un objeto. Tenemos un ejemplo de esto en Juan
3:16: “Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo
unigénito, para que todo aquel que en él cree no se pierda,
mas tenga vida eterna.” La persona puede creer en, o tener fe en, muchas cosas
diferentes: amigos, padres, gobierno, etc. Pero la fe salvadora siempre tiene
por su objeto las palabras y las promesas de la Biblia. San Pablo señala el objeto
de la fe salvadora cuando dice: “Porque no me avergüenzo del evangelio;
pues es poder de Dios para salvación a todo
aquel que cree ... Porque en él la justicia de Dios se
revela por fe y para fe, como está escrito: Pero el justo vivirá por la
fe. (Rom. 1:16,17).
La fe, sin embargo, incluye más que solamente confianza. La fe requiere
conocimiento. Y la fe salvadora requiere conocimiento de lo que Dios ha hecho
mediante su Hijo Jesucristo para perdonar nuestros pecados, que sufrió el
castigo de todos los pecados de toda la gente de todos los tiempos. Pablo
indica el hecho de que no puede haber fe sin conocimiento cuando dice: “¿Cómo,
pues, invocarán a aquel en quien no han creído? ¿Y cómo creerán a
aquel de quien no han oído? ¿Y cómo oirán sin haber quien les
predique?” (Rom. 10:14).
Más que solamente confianza y conocimiento, la fe es también acuerdo
(tradicionalmente llamado asentimiento) con lo que se ha oído. La fe salvadora
es creer lo que oímos de la palabra de Dios. El Señor Jesús habló de esta necesidad
de estar de acuerdo con lo que dice el evangelio cuando dijo a Nicodemo: “De
cierto, de cierto te digo que hablamos de lo que sabemos; y testificamos de lo
que hemos visto. Pero no recibís nuestro testimonio.” (Juan
3:11). El apóstol Juan indica lo positivo cuando habla de gente que acepta lo
que se les ha enseñado en 1 Juan 5:10: “El que cree en el Hijo de Dios tiene el
testimonio en sí mismo; el que no cree a Dios le ha hecho mentiroso, porque no
ha creído en [es decir, aceptado] el testimonio que Dios ha
dado acerca de su Hijo.” La Apología de la Confesión de Augsburgo enfoca su
discusión de la fe en la palabra “aceptación” también. “La remisión de pecados
es algo que se nos promete por causa de Cristo. Por tanto, no puede ser recibida más
que por la fe sola. Porque la promesa puede recibirse únicamente
por la fe sola.” (IV, 84, p. 92).
Para completar nuestro estudio de lo que dice la Biblia acerca de
qué es la fe, se debe notar que a veces la Biblia utiliza la palabra fe en un
sentido un poco diferente. Pablo dice que los cristianos de Judea habían oído
este mensaje acerca de él después de su conversión: “El que antes nos perseguía
ahora proclama como buena nueva la fe que antes asolaba.” (Gál. 1:23). Aquí la
palabra “fe” significa: “la fe que es creído” (tradicionalmente el término
es fides quae creditur, del latín por esa frase) más bien que
la confianza misma, “la fe con que se cree” (tradicionalmente
llamado fides qua creditur).
2. ¿Cómo ocurre la fe salvadora?
Es Dios el Espíritu Santo que crea la relación entre Dios y la humanidad
caída, reclamando al pecador mediante su palabra como lo hace en el bautismo.
Esta relación crece en el hombre cuando oye la palabra de perdón y vida de Dios
y obtiene más información acerca de Cristo mediante esta palabra. La fe no
puede comprender todo, porque la fe es “la certeza de lo que se espera, la
convicción de lo que no se ve.” (Hebreos 11:1). Ya que la fe, aunque es algo
que el hombre hace, es totalmente la obra de Dios, no hay lugar para la
jactancia. “Porque por gracia sois salvos por medio de la fe; y esto no de
vosotros, pues es don de Dios. No es por obras, para que nadie se gloríe.”
(Efe. 2:8,9). Así, mientras la fe es un acto del hombre — es el hombre el que
cree — es una obra de Dios, es decir, es Dios que hace al hombre creer.
La Formula de la Concordia (S.D. III, 9, p. 583, 584) expresa la misma
idea de que la fe es un don gratuito de Dios, para que se elimine toda
jactancia. “En lo que respecta a la justicia de la fe que vale delante de Dios
creemos ... que el pobre hombre pecador es justificado delante de Dios
... sin ningún mérito o dignidad alguna de nuestra parte ...
de pura gracia, sólo por causa del único mérito, completa obediencia, amarga
pasión y muerte, y resurrección de nuestro Señor Jesucristo, cuya obediencia se
nos cuenta a nosotros por justicia.”
Desafortunadamente, muchos individuos e iglesias se han apostatado de
esta verdad bíblica de que Dios y solamente Dios es responsable por la fe que
está en el corazón de la persona. El pelagianismo (común en
muchas iglesias africanas) declara que el hombre es moralmente neutral y capaz
de escoger el bien y el mal y así ganar su camino al cielo por las buenas
obras. El semi-pelagianismo (en las Iglesias Católicas
Romanas) dice que el hombre está privado de la habilidad de amar perfectamente
a Dios y hacer buenas obras, pero que Dios da al hombre esa habilidad mediante
la gracia infusa para que pueda ganar su camino al cielo con las buenas obras.
El sinergismo (común en las iglesias reformadas), enseña que
el hombre está depravado, pero que tiene una chispa de bien en él, con que
puede escoger creer. Al menos tales iglesias enseñan que la persona alcanza el
cielo por el perdón de Dios, más bien que por sus propias obras. La Fórmula de
Concordia indica el error de las tres doctrinas en el Artículo II, párrafos 75
a 77. Finalmente el calvinismo, que se encuentra en la Iglesia
Presbiteriana del Centro de Africa, declara que el hombre es totalmente
depravado, sin ninguna chispa de bien — hasta allí está bien. Pero siguen para
decir que Dios crea la fe en él mediante la gracia irresistible que no utiliza
con toda la gente.
¿Qué es la doctrina bíblica (y así la nuestra como luteranos
confesionales) acerca de cómo ocurre la fe salvadora? La doctrina bíblica se
puede resumir como sigue:
· Toda
la gente es muerta espiritualmente
· El
llamamiento de Dios al arrepentimiento es el mismo y se dirige a todos
· Algunos
rechazan y es su propia culpa
· Algunos
por la gracia de Dios creen
1. La
ley trae contrición
2. El
evangelio produce la fe.
La Biblia declara muy claramente que toda la gente es espiritualmente
muerta. Pablo escribió a los Efesios: “En cuanto a vosotros, estabais muertos
en vuestros delitos y pecados” (2:1). Ya que son muertos espiritualmente, todos
por naturaleza son enemigos de Dios, incapaces de obedecer sus mandatos. “La
intención de la carne es enemistad contra Dios; porque no
se sujeta a la ley de Dios, ni tampoco puede” (Rom. 8:7).
Además, Pablo dice que la persona que es espiritualmente muerta no
puede entender ni responder al mensaje del evangelio. “Pero el hombre natural
no acepta las cosas que son del Espíritu de Dios, porque le son locura; y no
las puede comprender” (1 Cor. 2:14). Es por eso que Martín Lutero explica
el Tercer Artículo del Credo Apostólico con las palabras: “Creo que no puedo
por mi propia razón, ni por mis propias fuerzas creer en mi Señor Jesucristo,
ni allegarme a él” El Epítome de la Fórmula de Concordia también enseña: En
asuntos espirituales, el entendimiento y la razón del hombre son completamente
ciegos y por sus propias facultades no comprenden nada.” (FC-Ep. 1, p. 503-504)
La invitación de Dios a que la gente se arrepienta es la misma y se
dirige a todos los pecadores. Cuando el Señor comisionó a sus discípulos con el
evangelio, les mandó ir a toda nación con el evangelio. Les envió con las
palabras: “Id por todo el mundo y predicad el
evangelio a toda criatura. El que cree y es bautizado será salvo”
(Mar. 16:15-16). El evangelio es para todos: negro, blanco, moreno o amarillo,
niños y adultos. Como declara Pedro: “El Señor ... es paciente para con
vosotros, porque no quiere que nadie se pierda, sino que todos procedan al
arrepentimiento” (2 Ped. 3:9).
Pero, ¿por qué no se salva toda la gente ya que la invitación procede
universalmente a toda la gente? Es por la incredulidad: “Pero el que no
cree será condenado” (Mar. 16:16). No es que Dios escoge a algunos
para ir al infierno, y a otros a la vida eterna. Eso no es lo que dice la
Escritura. Más bien dice: Dios “quiere que todos los hombres sean salvos y que
lleguen al conocimiento de la verdad” (1 Tim. 2:4) De estos pasajes vemos que
la invitación al arrepentimiento va a todos y que los que no se arrepienten no
pueden culpar a otros sino a ellos mismos. Como el pueblo de Israel, “siempre
resisten al Espíritu Santo.” (Hech. 7:51).
Por la gracia de Dios, hay algunos que creen. Estas serán las personas
que formarán la gran multitud en el cielo, tan grande que nadie les podrá
contar. Vendrán “de todas las naciones y razas y pueblos y lenguas.... Están de
pie delante del trono y en la presencia del Cordero” (Apoc. 7:9)
Dios utiliza su ley para hacer a los pecadores conscientes de que son
pecadores y merecen el castigo eterno. “Por medio de la ley viene
el reconocimiento del pecado” (Rom. 3:20) La ley obra temor o la contrición en
el corazón del pecador. La Confesión de Augsburgo así define la contrición como
“dolor o terror a causa del pecado” (XII, 4, p. 31). Cuando el pecador ha sido
molido por la ley de Dios, ve la necesidad de un Salvador que perdonará sus
pecados. Y el evangelio muestra al pecador quién es el Salvador. El poder del
evangelio crea la fe en el corazón del pecador contrito. El pecador luego es
convertido. El que no tenía voluntad se hace voluntario. Ahora es un hijo de
Dios. Vive para Dios. Otra vez las confesiones luteranas indican la obra tanto
de la ley (en crear la contrición), y del evangelio (en crear la fe) como
necesarias en la conversión. La función principal o virtud de la ley es revelar
el pecado original con sus frutos y todo lo demás y mostrar al hombre cuán
profundamente ha caído y está corrompida su naturaleza ... Con ello el hombre
se espanta, es humillado, se siente fracasado, desesperado” (A Es. III, II, 4,
p. 313) “A esta función el Nuevo Testamento agrega inmediatamente la
consoladora promesa de la gracia, promesa dada en el evangelio” (A Es. III,
III, 4, p. 314).
Otros sinónimos de la conversión son: arrepentimiento (Juan
1:13), iluminación, (1 Ped. 2:9; 2 Ped. 1:19), regeneración (Juan
3:3-5). Estos no se deben considerar como pasos en llegar a ser un hijo de
Dios. Son imágenes diferentes para mostrarnos lo que hace el Espíritu Santo
cuando a un incrédulo lo hace un creyente, de modo que pasamos de la muerte a
la vida.
3. ¿Cómo salva la fe salvadora?
La Biblia nos dice que la fe hace muchas cosas,
· Tu
fe te ha salvado. (Mateo 9:22, Lucas 8:48, en el sentido de
sanado).
· De
cierto os digo que si tenéis fe y no dudáis, no sólo haréis esto de la higuera,
sino que si decís a este monte: "Quítate y arrójate al
mar", así será. (Mat. 21:21).
· Tu
fe te ha salvado. (Luc. 7:50)
· Yo
soy la resurrección y la vida. El que cree en mí, aunque muera, vivirá.
Y todo aquel que vive y cree en mí no morirá para siempre.(Juan
11:25)
· Así
que consideramos que el hombre es justificado por la fe, sin
las obras de la ley. (Rom. 3:28; vea también 5:1; Gál. 2:16).
· Porque
por gracia sois salvos por medio de la fe. (Efe. 2:8).
· Pero
al que no obra, sino que cree en aquel que justifica al impío, se
considera su fe como justicia. (Rom. 4:5)
La fe no es una condición o causa del perdón, o de ninguna de las otras
bendiciones mencionadas en los pasajes arriba. La fe es un don de Dios (Efe.
2:8). El pecador no se salva porque tiene fe. De otro modo la fe se convierte
en una buena obra. La salvación es solamente por la gracia. La manera en que
los santos escritores ligaban la fe con la justificación en el griego indica
esto. Utilizan o la preposición ek con el acusativo,
o dia con el genitivo, o un dativo instrumental. Nunca usan
ninguna forma (tal como dia con el acusativo) que
indicaría que seamos justificados a causa de la fe.
La traducción actual del Nuevo Testamento en Chichewa tiene un gran
problema porque frecuentemente traduce de manera inconsistente tales pasajes.
Por ejemplo, Romanos 5:1 se traduce:
“Mulungu watilungamitsa chifukwa cha
chikhulupiriro chathu
Dios nos
hace justos a causa de la
fe nuestra.
Obviamente la traducción “nos hace justos” también es un problema acerca
del cual ha escrito la Iglesia Luterana del Centro de Africa — Conferencia de
Malawi a las Sociedades Bíblicas Unidas, junto con el problema de “a causa de”,
y nos da gusto informar que nuestras sugerencias en los dos asuntos han sido
aceptadas y serán incorporadas en la nueva edición de la Biblia que saldrá el
próximo año.
Posiblemente tales traducciones erradas resultan de falta de precisión
en los Manuales para Traductores de las Sociedades Bíblicas Unidas. Por
ejemplo, en el tomo sobre Romanos dice: “En algunos idiomas medios tales
como son expresados por las frases mediante la fe ... se
pueden expresar más específicamente como causa — por ejemplo, ‘el hombre es
justificado con Dios solamente porque cree...’” (Página 70).
En Efesios (comentando sobre 2:8, “por medio de la fe se puede expresar como:
‘esto fue posible porque confiaste.’” (Página 47)
La verdadera doctrina de la Biblia retrata la fe como una mano
receptora. Dios hace su promesa a todos, y la promesa se hace nuestra mediante
la fe. Las bendiciones de la salvación llegan por medio de la fe y nunca a
causa de la fe. En las palabras de la Declaración Sólida, la fe
justifica “no porque sea una obra tan buena o una tan ilustre, sino porque
acepta y se apropia los méritos de Cristo que son ofrecidos en el Santo
evangelio.” (III, 13, p. 584)
En julio el Instituto Bíblico Luterano conducirá clases de educación
continua para los pastores. Una de las clases será un repaso de la doctrina de
la justificación. ¿Por qué? Porque es nuestra herencia luterana confesional.
Porque es la verdad de la Biblia. Porque sin ella estamos perdidos porque sin
ella nuestras iglesias enseñarán un mensaje vacío.
Qué el Dios Todopoderoso guarde a cada uno de nosotros y todas nuestras
iglesias fieles a esta doctrina central de la Biblia — de que la fe es la mano
que recibe el perdón de Dios.
Referencias
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