La justificación es para todos
Takeshi Nidaira
Iglesia Evangélica Luterana Cristiana de Japón
El tema de mi ensayo es, “La justificación es para
todos.” Quisiera desarrollar este tema según el bosquejo que sigue:
I.- La justificación es la gracia de Dios dada, no
a los justos sino a los pecadores.
II.- El Salvador fue prometido a todos los pueblos.
III.- Jesús mismo declaró el evangelio al mundo
entero.
IV.- La historia de la iglesia cristiana primitiva
prueba este tema.
V.- Juntos confesamos que esta verdad es bíblica.
I. La justificación es la gracia de Dios dada, no a
los justos, sino a pecadores.
A. La definición de la justificación
1. “El doctor Lutero declaró: Si este solo artículo
permanece incólume en el campo de batalla, la iglesia cristiana también
permanece pura y en buena armonía y libre de sectas; pero si este artículo es
abatido, no es posible resistir ningún error o espíritu fanático....Este
artículo de la justificación por la fe... es el artículo principal de toda la
doctrina cristiana.” (FC III 6, p. 583). El Dr. Juan T. Mueller, en su
libro: Doctrina Cristiana, define la justificación como sigue:
La
justificación no consiste esencialmente en la transformación interna del
pecador, o en su santificación, sino en el acto por el cual Dios declara justo
al pecador por causa de Dios. O expresado de otro modo, la justificación no es
esencialmente un cambio por el cual el hombre es hecho justo, sino un cambio
mediante el cual es declarado justo por causa de la justicia perfecta de Cristo
que el pecador se apropia por la fe. (Doctrina Cristiana, p. 251)
2. También podemos encontrar la definición de la
justificación en nuestras Confesiones. Citaré algunas de ellas para ustedes,
porque son útiles para entender el significado de la palabra “justificación”.
a.) “‘Ser justificado’ significa ‘ser transformados
de injustos en justos’, o ‘ser regenerados’, significa también ‘ser declarados
o considerados justos’” (Ap. IV 72, p. 89)
B) “Ser justificado es ser reconciliado con Dios o
hecho aceptable ante Dios. (Compare Ap. IV 181, p. 107)
c.) “La palabra justificar significa en este
artículo absolver, esto es, declarar libre de pecados.” (FC Ep III 7, p.
508-509)
d.) “Justificar... significa pronunciar
a alguien justo y libre de pecados y absolverlo del castigo, por causa de la
justicia de Cristo, lo cual Dios atribuye a la fe.” (FC SD III 17, p. 585)
3. Las definiciones del Dr. Mueller y de nuestras
Confesiones están de acuerdo con la Biblia. Nos enseñan correctamente que la
justificación consiste en el acto divino, y que la justificación es Dios
misericordiosamente declarando justos a los pecadores a causa de la muerte
expiatoria de Jesús en la cruz. Jesús entró en el mundo, no para llamar a
justos sino a pecadores (Mat. 9:13), a buscar y salvar a los perdidos, (Luc.
19:10) En la Carta a los Romanos el apóstol Pablo también testifica: “el
impío”, es decir, los pecadores, son “justificados gratuitamente por su gracia,
mediante la redención que es en Cristo Jesús.” (Rom. 4:5; 3:24)
Citando las palabras de Lutero, el doctor Mueller
refuta la doctrina falsa de que Dios puede justificar solamente a los que
realmente son justos. Escribe como sigue:
Lutero llamó
esta doctrina con toda razón “el veneno de Satanás”, y la “peste más pestífera
que existe”, puesto que priva al pecador de todo verdadero consuelo y quita a
Dios el honor que le pertenece como Dios de gracia, que perdona gratuitamente
el pecado por causa de Cristo. (Doctrina Cristiana, p. 251)
B. Todos los seres humanos son pecadores por
naturaleza
5. Adán y Eva fueron hechos a imagen de Dios. (Gén.
1:26) La imagen de Dios no es un cuerpo físico, porque él es Espíritu. (Juan
4:24) “El hombre fue creado santo y sin pecado.” (W. H. Franzmann, BHC, OT, p.
31) (Col. 3:10; Efe. 4:24) En el momento preciso en que quebrantaron la ley de
Dios, sin embargo, Adán y Eva fueron contaminados con el pecado. La
contaminación con el pecado no ha terminado con ellos. Después de la caída
tuvieron hijos a su imagen. (Gén 5:1-4) Esto muestra que todos los seres
humanos son pecadores por naturaleza. Pablo comenta sobre esto: “El pecado
entró en el mundo por medio de un solo hombre.” (Rom. 5:12) Lutero escribe en su
Comentario sobre Romanos: “Es evidente que Pablo está hablando del pecado
original” (p. 93) Jesús, al igual como el rey David, habla del pecado original.
(Sal. 51:5; Juan 3:6)
6. El Prof. Wendland dice en su libro: “El pecado
original es un mal grave.” Es revelado solamente en la palabra, y comprendido
solamente mediante la fe.” (ILCW Ep-A p. 127) “Desde el momento de la
transgresión de Adán, él estuvo espiritualmente muerto, y el germen de la
muerte física estaba en su naturaleza.” (ILCW Ep-A p. 126) No hay otra bacteria
que los científicos han encontrado en el pasado o encontrarán en el futuro que
sea más maligno, más contagioso, y que vive más tiempo que el pecado original. Resulta
en la muerte temporal y eterna para todos los pueblos. En cuanto a esto Pablo
dijo: “El pecado entró en el mundo por medio de un solo hombre y la muerte por
medio del pecado, así también la muerte pasó a todos los hombres, por cuanto
todos pecaron.” (Rom. 5:12)
7. Por tanto bebitos y adultos, hombres y mujeres,
tú y yo, María y todo santo famoso, aun el Papa, todos son
pecaminosos por naturaleza. (Luc. 1:48, Rom. 7:15-24a) Toda la gente de todos
los tiempos son pecadores desde el nacimiento. Aunque el pecado original es
suficiente razón para ser sentenciado por Dios al castigo eterno, también
produce pecados actuales como malos pensamientos, palabras y obras en nuestras
vidas. “Si decimos que no tenemos pecado, nos engañamos a nosotros mismos, y la
verdad no está en nosotros.” (1 Juan 1:8) Todas las personas son
personas bajo la ira de Dios (Efe. 2:3) La justicia, la santidad y la verdad de
Dios no pueden permitirlo pasar por alto los pecados de la humanidad o
tratarlos como si no hubieran pecado.” (Rev. Erwin Ekhoff, Lutheran Synod
Quarterly. Marzo 1995, Vol. 35, No. 1, p. 38) La barrera entre la humanidad y
Dios no se puede quitar sin limpiar de todo pecado. El hombre contaminado con
el pecado no puede entrar en el reino del cielo, y tendría que ser castigado en
el infierno para siempre. Pero “ningún hombre es justificado por las obras de
la ley.” (Gál. 2:16; 3:11) Por tanto Dios ha mostrado a la humanidad su
justicia. Viene sin la ley pero solamente creyendo en Jesucristo. (Rom.
3:21,22) Todos tienen que recibir esta justicia para ser salvos. Todos son
objetos de la justificación de Dios. Dios, por medio de Pablo, claramente dice:
“quiere que todos los hombres sean salvos.” (1 Tim. 2:4; Rom. 5:18,19).
II. El Salvador fue prometido a todos los hombres
8. Fue inmediatamente después de la caída que Dios
prometió el Salvador a Adán y Eva. Allí el Salvador se llama “la Simiente de la
mujer.” Esto fue el amanecer del “Sol de Justicia” que sana a los pecadores por
la gracia y el amor de Dios. Así como el sol no brilla fuertemente al
principio, pero al subir más y más se hace siempre más brillante y siempre
brilla sobre más gente. Puede parecer en Génesis 3:15 que el Sol de Justicia no
debería brillar sobre todos los seres humanos. Con el paso del tiempo, sin
embargo, se hace claro que el Salvador brillará sobre el mundo entero, con la
luz de la gracia y el amor de Dios.
9. La promesa que Dios dio a Abraham es el pasaje
efectivo para probar que la “justificación es para todos.” “en ti serán
benditas todas las familias de la tierra.” (Gén. 12:3) Más tarde Dios dijo a
Abraham, “En tu descendencia serán benditas todas las naciones de la tierra.”
(Gén: 22:18). Aunque Dios dijo “en ti” a Abraham, Gálatas 3:8 y 3:16 nos ayudan
a entender el significado de Génesis 12:3 y 22:18 Y “la Escritura” previo “que
por la fe Dios había de justificar a los gentiles” en el Salvador que nacería
como descendiente de Abraham. (Gál 3:8) “Las promesas a Abraham fueron
pronunciadas también a su descendencia. No dice: ‘y a los descendientes’, como
refiriéndose a muchos, sino a uno solo: y a tu descendencia, que es Cristo.”
(Gálatas 3:16.) A causa de la inspiración del Espíritu Santo que fue dada a
Pablo, podemos estar seguros que no Abraham, sino el Salvador bendeciría a
todas las naciones. El Salvador fue prometido no solamente a los israelitas,
sino también a todas las naciones. Romanos 3:22 también testifica: “Esta es la
justicia de Dios por medio de la fe en Jesucristo para todos los que creen.
Pues no hay distinción.” (II Cor. 5:18,19)
10. Repetidamente está escrito en Isaías que Dios
invitó a todos los pueblos a su gracia salvadora. “¡Mirad a mí y sed salvos,
todos los confines de la tierra!”, dijo el Señor en Isaías 45:22. El Prof.
August Pieper tiene un comentario bueno sobre este pasaje: La invitación
incluye los fines de la tierra, todas las naciones sin excepción.”
11. También vale recordar Isaías 49:6.
Ahí el Señor dijo a su siervo, el Salvador: “Poca cosa es que tú seas mi siervo
para levantar a las tribus de Israel y restaurar a los sobrevivientes de
Israel. Yo te pondré como luz para las naciones, a fin de que seas mi salvación
hasta el extremo de la tierra.” El Prof. Pieper sigue para decir:
La cumbre del
mensaje del versículo 6 está en la segunda mitad. El Siervo debe lograr más que
solamente la liberación de Israel. El Señor le hizo una luz para los gentiles,
para traer su salvación hasta el fin de la tierra. Esta es aquella profecía
potente, ya contenida en la bendición de Noé, en la promesa a Abraham, y que fue
confirmada a David y Salomón, repetida y ampliada por casi todos los profetas,
pero especialmente por Isaías, de que los gentiles deberían ser recibidos en el
reino de Dios. Esta profecía es el fundamento del mandato misionero del
Salvador resucitado (Mateo 28; Marcos 16) que dio su evangelio a nosotros del
mundo gentil.” (Isaiah II, p. 360)
B. El testimonio del Nuevo Testamento
12 Pareció que el “Sol de justicia” estaba cubierto
con “la nube del período intertestamental” de 400 años. Cuando emergió de estar
detrás de la nube, sin embargo, el “Sol de justicia” casi había llegado a su
punto más alto, y la luz del evangelio irradiaba sobre los pecadores con más
brillo que nunca antes.
13. El nacimiento del Salvador fue declarado a los
pastores por el ángel del Señor. El mensaje del ángel fue: “gran gozo para todo
el pueblo.” (Luc. 2:10) Cuarenta días después del nacimiento de Jesús sus
padres llevaron al niño Cristo al templo de Jerusalén. Había en Jerusalén un
hombre que se llamaba Simeón que esperaba al que consolaría a Israel. Movido
por el Espíritu, fue al templo. Cuando vio al niño Cristo, lo tomó en sus
brazos, alabó a Dios y dijo:
Ahora,
Soberano Señor, despide a tu siervo en paz conforme a tu palabra; porque mis
ojos han visto tu salvación que has preparado en presencia de todos los
pueblos: luz para revelación de las naciones y gloria de tu pueblo Israel.
(Luc. 2:25-32)
No solamente a Israel anunció Dios el nacimiento
del Salvador. “Guiándolos con una estrella, también llevó a magos gentiles a
Belén para arrodillarse ante su Salvador. Así, al mismo principio de la vida de
Jesús, Dios hizo claro que él es el Salvador de todos los hombres.” (Pablo
Eickmann, Las Maravillas de Dios, p. 25-D)
III. Jesús mismo declaró el evangelio al mundo
entero
15. Cuando “el Sol de justicia” llegó a su ápice,
el mensaje evangélico llegó a su clímax. Eso sucedió en la cruz de Gólgota. En
la cruz, Jesús habló las famosas siete palabras. Notemos la primera, la
segunda, y la sexta palabra: La primera palabra es: “Padre, perdónalos, porque
no saben lo que hacen.” (Luc. 23:34) Jesús oró “para pedir perdón para los que
imponían sobre él la muerte.” (Victor Prange, The People’s Bible, Luke,
p. 250) Jesús mostró la preocupación de un Salvador por otros que no son sus
seguidores. Jesús oró por sus enemigos, por el eterno bien de sus almas.” (BHC
NT Vol. 2, pp. 788, 894) Con la segunda palabra: “De cierto te digo
que hoy estarás conmigo en el paraíso,” Jesús declaró el perdón de los pecados
y la vida eterna al criminal que se arrepintió de sus pecados y creyó en Jesús
como su Salvador. (Luc. 23:43)
16. La sexta palabra es: “consumado es.” El Prof. Franzmann
explica este pasaje breve pero importante como sigue:
a. Esto fue el informe solemne que Jesús hizo a su
Padre: “Pagué el rescate pleno para todos los pecadores de todos los tiempos.”
b. Esta fue una proclamación que todos los que
estaban presentes en Gólgota, ese primer Viernes Santo deberían oír. Además, el
Espíritu Santo causó que el grito de triunfo de Jesús fuera oído por todos los
hombres, en todas partes. Llevó a su escritor sagrado a escribirlo en las
Escrituras. Como resultado: el grito de “¡Victoria!” de nuestro Redentor ha
seguido resonando en los corredores del tiempo hasta que al fin ha llegado a
nuestros oídos y corazones.
c. Con ese grito, Jesús declaró para que todos lo
oyeran: “Yo he pagado completamente la deuda para ti, no dejándote con nada
para pagar.”
d. Con este grito Jesús dirigió a todos los
pecadores a él, como su único y seguro refugio.”
B. Por la gran comisión
17. Jesús dijo a la mujer cananea, “Yo no he sido
enviado sino a las ovejas perdidas de la casa de Israel.” (Mat. 15:24) “Durante
su ministerio aquí en la tierra mientras lograba la salvación del hombre, la
predicación y la enseñanza de Jesús fue en su mayor parte limitada a los
judíos. Sin embargo, ahora que había logrado la redención del hombre, su
mensaje del evangelio debería ser predicado a todos los pueblos.” (Harold Wicke,
The People’s Bible, Mark, p. 239 “Id por todo el mundo y predicad el evangelio
a toda criatura.” (Mar. 16:15) Con palabras claras el Señor
resucitado dio ese privilegio a todos sus discípulos. Así “en su nombre” se
predicaría “el arrepentimiento y la remisión de pecados en todas las naciones,
comenzando desde Jerusalén.” (Luc. 24:47)
18. Mateo 28:19 y 20 tiene más detalles
sobre la gran comisión del Señor. Jesús, a quien se le ha dado todo poder en el
cielo y en la tierra, habló a los discípulos: “Id y haced discípulos a todas
las naciones, bautizándoles en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu
Santo, y enseñándoles que guarden todas las cosas que os he mandado.” No
solamente ordenó Jesús a los discípulos a bautizar, deberían enseñar a los que
serían bautizados para que hicieran todo lo que Jesús había mandado. Así, la
justificación que había sido preparado por Jesús para todos los pueblos debería
ser defendido y enseñado a todas las naciones hasta el último día. Mediante el
bautismo, aun los bebitos reciben el perdón de los pecados.
IV. La historia de la iglesia cristiana primitiva
prueba este tema
19. El día 50 después de la Pascua, en el día de
Pentecostés, “en Jerusalén habitaban judíos, hombres piadosos de todas las
naciones debajo del cielo.” Los discípulos de Jesús también “estaban todos
reunidos en un mismo lugar.” (Hech. 2:1,5). “Y de repente vino un estruendo del
cielo, como si soplara un viento violento, y llenó toda la casa donde estaban
sentados. Todos fueron llenos del Espíritu Santo y comenzaron a hablar en
distintas lenguas, como el Espíritu les daba que hablasen.” (Hech. 2:2,4) El
profesor R. D. Balge en su libro explica este evento: “El discurso de los
apóstoles fue ... un discurso coherente e inteligible, de idiomas extranjeros.”
(PB Acts, pp. 23,25) Los discípulos ahora estaban equipados y preparados para
llevar a cabo la tarea de ser los testigos de Jesús en Jerusalén, en toda Judea
y Samaria, y hasta los fines de la tierra. (Hech. 1:8; Luc. 24:46-49)
20. El Profesor Balge sigue para decir:
“El Espíritu
Santo había provisto a los apóstoles con la habilidad para proclamar la gran
obra de la salvación de Dios en muchos idiomas. La confusión de lenguas que
resultó en Babel cuando los hombres trataron de glorificarse a ellos mismos
construyendo una gran torre (Génesis 11:1-9) se revertió en Pentecostés.
Entonces el Espíritu cambió a los hombres para glorificar a Dios en lenguas que
eran entendidas por todos aquéllos que escuchaban. Esta ‘inversión de Babel’
aún ocurre cuando los misioneros aprenden otros idiomas con el fin de declarar
las maravillas de Dios a las gentes en los campos misioneros del mundo.” (PB
Acts, p. 25)
En el día del martirio de Esteban, “se desató una
gran persecución contra la iglesia que estaba en Jerusalén, y todos fueron
esparcidos por las regiones de Judea y de Samaria, con excepción de los
apóstoles.” (Hech. 8:1,4) “Jesús había profetizado que le serían testigos en
Samaria y Judea. Ahora comenzaba esto a suceder como un resultado indirecto y
no intencional de la persecución.” (PB Acts, p. 89).
B. El instrumento escogido de Jesús para llevar su
nombre ante muchas personas
22. Pablo, que respiraba amenazas
asesinas contra los discípulos del Señor, fue convertido por el Señor al
acercarse a Damasco en su viaje. Jesús habló a Pablo, que no podía ver nada
sino brillos repentinos de luz desde el cielo: “Levántate, entra en la ciudad,
y se te dirá lo que te es preciso hacer.” En Damasco había un discípulo llamado
Ananías. “Busca a Saulo,” dijo Jesús a Ananías, quien no podía obedecer la
orden del Señor voluntariamente al principio, porque Pablo era un perseguidor.
“Y le dijo el Señor: Vé, porque este hombre me es un instrumento escogido para
llevar mi nombre ante los gentiles, los reyes y los hijos de Israel.” (Hech.
9:1-15)
23. Luego
Ananías visitó a Pablo. “Le puso las manos encima y dijo: Saulo, hermano, el
Señor Jesús, que te apareció en el camino por donde venías, me ha enviado para
que recuperes la vista y seas lleno del Espíritu Santo. De inmediato le cayó de
los ojos algo como escamas, y volvió a ver.” (Hech. 9:17,18) Pablo se arrepintió
y fue bautizado. Conforme a la promesa de Dios, mediante el bautismo, el libre
don de Dios fue dado al perseguidor y su pecado fue perdonado y fue salvo. Otra
vez quisiera presentarles el comentario del profesor Balge aquí:
¡Su gracia es
sorprendente! Un fariseo que había perseguido a los judíos por creer en Jesús
ahora llevaría el nombre de Jesús a los gentiles. Aquel que creía que la
salvación era por obras de la ley enseñaría ahora que la salvación es sólo por
la fe en Cristo. El amigo de los publicanos y los pecadores usaría a un fariseo
fanático como su instrumento escogido.
Saulo llevó
el nombre de Jesús a los gentiles, gobernadores y a su propio pueblo. Mucho del
libro de los Hechos narra la historia. Saulo testificaría la salvación de Jesús
ante gobernadores y reyes, incluyendo al mismo César. (PB Acts, p. 102)
C. Pedro vio una visión
24. Mediante una visión el Señor enseñó a Pedro que
“Dios no hace distinción de personas, sino que en toda nación le es acepto el
que le teme y obra justicia.” (Hech. 10:34,35) Pedro vio algo como una gran
sábana descendiendo a la tierra por sus cuatro extremos. Contenía toda clase de
cuadrúpedos y reptiles de la tierra y aves del cielo. Había animales y pájaros
ritualmente inmundos entre ellos. El Señor ordenó a Pedro a matar y comerlos.
Pero Pedro contestó: “¡De ninguna manera, Señor! Porque ninguna cosa común o
inmunda he comido jamás.” (Hech. 10:14) Luego Jesús dijo a Pedro: “Lo que Dios
ha purificado, no lo tengas tú por común.” (Hech. 10:15)
25. “Lo que Jesús estaba enseñando a Pedro acerca
de la comida era para aplicarse a la gente. ... Ni Pedro ni nadie
más los debía considerar inmundos. (PB Acts p. 113) Cuando Pedro
había entendido correctamente esa enseñanza, confesó que Jesucristo era Señor
de todos. “Y cuando Pedro subió a Jerusalén, contendían contra él los que eran
de la circuncisión, diciendo: ¡Entraste en casa de hombres incircuncisos y
comiste con ellos!” (Hech. 11:2,3) Después que les contó la visión, Pedro les
preguntó: “Si Dios les dio el mismo don también a ellos, como a nosotros que
hemos creído en el Señor Jesucristo, ¿quién era yo para poder resistir a Dios?”
(Hech. 11:17) “ Al oír estas cosas, se calmaron y glorificaron
a Dios diciendo: ¡Así que también a los gentiles Dios ha dado arrepentimiento
para vida!” (Hech. 11:18)
V. Unidos, confesamos que esta verdad es bíblica
26. Una de las características más notables de la
Biblia es su consistencia. Según el testimonio del Antiguo Testamento, el Nuevo
Testamento, el Señor mismo y la historia de la iglesia cristiana primitiva, el
testimonio es consistente de que la gracia justificante es universal. Cristo es
el Salvador de todo el mundo. (Juan 3:16; 1:29; I Juan 2:2; I Tim. 2:4; Tito
2:11) Dios seriamente desea que cada persona individual sea salvo, (II Ped.
3:9; Eze. 33:11; 18:23,32) La salvación se ha conseguido aun para los que
rechazan la gracia de Dios y así se pierden a causa de su incredulidad. (Mat.
23:37; Hech. 7:51; I Cor. 8:11; II Ped. 2:1) (Mueller, Christian
Dogmatics, p. 248). Seguramente es la verdad bíblica que la expiación de
Jesús es para todos. La palabra “mundo” en los pasajes que están arriba
significa no solamente los elegidos, sino todos los hombres sin excepción.
27. Nuestras confesiones también agregan lo
siguiente:
Sin embargo,
el hecho de que haya ‘muchos llamados, y pocos escogidos’ (Mat. 22:14) no
quiere decir que Dios no desee salvar a todos. Antes bien, la causa es, por una
parte, que muchos no oyen en modo alguno la palabra de Dios, sino que obstinadamente
la menosprecian, tapan sus oídos y endurecen su corazón, y así cierran al
Espíritu Santo el camino que él comúnmente usa, impidiendo de esta manera que
él realice su obra en ellos; por otra parte, también hay muchos que después de
haber oído la palabra, la tratan con indiferencia o no la obedecen. (FC-Ep. XI
12, p. 533)
28. Recordándonos de Jonás que no quería que Dios
perdonara a los arrepentidos de Nínive, el profesor Wendland nos hace esta
pregunta en su libro: “La muerte de Jesús en la cruz y su gloriosa resurrección
fueron logradas para la salvación de toda la gente. ¿Esto nos irrita? ¿Estamos
renuentes nosotros también a predicar a ellos el arrepentimiento?” (ILCW OT-B
p. 81) Por supuesto, todas las iglesias miembros de la CELC replicarán a esta
pregunta, “No estamos enojados por esto. Jesús ha expiado los pecados de toda
la humanidad. Junto con Dios y los ángeles nos regocijamos en la salvación del
pecador.”
29 Juntos confesamos que “Jesucristo, el
Dios-hombre, fue enviado por el Padre para humillarse para la redención de la
humanidad y que fue exaltado como evidencia de que había logrado su misión.
Jesús vino para cumplir perfectamente la ley, (Mat. 5:17), de modo que por su
perfecta obediencia todos los hombres deberían ser contados justos (Rom. 5:19).
Vino para llevar la iniquidad de todos nosotros (Is. 53:6), rescatándonos por
medio de su sacrificio por el pecado en el altar de la cruz (Mat. 20:28).”
Juntos confesamos: “El es el sustituto por el hombre designado por Dios en todo
esto: su justicia es aceptada por el Padre como nuestra justicia; su muerte por
el pecado, como nuestra muerte por el pecado.” Juntos confesamos que
“la resurrección de Jesús da plena garantía de que Dios ha aceptado esta
expiación en nuestro beneficio (Rom. 4:25) (Ernst H. Wendland, Missiological
Perspectives, p. 78)
30. Así juntos “creemos, enseñamos y confesamos que
el Dios-salvador reconcilió consigo al mundo, que Dios declaró su veredicto de
justicia a todos los pecadores. Sobre esta verdad objetiva edificamos nuestro
mensaje. Proclamamos un evangelio sin condiciones, diciendo con Pablo: ‘Somos
embajadores de Cristo, como si Dios rogara, por medio de nosotros. Al que no
conoció pecado, por nosotros Dios le hizo pecado, para que nosotros fuéramos
hechos justicia de Dios en él.’” (E. H. Wendland, MP, p. 94)
Referencias
Balge, Richard D. The People’s Bible, Acts.
Milwaukee: Northwestern Publishing House, 1988
Franzmann, W. H. Bible History Commentary,
New Testament, Vol. 1 and 2. Milwaukee: WELS Board for Parish
Education, 1989.
Franzmann, W. H. Bible History Commentary,
Old Testament, Milwaukee: WELS Board for Parish Education, 1980
Luther, Martin. Commentary on Romans.
Translator, J. Theodore Mueller. Michigan: Kregel Publications, 1992
Meléndez, Andrés A. Libro de Concordia,
San Luis, Missouri: Editorial Concordia, 1989
Mueller, John T. Doctrina Cristiana. San
Luis, Missouri: Editorial Concordia, 1973. (Traducción de Christian Dogmatics,
Concordia, 1955)
Pieper, August. Isaiah II. Translator,
Erwin E. Kowalke, Milwaukee: Northwestern Publishing House, 1979
Prange, Victor H. The People’s Bible, Luke. Milwaukee:
NPH, 1988
Wendland, E. H. Sermon Studies on the
Epistles, (ILCW), Series A, Milwaukee: Northwestern Publishing House, 1986
Wendland, E. H. Sermon Studies on the Old
Testament, (ILCW), Series B, , Milwaukee: Northwestern Publishing
House, 1984
Wendland, E.H. Missiological Perspectives
Wicke, Harold E. The People’s Bible, Mark. Milwaukee:
NPH, 1988
Revistas
Ekhoff, Erwin Lutheran Synod Quarterly, Vo.
35, No. 1, 1995.
Abreviaturas
Las
Confesiones del Libro de Concordia:
Ap.
- Apología de la Confesión de Augsburgo
FC
Ep - Epítome de la Fórmula de la Concordia
FC
SD - Declaración Sólida de la Fórmula de la Concordia
PB - The
Peoples Bible (La Biblia Popular)