LA INFORMACIÓN ES REVOLUCIÓN
La Información es Revolución - Por: Luis Britto García | Domingo,
04/08/2013 02:18 PM
1. En su
antiutopía Nosotros, Evgeny Zamiatin imagina un mundo de rascacielos con
paredes, techos y pisos de cristal, donde ningún acto pasa desapercibido para
los demás. En 1984, de George Orwell, ubicuas pantallas de televisión
inapagables nos espían. El utilitarista liberal Jeremy Bentham hizo construir
elPanoptikon, cárcel aterradora en la cual todas las celdas pueden ser
vigiladas por un solo guardia desde un punto de vista privilegiado. Somos
reclusos de esas pesadillas: ninguno de nuestros actos puede ser ya ocultado
ante observadores que nos escrutan detrás de espejos impenetrables. Saber es
poder. Los espías conocen todo de nuestras llamadas telefónicas, correos,
ingresos, gastos, hábitos de consumo, ideas, enfermedades, relaciones,
ubicación. Micrófonos ultrasensibles podrían captar el monólogo interior que
vocalizamos incluso cuando no hablamos, vale decir, nuestro pensamiento.
Analizadores del ritmo cardíaco, del lenguaje corporal y de la expresión
podrían acceder incluso a aquello de lo que no somos conscientes. Este flujo de
información es unilateral. Espiar es poder. La guerra contra el terrorismo nos
ha llevado al terror total.
2. Desde el siglo
XIX, todas las legislaciones garantizan la inviolabilidad de la
correspondencia. En la actualidad, gobiernos y empresas no sólo se atribuyen el
derecho de conocer el contenido de los mensajes que cursan o interceptan:
también el de utilizar, publicar y registrar los datos obtenidos. Facebook y
otras redes sociales pretenden tener la propiedad intelectual de cuanto circula
por ellas. Es como si los transportistas se declararan dueñas de toda la
mercancía que mueven. En su carrera por confiscar los medios de producción, el
capitalismo confisca la información.
3. ¿Para qué
se aplica este control? Un manejo tan total o totalitario de la información
permitiría erradicar el crimen organizado, el mercadeo de productos dañinos
para la salud, el tráfico de armas, la corrupción política, los delitos
bancarios, la evasión tributaria, el tráfico de personas, la explotación
laboral, el lavado de capitales, los paraísos fiscales, el monopolio de los
alimentos, los falsos pretextos para las guerras, tales como la imaginaria
construcción de armas de destrucción masiva. Si tales lacras persisten, es
porque el espionaje no las impide: las posibilita y asegura su impunidad. Por
eso las inhumanas persecuciones contra Assange, contra Snowden, contra todos
los que rompen aunque sea incidentalmente el monopolio del misterio. El
espionaje no viola el secreto: lo crea. Todos los que armaron sistemas de
espionaje terminaron siendo sus prisioneros. Tras el cristal impenetrable,
presidentes, financistas, sicarios son más espiados que nosotros por amos que
permanecen en la tiniebla.
4. El temor
de revelar miserias domésticas llevó a la burguesía a valorar la privacidad. El
miedo a la policía indujo a los revolucionarios a no revelar ni a palos sus
contactos. Hoy en día nada se recata. Todos aspiran al cuarto de hora de
celebridad que prometió Andy Warhol. El presidente Obama recomendó a los
jóvenes cautela con lo que colgaban en sus redes sociales. Pero ¿qué revela
este ubicuo fisgoneo? Abrir páginas web es acceder a vitrinas impúdicas donde
los usuarios exhiben desde pertenencias hasta perversiones. Una mirada crítica
revela que el retrato del usuario es fotoshop, que sus supuestas posesiones son
corta y pega, que su lista de amigos consta de centenares de personas que no lo
conocen. El narcisismo digital infla los archivos de los espías con terabytes
de propiedades y relaciones inexistentes. No estamos lejos del mundo ficticio
anunciado en The Matrix. Como sus víctimas, los espías informáticos
viven en un universo ilusorio.
5. En pasados
tiempos turbulentos debí entrar en la clandestinidad. Desde hoy, debe hacerlo
toda la humanidad. Ello requeriría prudencia elemental. Usar con limitación
extrema los medios de comunicación. Disfrazar lo que por ellos se comunica.
Saber que siempre podemos estar ante un espía, un micrófono o una cámara ¿O por
el contrario, debemos actuar con el total desenfado de quien nada tiene que
ocultar? Una encuesta demostró que 67% de los estadounidenses aprueban que
Snowden haya revelado información secreta del gobierno de Estados Unidos.
También confirma que esa mayoría no aprueba el secreto, ni el contenido de la
información. Son los espías y sus sicarios los inconstitucionales, los
ilegales, los antidemocráticos, los secretos. Su poder consiste en obligar a
ocultarnos. Que se escondan ellos.
6. Si conozco
las cartas de mis oponentes y ellos ignoran las mías puedo barrerlos. El acceso
privilegiado a la información es el principal medio de producción. Rotschild
multiplicó su fortuna con un sistema privado de correos que le permitió conocer
antes que todos en Inglaterra la derrota de Napoleón en Waterloo. Como el
capital y el poder, la información tiende a concentrarse en pocas manos. Si el
poder corrompe, la información absoluta corrompe absolutamente. Las empresas de
Estados Unidos ganaron sistemáticamente a las europeas en todas las
licitaciones conociendo de antemano sus cotizaciones gracias al sistema de
espionaje de Internet llamado Echelon. El espionaje exacerba la guerra de
clases entre una minoría de monopolistas del conocimiento y el inmenso
proletariado seudoinformado, la guerra entre imperios superinformados y países
subinformados. La concentración de información replica exactamente la de
capital ¿Llegará el momento en que las inmensas mayorías de desinformados
expropien a la ínfima minoría de informados? El acceso a la información es
revolucionario.