MANOS PRIMITIVAS DE EE.UU. EN EGIPTO
Por: Ubaldo Tejada Guerrero – Analista
Global Jesusenaccion46@gmail.com
“Levantaré
egipcios contra egipcios, y cada uno peleará contra su hermano, cada uno contra
su prójimo, ciudad contra ciudad, y reino contra reino” (Isaías 19:2).
La
mayoría de los países musulmanes intentar librarse de la dominación occidental
y del imperialismo. Las masas árabes, en particular, quieren “la liberación de
la ocupación extranjera y las libertades de expresión, opinión y movimiento”,
según indicaba el informe del Programa de Desarrollo de Naciones Unidas (PDNU).
Ante la escalada de la violencia en Egipto, el presidente Barack Obama condenó
en duros términos la situación y anunció la cancelación de unos ejercicios
militares conjuntos, en el marco de una "revisión" de la relación con
las autoridades interinas egipcias. Sin embargo, Obama no llegó a anunciar la
suspensión de la importante ayuda militar aportada a Egipto En la raíz de los
hacedores del golpe, está la presencia de la mano del Pentágono, cuando uno de
sus más destacados alumnos, el general Abdel-Fattah al-Sisi, encabezó la
asonada que derrocó al presidente electo Mohamed Mursi, abriendo las puertas al
peligro de una guerra fratricida con manto de enfrentamiento religioso, que
viene desde las torres gemelas.
La
suspensión de las maniobras tiene un valor puramente simbólico, visto el alcance
de la cooperación militar: desde 1979 "Egipto es el mayor beneficiario,
luego de Israel, de la ayuda bilateral estadounidense", y hasta ahora ha
recibido unos 68.000 millones de dólares, según el Servicio de Investigación
del Congreso (CRS). Es decir no se trata de una guerra entre musulmanes y
cristianos, sino de intereses económicos-militares y estratégicos de los EE.UU.
Estados
Unidos provee anualmente a las Fuerzas Armadas Egipcias de asistencia militar
multimillonaria. En 2009 fue de 1, 300 millones de dólares y en 2013 la suma
ascendió a 1, 390 millones de dólares. En el año 2011, cuando ocurrían las
protestas populares que culminaron con el régimen de Mubarak, y se daban
también las reuniones bis a bis egipto-estadounidenses.
En
los EEUU, Bush es apoyado por unos 50 millones de fundamentalistas cristianos
de derechas, quienes dieron fuerza a su maquinaria de guerra y su programa
derechista. Los veinte millones de votantes fundamentalistas ayudaron a Bush a
volver a su cargo el pasado 2 de noviembre de 2004, y mantuvieron una mayoría
republicana en el Congreso. El corazón de la estrategia es mantener a Egipto en
paz con Israel y a hacer de El Cairo un eje de la política árabe de Washington,
garantizando al mismo tiempo el derecho de pasaje para sus buques por el
estratégico canal de Suez, esta ayuda es esencialmente militar y equivale a
1.300 millones de dólares anuales.
El
golpe entre Abdel-Fattah al-Sisi y el Pentágono, fue preparado en Carlisle, un
pequeño e histórico pueblo del estado de Pennsylvania, donde está ubicado el
Colegio de Guerra del ejército de EE.UU. (US Army War College). Es una
inversión estratégica de EE.UU., de una construcción de «amistades» para
futuro, como lo reconocía el mayor general Tony Cucolo, comandante y profesor en
esa universidad militar, respecto al llamado programa de asociados que comenzó
en la década de los años 70 del pasado siglo.
Al
contrario de las enseñanzas cristianas presentadas por EEUU y líderes
occidentales como “valores compartidos”-, las fuerzas de EEUU y sus aliados han
matado a cientos de miles de iraquíes cristianos y musulmanes. Basándonos en la
cifra mas bien conservadora de 100.000 iraquíes asesinados entre marzo de 2003
y octubre de 2004, proporcionada por la revista médica inglesa The Lancet
(Lancet, 364:857), si añadimos las atrocidades de Faluya, Ramadi, Qaim,
Tall’Afar, Hillah o Bagdad y los baños de sangre diarios instigados por EEUU y
sus colaboradores, el número de iraquíes muertos desde marzo de 2003 podría
rondar los 200.000 o incluso superarlo. La mayoría de las víctimas eran niños y
mujeres inocentes. ¿Quién odia a quien? La página web Global Post filtró la
lista de las compañías estadounidenses que más se benefician dentro del
programa gubernamental de EE.UU. de la ayuda militar a Egipto, haciendo
referencia a los datos del Instituto de Estudios Sureños (Carolina del Norte).
El mayor beneficiario, según el sitio web, es el gigante de la industria
aeroespacial estadounidense Lockheed Martin. El montante de sus contratos con
Egipto entre 2009 y 2011 fue de 259 millones de dólares, derivados entre otros
de la venta de 20 cazas monomotor F-16 y sistemas sensores de visión nocturna
para los helicópteros de ataque Apache. En el segundo lugar está DRS
Technologies, Inc., un contratista de defensa estadounidense con sede en
Arlington (Virginia) adquirido en 2008 por la empresa italiana Finmeccanica. El
importe de sus acuerdos en 2010 con las Fuerzas Armadas egipcias por la venta
de un hardware de vigilancia y vehículos militares de diferentes tipos es de
unos 66 millones de dólares.
Conocidos
son los estrechos vínculos entre militares estadounidenses y egipcios, ataduras
que tienen su origen en el largo lapso presidencial de Hosni Mubarak, quien
solo fue defenestrado cuando perjudicaba más que beneficiaba la imagen
estadounidense, y por tanto sus intereses.
Hoy
el ejército egipcio está haciendo con los Hermanos Musulmanes lo que le han
enseñado por décadas: mantener el poder de El Cairo lejos de las manos de los
islamistas, donde el 40 por ciento de la economía egipcia» está controlada por
los militares.
"El
pronóstico es banal", dice el sociólogo y analista político ruso Guerman
Yanushevski. "Habrá una guerra civil, la introducción de los
'pacificadores' norteamericanos por una decisión de la ONU y la llegada al
poder en Egipto de un presidente 'estadounidense'. Pero los islamistas no se
calmarán. Hay solo dos opciones para ellos: estar en el poder sirviendo a
EE.UU. o 'colocar minas y detonarlas'. Este esquema ya ha tenido lugar en
Afganistán, Irak y, anteriormente, en decenas de otros países. Los
estadounidenses son tan primitivos que no pueden inventar nuevas formas de
actuar que sean más refinadas".
Lo
cierto es que los EEUU y sus aliados occidentales no están comprometidos con la
democracia y el imperio de la ley; actúan colectivamente para reforzar y
proteger sus propios intereses imperiales y sionistas, sin tener en cuenta los
derechos humanos y la democracia.