Queja frecuente “Eso no me lo han enseñado”
El Tiempo (Piura), La Industria
(Trujillo), Correo (Regionales) , 02 Jun
Veamos
qué tienen en común, por sus comentarios periodísticos, un grupo de
columnistas peruanos, independientemente de sus posiciones ideológicas o
políticas. Javier Valle Riestra ó Martha Híldebrandt al fijar sus posiciones
políticas; Mirko Lauer, Aldo Mariátegui, Juan Carlos Tafur, Fernando Vivas y
las Carlíncaturas al comentar ó escribir sus editoriales diarios o
caricaturas; Jorge Bruce, Mario Ghibellini, Federico Salazar, Roberto Lerner
en sus columnas semanales; Julio Cotler, César Hildebrandt, FOZ ó Gustavo
Rodríguez cuando son entrevistados o escriben sus análisis sociopolíticos;
etc.
¿Qué
tienen en común todos ellos, además de su inteligencia y excelente formación
profesional, que hace que sean atractivos para ser escuchados o leídos?
Pienso que es su capacidad de sorprendernos por la originalidad de
pensamiento, la seguridad y fuerza interna que tienen para decir lo que
piensan y el talento para comunicar de modo inteligible sus ideas; pero sobre
todo, su capacidad de “decir B cuando todos dicen A”.
¿Se
imaginan ustedes ser profesores de un salón de clases donde hubiera alumnos
como los mencionados?. El profesor convencional se volvería loco. Diría que
le ha tocado un salón de indisciplinados, trasgresores, rebeldes, malos
alumnos, que no contestan en los exámenes lo que el profesor les enseñó, que
todo el tiempo se quieren salir de lo establecido en el programa, y que por
lo tanto son merecedores de recetas de Ritalin, terapias psicológicas o hasta
una pasantía por Maranga. Esos alumnos en las pruebas estandarizadas sacarían
notas desaprobatorias por lo que tendrían que repetir de año varias veces
hasta ser aprobados por compasión ó expulsados por mayoría de edad.
El
reto del Perú es tener colegios cuya filosofía educativa promueva la
existencia de ese tipo de alumnos en las aulas, con profesores preparados
para respetarlos y acogerlos. La desgracia del Perú, es que usualmente tanto
los colegios públicos como los privados los marginan, desaprueban y excluyen,
salvo que se formateen hacia las formas estandarizadas de aprender y
comportarse. Con ello, desde pequeños, aniquilamos a las mentes más
brillantes.
A
la par de la búsqueda de la comodidad convencional de muchos profesores que
no saben cómo tratar a alumnos brillantes aunque “no convencionales”, también
tenemos alumnos convertidos en convencionales que rechazan a profesores
"no convencionales" que tratan de hacer pensar a sus alumnos y
explorar sus ideas originales y creativas. Al respecto recuerdo a Benjamin
Zander quien empieza su charla sobre música y pasión en TED-2008 contando un
relato popular: hay dos vendedores de zapatos que son enviados a una isla
para ver si se pueden vender zapatos, pero resulta que ninguno de sus
habitantes usa zapatos. Un vendedor reporta a su sede en Manchester diciendo
“situación inútil. Acá nadie usa zapatos”. El otro escribe: “Aquí hay una
magnífica oportunidad; todavía nadie usa zapatos”.
Zander
-que es músico- usa el relato para comentar las dos variantes que hay
respecto al incentivo a disfrutar de la música clásica. Unos dicen que esta
“está agonizando”. Otros dicen “aún está en sus pañales” y en vez de hacer
estadísticas de todas las orquestas y empresas discográficas que están
quebrando, se dedica a incentivar con nuevas estrategias el acercamiento a la
música clásica.
¿Qué
significa esto? Hay personas que tienen un fuerte apego al pensamiento
convencional, aprendido e instalado sólidamente en su mente desde su
infancia, de modo que no queda espacio para pensar diferente. En cambio hay
personas que siempre están en la búsqueda de nuevas fórmulas y variantes para
las opciones convencionales.
¿Cómo
se cultiva la capacidad de pensamiento no convencional en los niños? Sobre la
base de una elevada autoestima y seguridad en sí mismos, producir una
ejercitación intelectual y emocional que los estimule a enfrentar situaciones
nuevas y procurar ensayar fórmulas innovadoras para abordarlas sin apelar a
las ya conocidas.
Esto
por supuesto choca con una educación convencional basada en enseñar lo
conocido, que además otorga a los alumnos el derecho a quejarse y hasta
tachar a un profesor que se atreva a preguntar por cosas que no ha enseñado
(así los alumnos tengan todas las herramientas que necesitan para resolver el
problema planteado).
Quién
sabe sea hora de pensar en estimular al niño a que piense por sí mismo, sin
usar metodologías conductistas y deterministas, para así darle más alas para
volar.
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